jueves,18 agosto 2022
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Suníes, chiíes y Estado Islámico se enseñan los dientes

Tres concepciones del islam amenazan con la guerra

Redacción
La amenaza yihadista que percibe occidente puede acrecentarse si las otras dos alternativas del islam no frenan la marcha hacia la guerra con la que han internacional iniciado 2016, al romper relaciones la mayoría. Arabia Saudí cancelará todos los lazos comerciales con Irán, según anunció el ministro saudí de Exteriores, mientras España rechaza y condena toda vulneración del principio de inviolabilidad de sedes diplomáticas y reitera su firme e inequívoca oposición a la pena de muerte.

El Gobierno de Arabia Saudí anunció ayer la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán, después de que en la madrugada del domingo cientos de manifestantes asaltaran e incendiaran la Embajada saudí en Teherán como protesta por la ejecución del clérigo disidente chií Nimr Baqr al Nimr. El ministro de Asuntos Exteriores saudí, Adel al Jubeir, anunció la ruptura de relaciones y dio 48 horas a los diplomáticos iraníes para abandonar el país. En una rueda de prensa, Al Jubeir afirmó que Riad no permitirá que Teherán socave la seguridad del reino saudí y subrayó que el país vecino es "una amenaza regional".

La decisión saudí agrava las críticas relaciones entre Riad, la potencia suní en la región de Oriente Próximo, y Riad, su rival chií. La tensión entre ambos países ha aumentado después de que el sábado Arabia Saudí ejecutara al clérigo chií Al Nimr junto a otros 46 reos acusados de terrorismo. El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, calificó ayer la ejecución de "grave error" y pidió a las organizaciones de derechos humanos que no olviden los "crímenes" de Arabia Saudí. "La mano vengativa de Dios apretará el cuello de los políticos saudíes", afirmó el ayatolá. Por su parte, las autoridades de Arabia Saudí acusan a Irán de estar alentando el terrorismo en la región.

Las protestas por la ejecución de Al Nimr se sucedieron en varios países árabes de mayoría chií, como Irak, Líbano y Bahrein. Los gobiernos suníes de Bahréin y Sudán rompieron el lunes relaciones diplomáticas con Irán, un día después de que lo hiciera Riad. Asimismo, Emiratos Árabes Unidos rebajó el nivel de su representación diplomática, que queda reducida a un encargado de negocios. Mientras, el ministro. de Exteriores saudí, Adel al Juebeir, anunció la interrupción de todas las relaciones comerciales con Irán. Una reacción que las autoridades iraníes consideraron una medida "apresurada".

Entretanto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, hizo un llamamiento a Irán y Arabia Saudí para que eviten cualquier medida que pueda exacerbar las tensiones entre los dos países y calificó como "deplorable" el ataque sufrido por la embajada saudí en Teherán. Precisamente, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó  en los "más duros términos" el ataque contra las instalaciones diplomáticas, y pidió a los dos países dar pasos para reducir sus tensiones. También la Casa Blanca pidió ayer contención a los gobiernos de Arabia Saudí e Irán. Arabia Saudí informó en la ONU de que, por lo menos desde su parte, las actuales tensiones con Irán no tendrán efectos en las negociaciones de paz para Siria, semanas antes de que comiencen consultas claves en este proceso.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también condenó las ejecuciones en Arabia Saudí y llamó a la calma a los líderes regionales para evitar un resurgimiento de las tensiones sectarias en el mundo musulmán. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, expresó su preocupación por el riesgo de una escalada de la violencia en Oriente Próximo. Y Sudán  también rompió relaciones, mientras Rusia se ha mostrado dispuesta a mediar entre Riad y Teherán.

EL MUNDO destaca este martes que "Riad arrastra a sus aliados". También ABC resalta que "Arabia Saudí moviliza a sus aliados en su enfrentamiento con Irán". Asimismo, EL PAÍS refleja que "tres aliados de Arabia Saudí secundan la ruptura con Irán y extienden la crisis regional". De igual modo, LA RAZÓN dice que "la crisis entre Arabia Saudí e Irán toma una dimensión regional". Por su parte, EL PERIÓDICOsubraya que "la escalada entre Arabia Saudí e Irán incendia todo Oriente Próximo".

Valoraciones del Gobierno y la prensa española

En un comunicado oficial emitido a primera hora de anoche, "España rechaza y condena toda vulneración del principio de inviolabilidad de sedes diplomáticas o consulares consagrado en el derecho internacional, al tiempo que hace un llamamiento a Arabia Saudí e Irán para superar la presente crisis por vía del diálogo. Por otra parte, España suscribe plenamente la Declaración de la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, del pasado día 2 de enero, y reitera su firme e inequívoca oposición de principio a la pena de muerte en todo lugar y circunstancia".

Las primeras valoraciones de la prensa impresa española se resumen así:

Alarmante tensión entre Arabia Saudí e Irán (EL MUNDO): La guerra latente entre dos grandes potencias del mundo musulmán, como Irán y Arabia Saudí, es la causa de buena parte de los conflictos que desangran hoy Oriente Próximo. Los dos países buscan un papel hegemónico y cada uno pretende exportar e imponer su modelo del islam. Esta tensión bilateral es alarmante para todo el mundo. Riad teme perder parte de su influencia y que el nuevo protagonismo iraní en el concierto internacional le haga perder el paraguas protector que siempre le ha dado Washington. En ese contexto hay que hacer también la lectura de lo ocurrido este fin de semana. La ejecución del clérigo chií no deja de ser una trampa de los saudíes a su mayor enemigo. Porque la furibunda reacción iraní es la mejor demostración ante el mundo de que sigue sin ser un actor político fiable.

