jueves,18 agosto 2022
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Si el I+D vendiera ante las urnas

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Empiezo a tener claro que el I+D+I (investigación, desarrollo e innovación) no vende mucho ante las urnas. Si lo hiciera, tal vez ya no sería un tópico desde el siglo XIX lo del tradicional atraso científico e investigador español; el proceso político democrático habría contribuido a resolverlo con más decisión en estos 30 años, y tendríamos otra prueba de que los cambios de cultura generan cambios de estructura económica, como nos enseñaba con su incansable ejemplo el entrañable maestro y colega Emilio Fontela, a quien hemos perdido con el verano y el primer lunes de octubre se oficiaba funeral en los Jerónimos. Pero el caso es que desde los años setenta avanzamos algo en términos relativos, aunque gobiernos y oposiciones de uno u otro signo marcan otras prioridades cuando llegan las elecciones.

Así ha sucedido también al de Zapatero, aunque haya sido el que más ha contribuido a ese avance, pues encontró el esfuerzo tecnológico en gastos de I+D del año 2003 en apenas el 1% del PIB y ha sentado las bases para que en el 2008 alcance el 1,5%. Además, nos lo ha contado tantas veces que alguna culturilla quedará. Pero en el 2008 entrarán en juego otras prioridades sociales y van a quedar casi en la mitad las tasas de incremento próximas al 30% de otros ejercicios: exactamente el I+D+I civil mereció un 27% el 2005, un 32% al año siguiente y un 33% el pasado. La consecuencia es que, aunque se ha duplicado el gasto total en esta legislatura, cumpliendo así con su programa electoral, se necesitaría un milagro como el de los panes y los peces para llegar al prometido 2% del PIB en el 2010, para cuando el objetivo de la Estrategia de Lisboa era situar la media europea en el 3% y superar a los EEUU como mayor economía mundial basada en el conocimiento.  

No obstante, el pasado curso académico término y este empezó con la misma cantinela de que el Gobierno da prioridad a la I+D, aunque enseguida llegó lo de la vivienda para jóvenes, entre intentos del PP de centrar el debate   en la estrategia contra la violencia de ETA y el sudoku autonómico, cuando no en que viene la crisis económica (como vienen declarando y escribiendo en los periódicos sus asesores desde el 2004), ahora a caballo de la crisis de liquidez y confianza generada por el impacto global de las hipotecas de alto riesgo de los EEUU. En su inicio, el presidente Zapatero presentó el nuevo plan en Vigo (donde anunció la entrada de España en la exploración del espacio), a la vuelta de las vacaciones lo aprobó el Consejo de Ministros, y ahora el proyecto de Presupuestos del Estado 2008 instrumentan las cifras para este año de legislatura, que empezará por elecciones tras haber celebrado en el primer jueves de octubre los 50 años de la carrera espacial por la conquista del cosmos abierta por el lanzamiento del Sputnik.

De hecho, la legislatura empezó con una Oficina Económica de Zapatero impulsado la modernización, pues su programa de reformas, que mereció aplausos de Bruselas, tenía muy clara la función capital de la tecnología; su literatura recordaba que Solow le atribuía más del 90% del crecimiento, y eso antes de que llegara el infolítico.

Esas reformas tenían un diseño teórico impecable, en el que conviene perseverar. La baja productividad era (y sigue siendo) el principal problema de la economía española. Al analizar los determinantes de la traba (capital físico, capital humano y productividad de los factores a través de la innovación, el avance tecnológico, el espíritu emprendedor, etc.), se observa que el problema radica, fundamentalmente, en el bajo crecimiento de la PTF. La clave era ocuparse de los factores de oferta (capital físico y humanos por entonces mucho más dependientes de la construcción que otros países, lo que realzaba el necesario énfasis en el progreso tecnológico,..), aunque sin olvidar los de demanda (política monetaria, gasto público, preferencia por el consumo) ni los externos (el altísimo déficit exterior).

 En el diseño influyó que el Consejo Europeo de primavera del 2005 acordó relanzar la Estrategia de Lisboa, al tiempo que renacionalizaba parte del impulso tecnológico, por lo que todos los países debían elaborar un Programa Nacional de Reformas

(PNR). El español se aprobó en octubre de 2005, con siete ejes que incidían sobre los factores los tres capitales citados (físico, humano y tecnológico), al tiempo que sobre los mercados de bienes y servicios y el de trabajo, así como sobre el entorno empresarial el entorno macroeconómico. Recuerden, si no se lo han contado cómo espera el Gobierno Zapatero converger en seis años con la media de renta por habitante de la UE y aumentar la tasa de ocupación hasta el 66%:

 

El Gobierno dijo entonces que todos los años crecería el esfuerzo tecnológico al menos un 25% hasta el final de la legislatura, a lo que se añadirían los 2.000 millones de euros del Fondo Tecnológico obtenido en la negociación de las Perspectivas Financieras 2007-2013 y que deberán ayudar a financiar "investigación y desarrollo por y para el beneficio de las empresas", asignándose bajo criterios de cohesión interregional (el 70% a regiones incluidas en el Objetivo Convergencia, el 5% a las regiones de phasing-out estadístico, el 10% a regiones del Objetivo "Competitividad Regional y Empleo" y el 15% restante a las regiones phasing-in. Pero tras el 33% de aumento del 2007, cuando se incorpora por primera vez ese Fondo, va a venir un obligado respiro presupuestario.

Aprovecharemos para familiarizarnos con todos los nombres de programas que han surgido en estos dos años, pues algunos intentan simplificar la cosa pero nominalmente se ha complicado. Para cumplir los objetivos de la Estrategia de I+D+I Ingenio 2005-2010 se pusieron en marcha tres grandes programas estratégicos.

