«Me gustaría pasar a la Historia como el presidente de la Universidad y a ello voy a dedicar todos mis esfuerzos». Este deseo puso el colofón a la conferencia que Rafael Simancas, candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, ofreció ayer en la Universidad de Alcalá. Examinado por los estudiantes, los profesores y el personal de administración y servicios (PAS) de la institución encabezada por el ex ministro socialista Virgilio Zapatero, el candidato socialista lanzó un órdago político en defensa de la universidad pública madrileña, a la que considera «el verdadero motor del desarrollo cultural, tecnológico, investigador…».
Lejos de quedarse en la promesa electoral, Simancas la concretó en «un pacto financiero, normativo, gestor… en el que participen todos los agentes sociales».
Además, desglosó en seis ejes el contenido de su oferta: «La creación de una ley marco de la Universidad madrileña que regule las competencias autonómicas»; el establecimiento de «un marco financiero estable y vinculado a la consecución de objetivos de calidad»; la ampliación de las becas en diez años desde el 14% del alumnado hasta el 40% que promedia Europa; una carta de derechos y deberes para los alumnos; la integración de la Universidad madrileña en el espacio europeo de la Educación y, finalmente, su implicación en el sistema productivo y en el tejido industrial «para que la masa intelectual se transfiera al desarrollo social». Como aval de estas ideas, Simancas presentó la comparación de la labor realizada por los gobiernos socialistas y populares en materia de Educación. A Alberto Ruiz-Gallardón le reprochó la caída del número de alumnos en un 5,3% entre 1999 y 2002 a pesar del 7% de crecimiento demográfico en Madrid. Asimismo, denunció el descenso de las partidas universitarias en el presupuesto regional desde el 15% al 10%.
