Los estudiantes dispondrán, como hasta ahora, de seis convocatorias más una última excepcional. Si no se presentan al examen no les correrá convocatoria. Sin embargo, los universitarios deberán tener en cuenta que sólo pueden permanecer en la facultad dos años extra en el cálculo que hagan para completar todos los créditos. Esta nueva norma pretende evitar que los alumnos alarguen su estancia en las facultades.
La mayoría de las universidades españolas están introduciendo normas de permanencia similares. Las razones tienen que ver con las nuevas normas para implantar estudios en cada Universidad. La Aneca, el organismo del Ministerio de Educación encargado de aprobar los grados que proponen las facultades, debe renovar esas licencias cada seis años, por lo que hace un seguimiento de los estudios. Un alto porcentaje de repetidores -que tardan siete, ocho o más años en finalizar la carrera- es un borrón en el expediente del centro y puede poner en peligro la continuidad de ese grado.
Otro de los motivos para poner límites temporales a los estudios universitarios es el económico. En la actualidad, la Administración se ve obligada a sufragar los gastos de los jóvenes que apuran al máximo las convocatorias y prolongan su estancia en las universidades públicas. La obligación de acabar en seis años y de abonar cada curso las matrículas de todas las asignaturas pendientes puede contribuir a reducir el gasto.
El Ministerio de Educación ya anunció también a principios de año cambios en la legislación que rige el funcionamiento de las universidades con el objetivo de penalizar a los repetidores. Los responsables ministeriales detallaron que a partir del curso 2011-2012 los universitarios pagarán más por las segundas y sucesivas matrículas de cada asignatura.
Fuente: diariovasco.com