jueves,18 agosto 2022
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El Gobierno desafía el riesgo de protestas de The Economist

Segunda congelación anual del salario mínimo y cuarta del índice de las becas y ayudas públicas

Redacción
El Gobierno congeló este viernes por segunda vez el salario mínimo y por cuarto año consecutivo el índice para la concesión de ayudas, becas y subvenciones (Imprem). Pese a que tenía previsto desde que aprobó los Presupuestos del 2014 subir el primero un 0,6%, sigue así los consejos del FMI y The Economist. También acordó revalorizar las pensiones un 0,5% para el 2014, año en que el objetivo europeo de inflación es del 2%.

Esta revista acaba de valorar positivamente la subida del salario mínimo prevista por Obama para los EEUU, meses después de recomendar bajarlo en España, pese a que su indicador de protestas sociales para el 2014 sitúa a nuestro país entre los de alto riesgo.

El indicador de predicción de protestas sociales para el 2014 tiene especialmente en cuenta las condiciones socio-económicas, y sitúa a España y Portugal entre los países de alto riesgo del mundo, al mismo nivel que algunos del norte de África como Argelia, Túnez y Marruecos, u otros iberoamericanos como México y Guatemala, situados entre los principales que ya las han encabezado en el 2013. Entre los 150 países considerados, sólo tienen mayor riesgo que el grupo de alto riesgo  de España  una veintena que van desde Argentina a Zimbawe, pasando por Brasil.

Al contrario, entre los tres grupos de países de menores riesgos figuran la mayoría de los que tienen salarios mínimos más altos. Se trata de seis de muy bajo riesgo (Austria, Dinamarca, Japón, Luxemburgo, Noruega y Suiza), 25 de bajo riesgo (entre ellos Austria, Canadá, Chile y los propios Estados Unidos) y 54 de medio riesgo,  que van desde Angola a Zambia pasando por Francia e Italia. España aparece entre los 50 siguientes del cuarto grupo, tras el cual se sitúa el quinto grupo , el de muy alto riesgo

Pero The Economist recomienda o no subir o no el salario mínimo según los países. "No hay consenso entre los economistas acerca de la medida en que el salario mínimo mata empleos", decía hace dos semanas The Economist al ver bien que Obama eleve el salario mínimo federal de 7,25 a 10,10 dólares la hora. Para avalarlo, decía que la investigación reciente sugiere que son beneficios los pequeños aumentos, aunque no son perjudiciales las tasas relativamente bajas en la relación entre el salario mínimo y el medio. Esta proporción alcanza en los EEUU sólo el 38%, porque su actual salario mínimo federal es superado por cinco países desarrollados menos potentes: casi el doble en Luxemburgo, Australia y Francia , mientras que los mínimos de Gran Bretaña y Canadá están cerca del objetivo de Obama. Añadía que esas subidas del salario mínimo no sólo elevan el poder adquisitivo de los trabajadores, sino también hacen que sean más leales y así reducen los costes de las nuevas contrataciones. Así parecen haberlo entendido los 21 estados norteamericanos que se han anticipado al presidente federal y han decidido elevar sus mínimos desde el 1 de enero.

En cambio, en mayo pasado la misma revista aconsejaba al Gobierno de Tajoy rebajar el salario mínimo en algunas regiones, apostar por los llamados «mini-jobs», impulsar el trabajo a tiempo parcial, continuar con las reformas en el Estado del bienestar y reducir el gasto en pensiones. Según «The Economist», a pesar de que la sociedad española «está cansada de tantas reformas», es «necesario» que el Ejecutivo tome nuevas medidas como éstas ya que, de lo contrario, "el espantoso nivel de desempleo seguirá igual». La revista insistía en que «el dolor español va a continuar», a pesar de las «prometedoras reformas», a no ser que «surjan nuevas posibilidades de crecimiento». «La oscuridad en España es casi palpable», decía al comienzo del artículo, para añadir que el país continúa en una «profunda recesión» y que sus cifras económicas son «siniestras », si bien «entre la penumbra se pueden ver algunos destellos de esperanza», como la reducción del déficit y el plazo adicional de dos años en la senda comprometida con Bruselas; o el hecho de que el plan de reformas del Ejecutivo «empieza a dar resultados».También consideraba signos de recuperación la caída de los costes laborales, las facilidades para despedir trabajadores (que «permite a la industria estar lista para volver a contratar»), o la mejora de la balanza comercial.

Tras esas recomendaciones, secundadas luego por el FMI, Gobierno y Ministerio de Trabajo pensaban al elaborar los Presupuestos del 2014 subir el salario mínimo un 0,6%, en línea con las subidas salariales recogidas en el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva firmado por la patronal y los sindicatos en enero de 2012. Por ese motivo, el salario mínimo interprofesional ya subió este año un 0,6%, hasta los 645,30 euros/mes, después de que estuviese congelado durante 2012 y tras subir el 39% durante la etapa de Rodríguez Zapatero, al pasar desde los 460,5 euros del 2004 a los 641,4 euros/mes actuales.

 Por tanto, en la etapa de Zapatero el salario mínimo subió 172,8 euros. Pero entre tanto solo subió en 72 euros el mecanismo creado por el decreto ley 3/2004 para intentar racionalizar la regulación del salario mínimo  mediante el llamado indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM), utilizado desde entonces en la concesión de ayudas, becas y subvenciones (Imprem). Este el próximo año será congelado por tercer año consecutivo en los 532,51 euros fijados para el 2011 a que había llegado tras los 460 iniciales.

El mantener el salario mínimo para el 2014 en el mismo nivel actual y el Imprem en los 532,51 euros donde lo dejó el Gobierno de Zapatero perjudicará a las becas y otras ayudas públicas, pero beneficiará a quienes tengan contratados empleados del hogar, ya que en virtud de la nueva Ley de Presupuestos del 2014 las bases de cotización a la Seruridad Social en el sistema especial para empleados de hogar evolucionarán lo mismo que el salario mínimo interprofesional

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