jueves,18 agosto 2022
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Futuro, predicción y cisnes negros

¿Se puede predecir lo inesperado en economía?

Futurolandia
Hace un año inauguraba mis post con una invitación, Sólo para hambrientos de futuro, a que realizáramos juntos una gimnasia mental permanente que fortaleciera nuestras capacidades para vislumbrar lo que pueda suceder en los próximos días, meses o años. Pero ya se sabe que mirar al futuro exige, simultáneamente, conocer e interpretar el pasado. Es la doble cara con que se representaba a la deidad romana Jano.

Me declaraba partidario de las predicciones económicas, sociales y tecnológicas, entendidas como apuestas de futuro que nos ayudan a posicionarnos y actuar, con todos los riesgos de equivocarnos y tener que recomponer posiciones e ideas en un mundo en continuo y acelerado cambio.

Pero advertía que si te gusta la aventura de internarte por los senderos desconocidos del futuro, te aconsejaba que tuvieras presente tres requisitos imprescindibles  para no perderte. Primero: el futuro cambia permanentemente y, por tanto, exige tu adaptación continua. Segundo: el futuro es una intrincada selva en que todos sus componentes interactúan entre sí. Tercero: no hay futuro sin presente y que no hunda sus raíces en el pasado.

Por que un habitante de un mundo futuro tiene que convivir con las encuestas electorales que fallan, los hombres y mujeres del tiempo que equivocan sus pronósticos, con los economistas que revisan sus predicciones de crecimiento o paro, con los gurús de las redes sociales que confunden sus diagnósticos,…Pero la alternativa es quedarse en la aparente seguridad de seguir viviendo en un supuesto mundo sin cambio. Suponer que el mañana se regirá por las mismas reglas que el ayer y que lo mejor es esperar para saber lo que tenemos que hacer.

Sin entrar en disquisiciones metodológicas más profundas advertía unas semanas después en Predicción: cisnes negros y efecto mariposa que el camino hacia el futuro tiene senderos múltiples. Hay tendencias predominantes, pero también riesgos variados, con distinta probabilidad de ocurrencia y una incidencia diversa. Si el riesgo es acusado y el impacto alto, el predictor debe incorporarlo. Si el riesgo es reducido y su efecto pequeño, puede ser casi olvidado ¿Pero qué hacer con los <cisnes negros>, desafíos poco probables pero de fuerte impacto?

La discusión va más allá de la predicción y tiene sus antecedentes en los linderos de la filosofía, la dinámica de sistemas y el falsacionismo metodológico. Una teoría no puede ser aceptada como de validez general por el hecho de que se cumpla en diversas experiencias; siempre puede aparecer un extraño <cisne negro> ,hasta ahora no avistado,  que incumpla la ley propuesta. Un fenómeno residual  y casi olvidado puede producir un caos en el sistema. La humanidad pudo vivir con la creencia errónea de que todos los cisnes eran blancos, hasta que en Autralia se descubren cisnes negros a finales del siglo XVII.

En predicción la experiencia nos demuestra que los cisnes negros han jugado un papel esencial en los cambios radicales de tendencia. Los choques del petróleo, la Guerra del Golfo, los atentados de las Torres Gemelas, la quiebra de instituciones financieras en la Gran Crisis,…, han sido los acontecimientos clave de los fuertes quiebros de las economías del mundo y de los errores de muchas predicciones. Su impacto ha sido aún más amplio que en épocas anteriores por el refuerzo del <efecto mariposa>. El aleteo de las alas de una mariposa se puede, cada día más, sentir al otro lado del mundo. Lo que sucede en Irak, Siria, China o EEUU, afecta crecientemente a la evolución de España.

Si un riesgo está escondido hasta que estalla repentinamente por un acto fortuito (p.ej. terrorismo) o una decisión política (un conflicto bélico), puede pensarse que estamos condenados a equivocarnos en los momentos más cruciales de la predicción. Eso es tan cierto como que el futuro no está escrito. Pero caben algunas actuaciones para paliar estas deficiencias de partida. La primera es tener en cuenta que existen pistas de un posible <cisne negro> antes de que se produzca el estallido. La salida de Grecia del euro es muy poco probable, pero podríamos ir valorando su posible impacto. Como también una situación de guerra fría con Rusia, la victoria del Estado Islámico o una eventual guerra cibernética. La imaginación sobre el futuro también ayuda a tomar decisiones (con todo su riesgo) aunque las predicciones sean más cualitativas que medidas en tasas o millones de euros.

Con riesgos de cisnes y efectos mariposa, pensar en cómo puede ser el futuro que nos espera sigue siendo una necesidad a cubrir. Eso sí, con la cautela imprescindible ante lo desconocido y la exigencia de buscar la información actualizada más relevante y revisar permanentemente nuestras apuestas de futuro.

Unos meses después, en mi post La bola de cristal y el arte de predecir trataba de compatibilizar enfoque científico y praxis en la toma de decisiones.La predicción económica forma parte del conocimiento científico. Modelos econométricos, series temporales, dinámica de sistemas, simulación, teoría de juegos, análisis de impactos, gestión de riesgos,…son campos del saber complejos y rigurosos que tienen tras de sí una amplia tarea de investigación de economistas, estadísticos, matemáticos y especialistas en múltiples campos de las ciencias sociales o incluso de la ingeniería.

Algunos especialistas o usuarios de la predicción caen en la tentación de darles un rango similar al de otros campos científicos en que las leyes que rigen su futuro son relativamente estables y conocidas. Pero en las ciencias sociales, en general, y en economía, en particular, el futuro no sigue reglas estrictas, no reproduce normas de pasado, la información es limitada, influyen expectativas y cambios de opinión de quienes marcan la evolución con sus decisiones de inversión, consumo, endeudamiento o empleo.

Por ello, una predicción económica debe tener una base científica,  pero depende de múltiples hipótesis sobre el entorno que lo condiciona y sobre la dinámica de las estructuras que permiten pasar de datos del pasado a su proyección futura. En ese sentido se puede hablar del    "arte de la predicción" , como también puede aplicarse, por ejemplo, a la medicina, en que el conocimiento científico no permite realizar predicciones únicas e infalibles.

Para mí ( y otros muchos economistas) no es vergonzante admitir que las predicciones tienen una parte de  apuesta subjetiva, de valoración personal, junto a un componente científico que le proporciona la solidez y credibilidad necesaria para constituir una actividad útil.

Más radicales que esta posición de praxis posibilista es la de algunas corrientes metodológicas que parecen situarse en los extremos de predicción económica similar a la de las ciencias de la naturaleza o negación intrínseca de su posibilidad en las ciencias sociales en general. Adelanto que, en mi opinión, hay que tratar por separado la predicción como apoyo a la toma de decisiones de futuro y como herramienta de contrastar la validez de leyes económicas. Algunas posiciones aparentemente extremas pueden ser más conciliables si se marca con claridad el contexto de referencia. Personalmente creo en la predicción  como una actividad útil de apoyo en la gestión de temas económicos y empresariales. Pero, sin negar su aportación al positivismo metodológico, dudo sobre su papel decisivo en la creación y contraste empírico de las leyes económicas. Pero explicar algo más esta posición exige, al menos, un nuevo post.

Antonio Pulido twitter.com/PsrA 

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