viernes,19 agosto 2022
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Por una Educación y una Cultura libertarias, responsables, humanistas y científicas

Maestro Ciruela
¿Todavía alguien se cree el cuento chino de que se educa, enseña y aprende en un recinto cerrado con sólo un profesor que imparte su lección magistral a 30 o 40 alumnos, lección que ha aprendido y comprendido con sudor y lágrimas y pretende que sus amados discípulos aprendan y se amaestren mejor con miel […]
¿Todavía alguien se cree el cuento chino de que se educa, enseña y aprende en un recinto cerrado con sólo un profesor que imparte su lección magistral a 30 o 40 alumnos, lección que ha aprendido y comprendido con sudor y lágrimas y pretende que sus amados discípulos aprendan y se amaestren mejor con miel que con hiel?

No voy a decir nada nuevo que no se sepa y que no hayan ya inventado los griegos y romanos o anteriormente los sumerios y mesopotámicos y otras civilizaciones que estamos empezando a conocer. Simplemente con ver la televisión de cualquier género o temática o viendo en Antena 3 "The Simpsons" se puede comprobar la inutilidad de los pretenciosos sistemas educativos que se inventan psicólogos, sociólogos, pedagogos, filósofos.

Las microsociedades de colegiales y profesores, como se ha demostrado, son completamente inútiles para la sociedad, para el individuo, para la persona. Aristóteles, Sócrates y Platón comunicaban sus conocimientos al aire libre y sin ningún tipo de pizarra o pantalla y paredes y paseando de un sitio a otro o en plena plaza o ágora.

Las lecciones fundamentales de esta vida se aprenden en la calle y en los museos, investigando en común en los aparatosos centros comerciales de la actualidad, acudiendo a los mercadillos de barrio, yendo a la pollería y a la carnicería y pescadería y utilizando con fruición los medios que ofrece hoy internet en relación a

bibliotecas, centros de documentación, museos de todas clases, etcétera.

Es más, la televisión y los medios de "entretenimiento" tanto facturados por las "industrias culturales" de Estados Unidos, Europa, Japón o China deseducan y pretenden convertirnos en borregos y corderos que votan y callan durante cuatro años: si se vota, que eso ya es todo un logro.

No, señores maestros y profesores y catedráticos: derrumbemos las cuatro paredes de la escuela y las aulas, salgan ustedes con sus alumnos y discípulos a la calle, pregunten en los bares y restaurantes, acudiendo a los mercadillos de barrio, la carnicería, la pescadería, los prostíbulos, las casas de juego y apuestas.

¿Por qué seguir con el autoengaño del fracasado sistema educativo actual, aparcamiento vital provisional,  que produce ejecutivos bien trajeados y simpáticos y que son psicópatas que sólo piensan en el beneficio propio? ¿Por qué todo partido político o facción que alcanza el poder quiere adoctrinar a sus ciudadanos promulgando siempre su respectiva ley educativa y de cultura y ciencia?

Si quieren ustedes saber más sobre educación libertaria, humanista, responsable y científica acudan al pensador norteamericano Noam Chomsky.

LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE LA EUGENESIA

Si no me encuentro mal informado, formado y cultivado en relación al final de la II Guerra Mundial y la utilización de la denominada "bomba atómica" ideada gracias a las teorías y experiencias del pacifista y nunca bien poderado Einstein (E=MC2), tan simple y complejo como eso, que yo todavía no he logrado comprender y entender.

Este físico trabajaba en una oficina de patentes y tuvo  una vida bastante grisácea hasta que se reconoció parcialmente su teoría física de la relatividad coetánea según nos cuentan los documentales históricos de las televisiones con el totalitarismo del Partido

Nacional-Socialista alemán y sus ideas germinadas a partir del visionario filósofo y enfermo mental Nietzsche del superhombre y la superación de la filosofía de los esclavos, es decir, el cristianismo.

La superproductiva industria cultural de Hollywood junto a los visionarios futuristas, antiguos hippies reciclados en ejecutivos agresivos del Silicon Valley nos han hecho ponernos las gafas de ver al nazismo y la banalidad del mal como el MAL ABSOLUTO como algo exclusivamente alemán y de los años 30 y 40, cuando también en Estados Unidos se experimentaba con la eugenesia y la psicología y la sociología aplicada a los "mass media" y los militares conformaban la futura internet además de otros asuntos químicos y de nuevos armamentos muy arriesgados, y se ponía valor y precio a cada vida humana.

