"Cuando uno está feliz”, explica Denisa Legac, profesora de la Universidad de Graz, en Austria, “el amor es la cosa más bella del mundo. Pero cuando se sufre se convierte en una auténtica patología, una obsesión de la que es difícil desprenderse".
La investigadora aporta datos científicos intentando vincular al triste estado de ánimo con motivos válidos para justificar su eliminación. Asegura que pone en riesgo la propia seguridad y la de los otros, y que por lo tanto lo convierte en una amenaza social.
El estudio preliminar se realizó en 15 muchachos de 23 años con altos niveles de "estrés romántico". El uso de la serotonina en píldoras como integrador "parece sugerir un efecto clínico favorable en sujetos que sufren por amor".