jueves,18 agosto 2022
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"Inferno" de Dan Brown

Solución imaginaria a problema real

José Ángel García Landa Vanity Fea
La superpoblación y el agotamiento de los recursos. Atención spoiler: no es ficción.

 Inferno, el último best-seller de Dan Brown, es un libro que gira en torno a temas de la Italia medieval y renacentista, y está sobre todo inspirado por las imágenes apocalípticas de una humanidad torturada en la Divina Comedia de Dante. En gran medida se lee como un trayecto turístico para norteamericanos en su crucero por Europa—norteamericanos aficionados a Dan Brown y a Florencia, que irán siguiendo paso a paso las andanzas de Robert Langdon, y fundiendo en uno su visita a la misteriosa y corrupta Europa, con su lectura del libro. Es lo que obviamente desea Brown, y se echa de ver inmediatamente en el estilo narrativo deliberadamente dumbed down. Que no se corta a la hora de proporcionar explicaciones y evitar presuposiciones.  Y multiplicar repeticiones aclaratorias.

El argumento tiene un interés, sin embargo, más allá de lo anecdótico. A nivel constructivo, es una intriga de búsqueda de pistas y de desenmascaramientos sucesivos. Se nos presenta una primera apariencia de intriga, pero pronto ésta se transforma.  Langdon descubre que la trama aparente en la primera parte del libro era un montaje, una construcción; que su aliada Sienna Brooks no era un encuentro casual sino la amante y socia de un científico loco y malvado, Bertrand Zobrist, quien planea desencadenar una pandemia mundial, mientras es perseguido por la OMS.

Y en un segundo giro argumental final, resulta que Zobrist (que se ha suicidado no se sabe muy bien por qué) no era un genio malvado, sino un genio benéfico, y su pandemia resulta ser una solución al grave problema de la superpoblación y del agotamiento de recursos. Es un curioso giro sorpresivo de las simpatías de la novela, que también nos enfrenta a la auténtica ideología sustentada por la narración—y a una posición distanciada del humanismo tradicional encarnado en la figura de Langdon.

Con sus métodos cuestionables, despiadados y expeditivos, Zobrist es a la vez un criminal, un genio de la ciencia… y un benefactor de la humanidad: su virus modifica el genoma de la población mundial para potenciar la esterilización de un tercio de la humanidad, con lo que se evitará el Apocalipsis poblacional previsto. Sobre la realidad de ese apocalipsis están de acuerdo tanto Zobrist como Brooks como la OMS, y Langdon se convence también en cuanto piensa dos veces sobre el problema.

Viene a ser la novela una aceptación de los métodos de un despotismo ilustrado quizá encarnado más vívidamente hoy en la política demográfica del comunismo chino—otra modalidad de "esterilización forzosa" de la población. Es sintomático que la novela promueva este tipo de identificación, y este análisis de la situación. Da la medida, quizá, de lo grave de la situación de la civilización global frente a un posible colapso ecológico, a juicio no sólo de Brown sino de muchos expertos.

El final de la novela nos presenta a Langdon reconciliado con Brooks, y a la OMS reconciliada con la eugenesia masiva inducida por el virus.  Una eugenesia igualitaria y aleatoria, y por tanto "aceptable" o políticamente correcta. No tan distinta de la política china de "un solo hijo", a su manera, la solución de Zobrist se ve como una contribución a la sostenibilidad planetaria. Tras el clímax de la novela, en el que parecía haberse desencadenado la mortandad universal a los compases del Inferno de Liszt, sigue la calma; y contempla Langdon, como Dante, una bonita noche estrellada, tras la visita imaginada, y evitada, al fondo del infierno.

 

La novela está pensada para dejar la sensación de placidez que queda después de resolver un problema; la estructura argumental podría resumirse como problema + solución. Claro que hay un pequeño problema con esa sensación, a saber, que el problema es real y la solución es imaginaria. O sea, que (contra la sensación inducida por la novela) lo que tenemos en realidad es el problema sin solucionar, no un peligro conjurado.

