Promovido desde un lado, por la Universidad de Cádiz y el Ayuntamiento de Algeciras, y desde el otro, por la Universidad Abdelmalek Essadi de Tetuán, este proyecto arrancó gracias al apoyo del Grupo Santander, cuyo respaldo fue renovado recientemente a través de un convenio suscrito por Diego Sales, rector de Cádiz, y Emilio Botín, presidente de la citada entidad financiera.
En estos seis años de travesía entre ambos lados del Estrecho, los promotores de la iniciativa han logrado «vencer la reticencia incial, institucionalizando un pasillo académico entre el sur de España y el norte de Marruecos», por el que ya han transitado «más de 500 profesores y 1.500 estudiantes en un intercambio en absoluta igualdad de condiciones», explica Franciso Trujillo. Y es que, según aclara su director, «aquí no se trata de que nadie dé lecciones de nada a nadie, sino de que se favorezca la movilidad y la mezcla». La experiencia está demostrando que «somos muy parecidos y que la alta política no debería influir en nuestra relación como vecinos».
Titulaciones conjuntas
Tras una etapa inicial de rodaje en la que el Aula Universitaria del Estrecho rompió el hielo con la organización de foros y encuentros, actualmente impulsa dos programas estables, «clases de árabe dialectal marroquí en Algeciras y de español en Tánger y Tetuán, donde trabajamos en estrecha colaboración con el Instituto Cervantes», cuenta el director del Aula.
Además, oferta el título de experto en Marruecos Contemporáneo, «cuya demanda va en aumento curso tras curso», y un doctorado en Regulación de la Inmigración, «con más de 80 alumnos matriculados».
El Aula ha convertido a Cádiz «en la segunda universidad española, tras la de Granada, en número de programas de investigación con Marruecos». El reto, a partir de ahora, será «la consolidación de la formación de posgrado y la puesta en marcha de titulaciones conjuntas». En su contra juegan «los límites marcados por la ley de extranjería».