Un descubrimiento casual
Su trabajo se inició cuando localizó unas inscripciones situadas en uno de los pliegues del paño con las que pudo identificar al autor. Galante explica que la inscripción se aloja en uno de los pliegues verticales situado en la parte posterior izquierda del anudado paño, conocido como de pudor. Añade que su caligrafía es conforme a la tipografía que era empleada en las esculturas policromadas del gótico tardío que se producía en los antiguos Países Bajos borgoñeses.
Este catedrático considera este descubrimiento como un hallazgo casual. Sin embargo la casualidad no fue tanta ya que Francisco Galante llevaba mucho tiempo realizando investigaciones sobre la que se considera la imagen flamenca más importante de Canarias.
Tras haber descifrado las inscripciones que aparecen en la imagen se ha podido saber también que su elaboración se sitúa entre los años 1510 y 1550. En general se trata de un conjunto de letras separadas por adornos florales, formando una secuencia de gran intensidad plástica.
En total se han llegado a desglosar hasta ocho secuencias en la caligrafía que figura en el paño y de esta manera, siguiendo un itinerario de izquierda a derecha, se ven distintas letras, interrumpidas en ocasiones por fragmentos que parecen ilegibles y por motivos ornamentales de carácter vegetal.
Louis Van Der Vule
La figura del Cristo de La Laguna es la única obra conocida del escultor belga. En el caso del Cristo lagunero, según Galante, nos encontramos con una escultura más naturalista, de modelado más duro y regida por un canon de proporción mucho más armónico. Es como si el autor hubiese considerado para la ejecución de esta imagen otras soluciones formales, como era propio de la escultura producida en torno a 1500, época caracterizada por una mezcla de influencias derivadas de los modelos estéticos existentes. Por ello, para el profesor universitario se podría considerar que el Cristo de La Laguna constituye una gran nota musical en esa acompasada melodía que es la escultura neerlandesa del gótico tardío; una imagen extraordinaria y de una calidad y sensibilidad incuestionable.