El dato curioso es que en los centros universitarios, la presencia de mujeres alcanza hasta un 60%, pero sólo un 11% de estas mujeres acaba asumiendo algún puesto directivo más adelante. El estudio que se presentó ayer en Barcelona cree que el indicador de esta escasa presencia se sitúa en los programas de dirección de empresas de las escuelas de negocio.
Las mujeres suman, aproximadamente, el 30% de los alumnos que se prepara para ocupar puestos directivos en las escuelas de negocio como IESE, Esade, La Salle, EADA, la UPF y el Instituto de la Empresa. Por lo tanto, las compañías no cuentan con un gran abanico de candidatas para cubrir un puesto, si lo comparamos con los varón que realizan esos mismos cursos.
Una de las causas que apunta el estudio es que la edad para realizar estos estudios, de 30 a 35 años, es incompatible en muchos casos con la maternidad. La disyuntiva es aplazar el proyecto de los hijos o bien el master, lo que “hipoteca las posibilidades de promoción futura”.
Adaptarse a la sociedad
Para potenciar la cantera de directivas, los presentes ayer en el debate plantearon fórmulas flexibles como masters semipresenciales, cursos más ajustados a las demandas, ofrecer un servicio de guardería en las escuelas y una mayor predisposición de las compañías a negociar el tiempo dedicado a la formación.
Las propias escuelas han puesto en marcha planes para captar a más alumnas, en España y en el extranjero, con las que conseguir una ocupación más alta de las aulas. EADA ha atraído a más suramericanas con becas de hasta 5.000 euros, pero tiene más dificultades en países árabes a pesar de sufragar el 100% del curso, según explicó Giulio Toscani, director del máster de la escuela. Para Nuria Chinchilla, profesora del IESE, hay que luchar contra lo que denominó “techo de cemento” en lugar del de cristal en relación con los ascensos de las mujeres al considerar muchas de ellas que “no vale la pena subir un nivel de responsabilidad porque prefieren conservar una vida más armónica”.
Fuente: Equipos y Talento