jueves,18 agosto 2022
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Vientos de ruptura, riesgos de tormentas

Futurolandia
Hay muchos factores de potenciales debilidades y fortalezas; diversas amenazas y oportunidades de futuro. Pero creo que las claves estratégicas se localizan en los campos de las rupturas y conflictos político sociales; los retos y respuestas financieras y la capacidad de adaptación al cambio tecnológico, especialmente digital. Por citar tres claves para España: #Catalanexit, deuda pública e industria 4.0.

Las "rupturas", en un sentido amplio, afectan a la estabilidad geo-política mundial; a la cohesión social en los paises y los movimientos rupturistas; a la resolución de las grandes crisis migratorias internacionales. En la lista mundial de riesgos actuales relevantes se encuentra, por ejemplo, la tensión Corea del Norte-EEUU, el terrorismo islámico,  la acogida de refugiados en Europa o la negociación y consecuencias del Brexit.

España tiene sus "rupturas" particulares además de las generales. Hay que terminar de "soldar" los rotos pendientes de la transición de la Dictadura a la Democracia; el descrédito institucional consecuencia de los múltiples casos de corrupción; el incremento de la desigualdad económica y falta de expectativas para amplias capas de la población; el histórico enfrentamiento entre las muchas "españas", con la punta del iceberg en el movimiento de "Catalanexit".

No entraré en el amplio debate socio-político de estas cuestiones. Pero sí quiero insistir en la trascendencia económica a corto, medio y largo plazo de estos conflictos y rupturas potenciales. Existen muchas formas de medir agravios de pasado e impactos de futuro. Ello permite la utilización partidista y el debate sostenido por sentimientos más que por planteamientos racionales. El hecho es que nos estamos "jugando nuestro futuro" con visiones corto-placistas, parciales y condicionadas por múltiples intereses.

Por ello hay que tomar con especial precaución las predicciones sobre impacto en el crecimiento, deslocalización de empresas, perdida de mercados exteriores, efectos netos sobre pensiones o déficit público y primas de riesgo, por poner algunos ejemplos. Pero lo que es seguro es que el relevante impacto  económico de las tensiones territoriales, tanto más cuanto más se acerquen a la "ruptura".

Hace muchos años, cuando estaba finalizando mi carrera universitaria, leí un libro que me causó una gran impresión: El Mundo y el Occidente del gran filósofo de la historia Arnold Toynbee. Con motivo de escribir este post he vuelto a releerlo y he encontrado, subrayado por mí, una frase (pág. 74) que creo está de nueva actualidad en estas circunstancias de debates rupturistas:

"Una banda de radiación cultural en libertad, como un electrón o una enfermedad contagiosa en libertad, puede resultar mortal cuando se desprende del sistema en el que ha estado funcionando hasta entonces y queda libre para campear por sus respetos en un medio diferente (…) Durante el último siglo y medio hemos visto a los <estados nacionales> romper los lazos de su suelo natal en la Europa Occidental y dejar su rastro" (de graves consecuencias)

No interpreto sus palabras como una oposición radical al cambio en las fronteras de los estados y, menos aún, a la libertad cultural y política de entidades dentro de un estado-nación,  sino como un aviso de las graves consecuencias que puede provocar. Si una entidad nacional no tiene éxito al responder a los desafíos con que se enfrenta, se potencian movimientos rupturistas que añaden nuevos desafios. Una cultura y una lengua diferente exigen reconocimiento y libertad; caminar juntos exige compartir proyectos de futuro. Pero romper fronteras tiene costes políticos, económicos y sociales relevantes a corto, medio y largo plazo.

Ya hay un coste que estamos pagando: la atención a movimientos rupturistas en España debilita y retarda la acción conjunta para abordar con éxito la innovación (universidad del futuro, industria 4.0,…)  y los retos financieros pendientes (deuda exterior, pensiones, reforma fiscal,…). Es urgente soldar rupturas, lo que requiere, como punto de partida: un crecimiento más inclusivo, erradicar la corrupción y encontrar un acuerdo político amplio para cuestiones como la integración territorial en un Estado tensionado por aspiraciones nacionalistas. Sin una propuesta de futuro integradora y creíble, las rupturas son inevitables.

Antonio Pulido http://www.twitter.com/@PsrA

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