El sur de Asia presenta los peores índices de explotación laboral infantil, con más de 100 millones de menores en esta situación. Se calcula que las ganancias de los menores de 17 años en Hispanoamérica suponen entre un 10 y un 20% de los ingresos de sus familias.
En Guatemala hay cerca de un millón de niños que trabajan en una situación precaria. Ante esta explotación las autoridades del país han lanzado una campaña publicitaria en contra del trabajo infantil bajo el eslogan “No te laves las manos. El trabajo no es cosa de niños”. Este spot ha sido galardonado en el Festival Publicitario de Cannes.
Asímismo, Anesvad viene lanzando una campaña para recuperar las niñas esclavas para formarlas y que accedan a un trabajo digno, bajo el eslogan: "El tráfico sexual es un destino marcado por la miseria para muchas niñas del Sudeste Asiático". Esa esclavitud de los niños es la que han denunciado dos organizaciones norteamericanas; Human Rights Watch y Domestic Child, en sendos informes hechos públicos. Para estas criaturas su paga se limita a la vianda y algo para vestir.
Según las Obras Misionales Pontificias, las cifras de los niños esclavos son espeluznantes; 14 millones de huérfanos a causa del sida; la mitad de los 600 millones de niños pobres del mundo; 130 millones no acuden a la escuela; 180 millones padecen desnutrición; 250 millones sufren explotación laboral, y un millón de menores caen en las redes del comercio sexual.
En la declaración de los Derechos del Niño proclamada por la Asamblea General de las Naciones se afirma que: “El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad.”
Clemente Ferrer
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