Ésta es una de las escenas donde se plantea la cuestión. Zobrist está intentando convencer a Elizabeth Sinskey, presidenta de la OMS, del peligro de la superpoblación, usando argumentos malthusianos:

—"Did you know that if you live another nineteen years, until the age of eighty, you will witness the population triple in your lifetime. One lifetime—a tripling. Think of the implications. As you know, your World Health Organization has again increased its forecasts, predicting there will be some nine billion people on earth before the midpoint of this century. Animal species are going extinct at a precipitously accelerated rate. The demand for dwindling natural resources is skyrocketing. Clean water is harder and harder to come by. By any biological gauge, our species has exceeded our sustainable numbers. And in the face of this disaster, the World Health Organization—the gatekeeper of the planet´s health—is investing in things like curing diabetes, filling blood banks, battling cancer." He paused, staring directly at her. "And so I brought you here to ask you directly why the hell the World Health Organization does not have the guts to deal with this issue head-on?" (…) "What the World Health Organization fails to recognize is that there is only one global health issue." He pointed again to the grim image on the screen—a sea of tangled, cloying humanity. "And this is it." He paused. "I realize you are a scientist and therefore perhaps not a student of the classics or the fine arts, so let me offer another image that may speak to you in a language you can better understand." (102-3)

Y le muestra un diagrama del crecimiento de la población mundial similar a éste:

Llevándolo un poco más lejos, al 2050: con una población prevista de 9.000 millones de habitantes.

En la realidad, hace dos años pasamos de los 7.000 millones. Querría contrastar datos fiables sobre perspectivas realistas del futuro de la población mundial y su sostenibilidad, pero el sitio web sobre población de las Naciones Unidas tiene los enlaces rotos. La Wikipedia no presenta un panorama alarmante, previendo una estabilización de la población mundial alrededor de los 9.000 millones de habitantes

Es una cuestión a la que se dedica sorprendentemente poca información y atención pública en nuestra cultura, habida cuenta de su carácter crucial. Y parte de la finalidad de la novela de Dan Brown era sin duda llamar la atención sobre el asunto—aunque lo haga de un modo tal que la solución imaginaria casi desactiva totalmente la preocupación sobre el problema.

Y sin embargo, Inferno presenta el peligro de manera elocuente, en boca de su "malvado" Zobrist— por cierto sin que nadie le contraargumente o refute de modo convincente:

 

"I have no doubt you understand that overpopulation is a health issue. But what I fear you don´t understand is that it will affect the very soul of man. Under the stress of overpopulation, those who have never considered stealing will become thieves to feed their families. Those who have never considered killing will kill to provide for their young. All of Dante´s deadly sins—greed, gluttony, treachery, murder, and the rest—will begin percolating . . . rising up to the surface of humanity, amplified by our evaporating comforts. We are facing a battle for the very soul of man." (Inferno 103)

Muchos se ocupan de refutar a Malthus una y otra vez. El mismo Dan Brown parece confiar (con su solución imaginaria) en que la ciencia encuentre una manera de poner límite al crecimiento de la población. Las proyecciones de población de la ONU hablan de una estabilización a nivel planetario por un descenso de la natalidad similar al que se ha dado en los países desarrollados.

Y sin embargo es más que dudoso que todo el planeta vaya a ser capaz de sostener una evolución demográfica occidental, o una civilización similar a la occidental, por falta de recursos suficientes, especialmente una vez se agudice la carencia de combustibles fósiles que ha hecho posible este crecimiento poblacional.

Es de temer que al descenso de la curva de los combustibles fósiles prevista por el diagrama de Hubbert siga un descenso proporcional de la población. En forma de qué catástrofe o conjunto de catástrofes, es difícil decirlo.

Algunos científicos como David Beddington alertan del peligro de una crisis global. Otros, más pesimistas, como Richard Duncan, predicen un improbable declive de la sociedad tecnológica y un retorno al primitivismo (la teoría de Olduvai). Pero en suma, mucha más atención se dedica en Occidente al fútbol, a los partidos políticos, o a las actricillas, que a estos procesos que van a estar en la base de grandes problemas, guerras, epidemias y desgracias masivas a nivel global. Vivimos en un negacionismo irresponsable, tanto cuando es inconsciente como cuando es deliberado. (También llama la atención Dan Brown sobre el negacionismo). Sigue así el pasaje anterior:

 

"I´m a biologist. I save lives . . . not souls."

