jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioOpiniónEntrevistas"Se necesita un esfuerzo común para fomentar el espíritu emprendedor"
José Luis Curbelo

«Se necesita un esfuerzo común para fomentar el espíritu emprendedor»

ibercampus.info
La Universidad Antonio de Nebrija ha publicado recientemente un trabajo de divulgación que, bajo título de "El arte de Emprender", explica a los futuros emprendedores los pasos necesarios para poner en marcha su propia empresa. José Luis Curbelo, director de la Cátedra Nebrija-BBVA en Formación de Emprendedores, es el cerebro de este libro y explica a los lectores de ibercampus.es las claves para hacer realidad lo que en principio es sólo un sueño.

P.- ¿Cuáles son los principales aspectos que debe conocer una persona que quiera montar su propia empresa?

R.- Si nos referimos al tema formativo, está claro que cuanta mayor formación en dirección y administración de empresas tenga el emprendedor, mayor garantía de éxito tendrá su negocio. Sin embargo, muchos emprendedores no tienen este tipo de formación, y la suplen perfectamente rodeándose de expertos y asesores que le ayuden en cada uno de los aspectos necesarios, por lo que tampoco es una condición obligatoria.

Si nos centramos en temas o cualidades personales, las conocidas por todos: sana ambición, don de gentes, conocimiento del negocio que desea comenzar, capacidad de asumir riesgos, etc.

En este breve listado también habría que apuntar la necesidad de informarse previamente acerca de cuestiones tan importantes como: mercado al que se dirige, producto o servicio a ofertar, análisis de la competencia, es decir, aspectos que se resumen en el llamado plan de negocio (Business Plan en terminología anglosajona). Todo ello se puede encontrar perfectamente detallado en el manual El Arte de Emprender.

P.- ¿Por qué escasean los emprendedores en nuestro país?

R.- Varios pueden ser los motivos, muchos de ellos con raíces que se anclan en la historia de nuestro país y una cierta aversión al éxito individual, al dinero, y la innovación. De un modo más próximo al presente, quizás se deba a una cierta, aunque cada vez en vías de superación, ausencia de lo que podríamos llamar “cultura de riesgo”, en varios sentidos. Primero, los padres siguen buscando en los hijos una pretendida “seguridad” laboral, orientándolos, a veces inconscientemente a presentarse a oposiciones, o a conseguir puestos de trabajo más o menos estables por cuenta ajena, donde el “riesgo” es supuestamente menor. Muchas de las encuestas realizadas entre los jóvenes españoles sobre lo que quieren ser en el futuro, muestran elevados niveles de respuesta de “funcionarios”.

Por otro lado, tampoco tenemos una “cultura del fracaso” como existe en otras latitudes. El empresario que se equivoca, es visto con recelo por la sociedad, como un “fracasado”. Cuando lo que tiene, si persevera en su empeño de ser empresario son unas experiencias muy relevantes que van conformando una personalidad a prueba de altibajos o de los vaivenes del propio negocio o mercado. Esta virtud de la “tenacidad” puede estar ausente en el emprendedor de éxito inmediato. Por supuesto que es preferible que las empresas vayan bien desde el principio, pero el mercado, la competencia, muchas veces no nos lo permite y eso hay que aprender también a sobrellevarlo de la mejor forma posible.

P.- ¿Cree que son suficientes los esfuerzos que realizan las instituciones, como es el caso de las universidades para fomentar el espíritu emprendedor?

R.- Estos esfuerzos no pueden provenir exclusivamente de un agente social como es la Universidad, sino de una actuación conjunta con ayuntamientos, comunidades, entidades financieras, otras empresas, … En este sentido, creo muy importante que las instituciones públicas y privadas con intereses en el desarrollo empresarial colaboren con las universidades para formar, reciclar y asesorar de modo permanente a los empresarios. En nuestra opinión, cada vez se hace más en este terreno, pero el fomento del espíritu emprendedor comienza en la familia. Los hijos, allí aprenden la cultura y la actitud hacia la innovación y el riesgo, hacia la superación personal, y hacia la excelencia. También es cierto que en muchas ocasiones acaban haciendo más o menos lo mismo que han visto hacer a sus padres, o con pocas variaciones.

P.- ¿Hay más trabas en España que facilidades para crear una empresa?

R.- En España se ha avanzado mucho y es cada vez más fácil, y rápido, crear una empresa. Sin embargo, el problema es la continuidad de la misma. Ahí es donde hay más problemas, de índole financiero, formativo, de competencia, de errores en el proceso de desarrollo del plan de negocio y, en el sentido de la pregunta, una enorme cantidad de obligaciones –muchas veces convertidas en trabas- legales: normativa contable, normativa legal, normativa fiscal, sólo por citar algunas, muchas veces reiterativas, otras incongruentes entre sí, que lo único que hacen es que el empresario muchas veces tenga que dedicar más tiempo a cumplimentar estas obligaciones que al negocio en sí, muy grave sobre todo si hablamos de empresas pequeñas.

Está claro que es un equilibrio difícil sobre el que la reflexión debe ser colectiva, incluyendo claro está a las administraciones, las instituciones, las universidades, y las organizaciones de consumidores. No nos olvidemos que el interés de estos últimos, es esencial en las formas de regulación de la actividad empresarial.

P.- Una de las novedades que se plantean en el libro “El arte de emprender” es la incorporación de la Responsabilidad Social en el Plan de Empresa…

R.- Efectivamente, se incluye -por primera vez desde nuestra consideración- la Responsabilidad Social de la Empresa dentro del Plan de Empresas. Consideramos fundamental transmitir la importancia de incluir objetivos sociales desde el inicio, es decir, tener una idea de negocio, un plan estratégico, un producto, etc., con niveles de responsabilidad social adecuados. La empresa se inserta en una sociedad con la que tiene que establecer sinergias mutuamente enriquecedoras. En el manual se explica que la idea de la Responsabilidad Social como “gasto”, es errónea y no es aplicable en nuestros días. Actuar con criterios de Responsabilidad Social puede ser incluso una oportunidad de negocio o una forma de mejorar la imagen de la empresa en el exterior. Las autoras del capítulo nos dan una serie de recomendaciones al respecto.

P.- ¿Qué le diría a un joven que desea llevar a la práctica su idea de negocio pero no sabe cómo hacerlo o aun sabiéndolo no acaba de decidirse?

R.- Que se informe. Que se apunte a alguno de los sencillos cursos que se realizan para crear un Plan de Negocio. Que invierta tiempo y recursos en su desarrollo. Que acentúe el espíritu crítico para dar respuestas y soluciones a dudas que él o ella misma puedan tener, o que otros puedan percibir en el proyecto empresarial. Es importante resaltar que el Plan de Negocio es la piedra angular sobre la que se construye en el presente el futuro de la empresa. También es el instrumento que puede evitarnos un fracaso, indicándonos los puntos débiles de la idea de empresa, aquellas áreas de mejora que son estratégicas, o los elementos que necesitan ser revisados para el éxito del negocio. También nos puede indicar que no es factible la puesta en marcha del negocio. Finalmente, es importante que el futuro empresario vaya construyendo alrededor del mismo Plan de Negocio, argumentos de “persuasión” para que se sumen al carro de su iniciativa terceras personas, incluidos eventuales inversores y financiadores.

Pero no sólo eso, que acuda a conferencias a escuchar experiencias de otros emprendedores, que conozca las ayudas y facilidades que organismos públicos y privados tienen. En definitiva, que si tiene inquietud, la alimente y le de empuje de la mejor forma posible.

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad