Como cada año por estas fechas llega la temida selectividad y con ella la recurrente frase de “a mi no me da tiempo a estudiar todo esto”. Pero que no cunda el pánico porque todavía estás a tiempo.
Antes de ponerte a estudiar se recomienda hacer una valoración de las asignaturas y del temario, priorizando unas sobre otras. Por ejemplo, es mejor empezar primero por las asignaturas prácticas y no dejar para el final los temas más difíciles. Además, hay que tener en cuenta los resultados obtenidos durante el curso para hacer prevalecer unas asignaturas sobre otras.
Es importante que te organices de modo que no te des el atracón el último día porque lo único que conseguirás en ponerte nervioso y mezclar las cosas. Lo ideal es que el día de antes del examen ya lo hayas repasado todo y puedas dedicarte a darle un vistazo general a todas las asignaturas.
"El Día D"
Olvídate de estudiar y de ir al examen cargado de apuntes y resúmenes. Duerme lo suficiente e intenta evadirte, por ejemplo, escuchando música. Es importante que estés lo más relajado posible.
No olvides tener preparada la documentación que necesitas para el examen y el material para realizarlo (lápices, bolis, calculadora….). Un olvido tonto te puede suponer un pequeño disgusto. Lo que sí debes dejar en casa son los nervios.
Ya en el examen, lee bien las preguntas, utiliza todo el tiempo y al finalizar dale un repaso a lo que has escrito, poniendo especial atención en
Contesta primero lo que te sepas mejor, pero sin enrollarte y siempre con letra clara. La presentación del examen también es importante.
Si te atascas en una pregunta, pasa a la siguiente para evitar el bloqueo. Pero si este llega, respira, relájate y confía en ti. Piensa que solo es un repaso de todo aquello que has machacado una y otra vez a lo largo del curso.