"Well, I can assure you that saving lives will become increasingly difficult in the coming years. Overpopulation breeds far more than spiritual discontent. There is a passage in Machiavelli—"

"Yes," she interrupted, reciting her recollection of the famous quote. "´When every province of the world so teems with inhabitants that they can neither subsist where they are nor remove themselves elsewhere . . . the world will purge itself´." She stared up at him. "All of us at the WHO are familiar with that quotation."

"Good, then you know that Machiavelli went on to talk about plagues as the world´s natural way of self-purging."

"Yes, and as I mentioned in my talk, we are well aware of the direct correlation between population density and the likelihood of wide-scale epidemics, but we are constantly devising new detection and treatment methods. The WHO remains confident that we can prevent future pandemics."

"That is a pity."

Elizabeth stared in disbelief. "I beg your pardon?"

"Dr. Sinskey," the man said with a strange laugh, "you talk about controlling epidemics as if it´s a good thing." (104)

En la novela se nos hace creer (por mantener la tensión argumental) que Zobrist ha creado una plaga que va a matar a gran parte de la población mundial, cuando en realidad "sólo" la esteriliza. Es una solución que es aceptada al final como beneficiosa, en la ideología de la novela (a pesar de las frustraciones y angustias que podían imaginarse al quedar tantas personas incapacitadas para tener descendencia. Ya es un trauma para muchas parejas).

Es desde luego un interesante argumento de ciencia ficción, que trata un problema acuciante, tanto más interesante por lo ignorado. Se trata de una de esas cuestiones que se ignoran de puro evidentes que son. El crecimiento sostenido de la población es un hecho, y es insostenible. Esto cuesta a mucha gente entenderlo, aunque es matemática sencilla. Aquí lo explica en detalle Frederick Bartlett.

La solución no está en la novela—como no esté, de hecho, profetizada en la idea de un avance científico que permita la reducción mundial de la fertilidad de un modo inesperado, y en una imposición forzosa de esa reducción. Los anticonceptivos son hasta hoy la respuesta científica a la cuestión del control poblacional, y se basan en la ideología occidental de la elección individual y la autodeterminación; pero la novela anticipa una solución eugenésica impuesta.

La estabilización futura de la población mundial, por vía no traumática, es una hipótesis, o un desiderátum, no un hecho predecible. La dependencia de los combustibles fósiles para sostener la producción alimenticia y la población mundial también es un hecho, como lo es su agotamiento previsto. Frente a estos datos tan preocupantes, la consciencia de estas cuestiones por parte de la mayoría de la población mundial es mínima, prácticamente inexistente—similar a la que pueda tener un cerebro de gallina. Y la atención que presta a estas cuestiones la generalidad de la población tiende a cero.

Tenemos la receta para grandes desastres ecológicos y terribles conflictos por los recursos. Los vemos disfrazados de otras cosas: de expansión del islamismo radical, por ejemplo, de Primavera Árabe, de revueltas en Egipto. Es una crisis de recursos y de población, que rompe por el lado más débil siempre. Estas cosas no es que vayan a pasar: están pasando ya. Si no, pregunten a los de las pateras que se ahogan camino de España, o a los que saltan la valla de Melilla en pelotas. Desde su punto de vista, los nazis somos nosotros, los del otro lado.

Una cosa es que en el castillo europeo tengamos sistemas para mantener la crisis ecológica a raya, de momento, y otra cosa es que no estemos ya en esa crisis ecológica global. Así que bienvenida la novela de Dan Brown si le abre a alguien los ojos. Pero la solución al crecimiento exponencial de la población no será una solución imaginaria. Será real, y seguramente más desagradable de lo que aparece en la novela. Para muchos ya lo está siendo.

 

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