Uno es el CENIT, con el que se han otorgado en 2006 los primeros proyectos en dos convocatorias para aumentar la colaboración público-privada (200 millones públicos y 230 privados); dentro de ese programa CENIT se puso en marcha en febrero de 2006 el Fondo Neotec Capital Riesgo, para aumentar la inversión en las primeras etapas de desarrollo de empresas de base tecnológica, dotado con 176 millones de euros, de los cuales 66 millones fueron aportados por empresas privadas y 50 millones por el Fondo Europeo de Inversiones que participa en su gestión. Previamente, el programa Torres-Quevedo, que apoya la integración de los investigadores en las empresas, aumentó en el 2005 las incorporaciones en un 60% y su presupuesto del 2006 un 110%.

Otro es el CONSOLIDER, para aumentar la masa crítica y la excelencia investigadora,   que movilizará 82 millones de euros en los próximos cinco años, financiando a más de 170 grupos y a un total de 1.180 investigadores excelentes. En 2007 se duplicará el número de nuevos proyectos concedidos. Dentro del mismo se han adjudicado los primeros 7 consorcios CIBER para la investigación en red en 7 áreas prioritarias de

las Ciencias de la Salud, con un total de 241 grupos de investigación seleccionados y un presupuesto en 2006 de 32 millones de euros. También se ha creado un Fondo Estratégico destinado a la mejora y ampliación de las Infraestructuras Científico-Tecnológicas, que ha desarrollado el mapa de las instalaciones científico-tecnológicas necesarias para los próximos 15 años. Igualmente, gracias al Programa I3, se han incorporado de forma estable cerca de 300 investigadores excelentes en Universidades y Organismos Públicos de Investigación.

Si los proyectos CENIT y CONSOLIDER han fomentado la cooperación interregional de empresas y centros de diferentes autonomías,   la tercer pata del INGENIO 2010 ha sido el Plan AVANZA, dirigido a converger con Europa en la Sociedad de la Información mediante la extensión del uso de las TIC a toda la sociedad y que sólo el primer año ha incrementado los presupuestos públicos un 120%, hasta los 1.198 millones de euros, de los cuales casi el 60% irá a empresas, un 22% a hogares, el 11% a administraciones y el resto a educación y contexto digital. Dicen que su programa del Préstamo Tecnológico, que ayuda a acceder a la Sociedad de la Información, ya repartió 325 millones en 2006 entre 27.000 empresas pequeñas y medianas. Ahora se intenta dar cobertura de banda ancha a todos los municipios de más de 250 habitantes, y se ha puesto en marcha el programa Sanidad en Línea, por el que se extenderá a todas las comunidades autónomas sistemas compatibles de Tarjeta Sanitaria, Receta Electrónica, Petición de Citas a través de Internet e Historia Clínica Electrónica. El próximo año se lanzará en toda España el DNI-electrónico y luego "Internet en el Aula", en colaboración con las CC.AA, permitiendo la conexión, el equipamiento y la formación en más 20.000 centros, incorporando la Sociedad de la Información al proceso educativo de cerca de 5 millones de alumnos. Igualmente, el Sistema de Aplicaciones y Redes para las Administraciones (SARA) agilizará el intercambio de información entre las administraciones.

La coordinación de los programas de INGENIO 2010 con las administraciones autonómicas se está realizando a través de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), aunque las autonomías   han emprendido otros proyectos de innovación complementarios. Y hace un año se lanzaron los Puntos de Información de I+D+i (PI+D+i), con el fin de ofrecer a las empresas una ventanilla única para la búsqueda de fuentes de apoyo a la I+D+i en los ámbitos autonómico, estatal y europeo, red que ya cuenta con mas de 118 puntos de atención presencial. Además, para captar mas fondos europeos, se ha lanzado un Plan de Activación del VII Programa Marco con el objetivo de alcanzar unos retornos del 8%, equivalente al peso económico de España en la Unión Europea. No ha faltado un Plan de Comunicación de la Ciencia y la Tecnología para, coincidiendo con el Año de la Ciencia y la Tecnología, divulgar los valores de la Ciencia y fomentar el espíritu innovador en la sociedad, en especial de los jóvenes.

Mientras quedaban para la siguiente legislatura las nuevas leyes   de Investigación Biomédica, Impulso a la Sociedad de la Información y de Administración Electrónica,  el Gobierno aprobaba días antes de empezar el curso el nuevo Plan Nacional de I+D. El nuevo Plan Nacional de I+D, el sexto desde que arrancó este instrumento del Estado en 1988, para sintonizarlo con los Programas Marco de la UE, también forma parte del programa Ingenio 2010 y, por tanto debería cerrar la brecha tecnológica con la media europea. Pero lo cierto es que consolida la desaceleración del esfuerzo tecnológico ya iniciada en el proyecto de Presupuestos del Estado para el 2008. Su previsión de financiación se limita a un crecimiento anual de los fondos del 16%, tanto para el Estado como para el conjunto de las comunidades. Esto significa que la convergencia tecnológica con Europa avanzaría menos en los próximos años, lo que resta fuerza a la aportación española para que la Unión Europea cumpla su Agenda de Lisboa, además de que viene a desinflar la seria y conveniente apuesta por la tecnología del citado plan de reformas estructurales. Valoración general que no empaña sus importantes cambios de orientación y gestión, sobre los que volveremos.

 

(*) Profesor Titular de Organización Económica Internacional en la UAM

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