Como sociólogo o socióloco aficionado, según prefieran ustedes queridos y escasos lectores, las clases obreras y subalternas contra lo que creen los oficinistas de la denominada "creatividad empresarial"  en relación al denominado "EMPRENDIZAJE"  no pueden apenas crear su propio negocio o medio de subsistencia: sus escasos medios económicos se lo impiden, más ahora con los bancos "emparanoiados" con los presuntos morosos y saqueados por sus ejecutivos. El capitalismo popular ha muerto al tiempo que su inventora Margaret Thatcher.

¿Qué hacer entonces? (como diría el activista político comunista Lenin). Quedan las opciones de seguir formándose o emigrar y pagar el viaje y los primeros difíciles meses con los reducidos emolumentos de la venta de la pequeña casa en propiedad  desvalorada que lograron penosamente nuestros  padres pagar a base de ahorrar, cuando estaba bien visto el ahorro, en comida y alimentos, vestido, calzado,

transporte, etc.

¿Nos han engañado haciéndonos creer de que las clases obreras y subalternas de escaso patrimonio e ingresos al ver la televisión y obligarnos a desear superautomóviles, viajes a países que ni conocíamos dónde estaban en el mapa, el apartamento en la playa, la casa del pueblo, y las primeras letras de la hipoteca de las casas de los hijos ya creciditos además de sus respectivos autos puesto que toda novia que se precie casualmente necesita un buen conductor como nos hacen creer los anuncios de automóviles?

Como dicen todos los buenos banqueros que fuman puros carísimos hechos a base de manos esclavas y callosas en Cuba, lo importante son las cuentas, todo lo demás son cuentos y además los banqueros y demás intermediarios financieros son muy hábiles en contarnos mentiras en los contratos de depósitos, inversiones y tarjetas de débito y crédito con un seudo lenguaje contable económico empresarial al que últimamente han sumado los indeterminados términos informáticos y toda su jerga engañosa de organización y cálculo.

El problema fundamental es que cuando nos toca firmar la hipoteca, entre los 20 y 30 años, creemos que el mundo ante nosotros nos pertenece y somos capaces de pagar hasta los dudosos 80 años, en plena madurez o vejez.

Pido perdón a maestros, pedagogos, profesores y padres por inmiscuirme en sus competencias, pero no trato ni hablo de ningún libro ni de ninguna teoría aunque en la primera nota me referí al filósofo, pensador y lingüista norteamericano Noam Chomsky con quien evidentemente simpatizo.

Nada más pesado en los recuerdos de niñez de los años 60 y 70 que el frío, la lluvia, el barro y los charcos del camino a la escuela y también encontrarse las cuatro paredes del aula con un frío inclemente que hace visible el aliento y que impide poner atención en otra cosa nada más que en los temblores y rechinar de dientes. Hablo de los años infantiles de escolarización o como creo que lo llaman ahora Educación Infantil.

Insisto en la idea en la que llevo durante más de seis años en el programa semanal de una hora todos los martes de 1 a 2 de mediodía en la radio libre y comunitaria Radio Vallecas (107.5 FM http://www.radiovallekas.org) "Orden Alfabético, O. Decimal, Siete Notas, S. Colores" al difundir las colecciones y actividades de Museos, Bibliotecas, etc.

Lo importante además de gozar de la suerte de tener un maestro o maestra o profesor con vocación y motivado es salir del aula y visitar todas las instancias y pasajes del pueblo, de la ciudad, del país, del mundo.

Según creo que recomiendan los clásicos de la literatura universal el mero hecho de viajar ya es instructivo: ver paisajes, costumbres, preguntar a los que saben de su oficio, visitar una carnicería, pescadería, frutería; investigar en los grandes centros comerciales

por qué venden lo que venden; ver a la gente pasar y comprar. Poner en relación los programas  y la publicidad que dan por la televisión con lo que la gente compra para su vida cotidiana.

Por el contrario, un aula y sus cuatro paredes y un pupitre, arrastrar en la mochila los libros cada vez peores y más pesados que venden interesadamente por motivos ideológicos las grandes editoriales, es una experiencia deprimente y desmotivadora.

De interés

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