Teherán y Riad se enseñan los dientes (ABC):La confrontación entre Irán y Arabia Saudí, entre chiíes y suníes, no es un asunto nuevo. La novedad estriba en que en lugar de llevar a cabo este enfrentamiento a través de facciones interpuestas -como sucedía casi siempre hasta ahora- Teherán y Riad se están enseñando los dientes y, en un paso más hacia el abismo, Arabia Saudí rompió ayer relaciones diplomáticas con Irán. La rivalidad por ejercer de potencia regional dominante ha estallado además en el momento en que existe un tercer factor: los fanáticos yihadistas de Daesh, que se declaran enemigos de unos y otros y que pueden ser los principales beneficiarios de la crisis. Tanto Irán como Arabia Saudí tienen mucho que perder si se dejan llevar por la pendiente del enfrentamiento.

Rivalidades y alianzas en una región convulsa (Ángeles Espinosa. EL PAÍS): Bajo la simplificación periodística de enfrentamiento entre chiíes y suníes, existe una larga rivalidad por el liderazgo regional que explota mitos históricos y diferencias confesionales.

Detener a tiempo las guerras (Martín Ortega Carcelén. EL PAÍS): En la era global no se puede permitir que un conflicto se deteriore como ha sucedido en Siria.

Alerta antiyihadista (EL PAÍS): La población europea debe ser consciente de que el propósito del yihadismo es que el terror condicione las actividades públicas, en un factor que paralice y transforme el modo de vida habitual en Europa.

Este mismo diario, bajo el título Suníes y chiíes, un conflicto por el poder vestido de cisma religioso, informa que la escisión del islam en dos grandes ramas hunde sus raíces en el siglo VII, el periodo que siguió a la muerte de Mahoma. La razón fue la discrepancia dentro de la comunidad de fieles sobre quién debía ser el sucesor del profeta como líder espiritual y político, es decir, como califa, pues Mahoma no había fijado una fórmula concreta. Los partidarios de Ali, sobrino y yerno del profeta, creían que solo un descendiente directo de Mahoma podía asumir ese cargo. Fueron bautizados como chiíes, que significa la “facción”, pues se encontraban en minoría. La mayoría, en cambio, sostenía que la comunidad debía poder elegir a su nuevo gobernante en función de sus virtudes. Los chiíes sufrieron una derrota decisiva en Kerbala (Irak) en el año 680, donde Hussein, el hijo de Ali, fue decapitado. Los chiíes nunca aceptaron la legitimidad del califato suní, y mantuvieron durante décadas una dinastía paralela. Hoy siguen siendo minoría en el islam y se consideran discriminados en algunos países. Y responde a las siguientes preguntas: 

¿Qué diferencias teológicas separan a suníes y chiíes? A partir de una religión común, las diferencias en la interpretación de los textos sagrados crecieron con el tiempo. Más allá de algunos ritos y de las jerarquías religiosas, las divergencias doctrinales que más envenenan la convivencia entre ambas comunidades hacen referencia a la interpretación de la historia sagrada del islam, y muy especialmente, la de los años siguientes a la muerte de Mahoma. Los suníes, por ejemplo, consideran la devoción chií hacia Ali una herejía. Los conflictos entre suníes y chiíes, en EL PAÍS

¿Qué países tienen una población importante o mayoritaria de chiíes? Prácticamente ausentes del norte de África, la presencia de los chiíes se concentra sobre todo en Oriente Próximo y algunos países asiáticos como Afganistán y Pakistán. Solo son mayoría en Irán, la gran potencia y faro de los chiíes, en Irak y Bahréin. Existen importantes comunidades en Líbano, Yemen, Turquía, Siria y Arabia Saudí, donde representan un 10% de la población. Se calcula que unos 150 millones de los más de 1.200 millones de musulmanes son chiíes (algo menos del 15%).

¿Cómo ha evolucionado la relación entre ambos grupos? A lo largo de la historia se han alternado periodos de mayor y menor conflictividad. En la época contemporánea, la relación comienza a tensarse con la llegada al poder en Irán del ayatolá Jomeini en 1979 con la instauración de un régimen teocrático chií que pretende exportar su revolución a toda la región. El triunfo de Jomeini marca la eclosión de los movimientos políticos islamistas de ambas ramas. La utilización política de la religión se multiplica.

¿Qué peso tiene la religión en el conflicto actual? La religión se ha convertido en una herramienta de movilización popular en una lucha que es sobre todo política. En una región donde las fronteras nacionales son resultado del juego de equilibrios entre las potencias coloniales, la adscripción religiosa es a menudo el elemento identitario más fuerte.

Detrás de algunos de los conflictos actuales se esconde la vieja rivalidad por la supremacía en la región del golfo Pérsico librada por Arabia Saudí e Irán. Esta dinámica es también evidente en Irak, de mayoría chií pero gobernado tradicionalmente por una élite suní, y que Irán pretende convertir en un satélite. El hecho de que el reino saudí sea la cuna de la intransigente escuela wahabí, que considera herejes a los chiíes, solo echa más leña al fuego. Como lo ha hecho la aparición en el tablero geopolítico del yihadismo suní, primero con Al Qaeda y ahora con el Estado Islámico, que se han ensañado con los chiíes, a sus ojos infieles a erradicar.

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