Esta investigación pone fin a una de las principales controversias en torno a la cultura castreña asturiana como era datación de este yacimiento.
La Consejería de Cultura del Principado ha informado hoy de que la datación de las muestras se realizó en los laboratorios de Beta Analytic, en Florida (Estados Unidos) y será objeto de una publicación en una revista científica.
La existencia de estas ruinas era conocida desde el siglo XVIII, si bien la primera actuación arqueológica sobre el castro la realizó José María Flórez y González, quien publicó un resumen de la primera de las campañas de excavación por él dirigidas en 1876.
García y Bellido retomó en 1940 las excavaciones por iniciativa del profesor Juan Uría Ríu, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo y gran estudioso de los orígenes del pueblo astur.
Aparte de reexcavar las cabañas descubiertas por Flórez, los trabajos de García y Bellido y Uría Ríu aportaron nuevos datos sobre el urbanismo general del poblado y sacaron a la luz un total de 77 "casas" del barrio extramuros.
Asimismo, descubrieron e interpretaron el primer "monumento con horno" conocido en Asturias al que pronto habrían de seguir los dos edificios similares exhumados en el vecino castro de Pendia.
Desde su hallazgo, ambos investigadores analizaron la afinidad de estos edificios con el descubierto en la citania de Briteiros (Portugal) y consideraron, al igual que habían hecho sus colegas portugueses, su funcionamiento como hornos crematorios.
La continuidad de las excavaciones ha propiciado el descubrimiento en otros castros de nuevos edificios, excavados con criterios actuales, y así corregir aquella interpretación al reconocer en su estructura evidencias suficientes para atestiguar su uso balneario, cuya antigüedad se remonta, en el caso de las saunas castreñas del valle del Navia hasta el siglo IV a.C.
La revisión de los materiales romanos procedentes de los castros de Asturias que realizó Carmen Fernández Ochoa estableció la vinculación de la minería aurífera de época romana y el mundo castreño astur.
El relevo en la investigación arqueológica en Coaña fue tomada a partir de 1985 por Elías Carrocera Fernández, profesor de la Universidad de Oviedo, cuya revisión de las antiguas excavaciones concluyó con la existencia de horizontes prerromanos en el conjunto de poblados fortificados en Asturias, justificándose su amplia implantación como resultado de la ordenación imperial del territorio trasmontano después de las guerras de conquista.
A pesar de la dilatada historia de intervenciones arqueológicas en este yacimiento, nunca se habían procesado muestras orgánicas para su datación absoluta mediante el método del carbono 14.
