Durante su investigación, los académicos Bradley Ruffle, de la Ben-Gurion University, y Ze´ev Shtudiner, de el Ariel University Centre, enviaron solicitudes falsas a más de 2.500 puestos de trabajo en Israel. Todas las aplicaciones tenían los mismos méritos laborales, pero la mitad de ellas incluía fotos y la otra no.
Así pudieron comprobar que los hombres atractivos eran más propensos a ser llamados a una entrevista de trabajo; sin embargo, para ellas, ser guapas se convertía en una clara desventaja. Esto se debe a que el 93% de las personas encargadas de decidir a quién se entrevista en Israel son mujeres. "La vieja y tradicional envidia", concluyeron los académicos.