viernes,19 agosto 2022
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Severo Ochoa, entre ellos

Unos 24 Nobel han sido rechazados por las revistas científicas

ibercampus.es/EFE
Al menos 24 premios Nobel han visto rechazados sus trabajos iniciales por los editores de las revistas científicas, estudios por los que luego fueron galardonados, entre ellos el bioquímico español Severo Ochoa, que recibió el Nobel de Medicina en 1959 por sus trabajos sobre la síntesis del ARN.

Esta es una de las principales conclusiones de un estudio publicado recientemente en la revista holandesa Scientometrics y firmado por Juan Miguel Campanario, profesor de didáctica de las ciencias experimentales de la Universidad de Alcalá (Madrid).

Según ha explicado Campanario a Efe, la mayor parte de las revistas científicas siguen un sistema de evaluación por expertos para admitir o descartar los trabajos que se van a publicar.

Estos expertos son otros científicos (dos, tres o más, dependiendo de la revista) que leen el trabajo y lo evalúan.

El investigador de la Universidad de Alcalá ha indicado que si una revista no utiliza este sistema, en el que los científicos que evalúan los trabajos no cobran por ello, tiene poca credibilidad.

Entre las publicaciones que rechazaron los trabajos iniciales de científicos, Campanario ha citado a Physical Review Letters, que descartó uno de los primeros artículos de David M. Lee, Douglas D. Osheroff y Robert C. Richardson sobre la superfluidez del hielo.

Uno de los revisores del artículo argumentó que el sistema estudiado no podía comportarse como los autores decían.

Los tres científicos recibieron el Nobel de Física en 1996 por este trabajo.

Hans Kreb halló el llamado ciclo de Krebs, un mecanismo biológico que los alumnos estudian hoy en día en bioquímica.

La revista Nature, que posteriormente publicó un comentario en el que reconocía este error, declinó publicar uno de los trabajos iniciales sobre este tema, por el que el científico recibiría posteriormente el Premio Nobel, según el estudio de Campanario.

Otro caso es el de Rosalind Yalow, cuyos trabajos fueron rechazados por la revista Journal of Clinical Investigation, y que cuando recibió el Nobel de Medicina en 1977 mostró públicamente la carta que recibió en su día de la revista y que había guardado cuidadosamente para la ocasión.

Kary B. Mullis (Nobel de Química en 1993) y sus trabajos iniciales sobre la reacción de la polimerasa -reacción que dio origen a las pruebas de ADN que utiliza la Policía-, fueron rechazados por Nature y Science, según este investigador.

Campanario ha constatado, además, en este trabajo, otros 19 casos de ganadores del Nobel que encontraron resistencia a sus hallazgos por parte de la comunidad científica.

«No es raro que un científico que realiza un nuevo descubrimiento que está en conflicto con el conocimiento general en este momento encuentre dificultades para dar a conocer su trabajo», ha afirmado este profesor, quien lleva más de una década investigando este tema.

Para Campanario, algunos descubrimientos son «prematuros», se anticipan a su época y «no encajan fácilmente en el marco conceptual de las teorías dominantes», de ahí el rechazo por parte de la propia comunidad científica.

En estos casos es necesario que pase algún tiempo para que se produzcan desarrollos teóricos o experimentales que permitan aceptar y comprender plenamente estos descubrimientos prematuros.

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