jueves,18 agosto 2022
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La paralización económica debida al confinamiento

Cierre Ordenado

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La paralización económica debida al confinamiento de la población ha producido un incremento desorbitado del cierre de empresas y un aumento del desempleo, lo que tendrá grandes consecuencias en el déficit y la deuda públicos a muy corto plazo.

Cierre Ordenado

 
La paralización económica debida al confinamiento de la población ha producido un incremento desorbitado del cierre de empresas y un aumento del desempleo, lo que tendrá grandes consecuencias en el déficit y la deuda públicos a muy corto plazo.
 
Así lo alerta el Banco de España en el Informe de Estabilidad Financiera que hace público este lunes, en el que avisa de que las familias impactadas por la crisis del Covid-19 dejarán de pagar primero los créditos al consumo, después las facturas (luz, agua…) y, por último, la hipoteca.
 
La Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid ha elaborado un informe sobre las consecuencias del impacto económico del Covid-19 en la región con cuatro posibles escenarios este año teniendo en cuenta el avance del proceso de 'desescalada' que ha propuesto el Ejecutivo de Pedro Sánchez. El peor de los vaticinios contempla una caída del PIB en la región del 17,8% y la pérdida de 1,1 millones de empleos si las actividades del turismo y la hostelería se postergan a diciembre.
 
Y una vez llega la tan deseada desescalada, nos encontramos con que solo abrirán un 20% de los pequeños comercios. La Confederación Española del Comercio (CEC), organización que representa a miles de pequeñas y medianas empresas, ha denunciado hoy "el contexto de incertidumbre y desinformación con los protocolos de seguridad" y aspectos concretos en los que se está llevando a cabo esta vuelta a la actividad.
 
La hostelería, al igual que el comercio, apenas abrirá tal y como está planteada la fase de desescalada. Desde la patronal Hostelería de España aseguran, no obstante, que "al ampliarse los aforos es posible que sí que haya ya algunas terrazas que puedan abrir".
 
Llegados hasta aquí, la gran pregunta es ….
 
¿Cuántos negocios no llegaran a abrir jamás?
 
 
 
Entre los expertos se manejan multitud de cifras, pero una de la más consensuada es que como consecuencia del Covid-19, un total de 250.000 Pymes y autónomos echaran el cierre definitivamente.
 
Y ante esta realidad ……
 
¿Qué es lo que tienen que hacer las Pymes y autónomos que se estén planteando no volver a abrir su negocio?
 
 
Sin duda, ante esta realidad, la mejor opción es un “cierre ordenado”, es decir, planificar el abandono de la actividad cumpliendo toda la normativa mercantil y laboral a efectos de no incurrir en responsabilidades legales en caso de echar el cierre sin más.
 
Cuando se pone en marcha un negocio se hace con toda la ilusión y esmero, pero cuando uno se ve obligado a cerrar el negocio, lo único que se quiere es terminar la mala experiencia cuanto antes. Pero cerrar “a la francesa” puede significar hacerlo mal y que, al cabo del tiempo, lleguen reclamaciones del casero, la la compañía de la luz, facturas del banco sin pagar, etc.
 
¿Se puede hacer un cierre ordenado en las circunstancias actuales?
 
Claro que se puede hacer, solo es cuestión de análisis y planificación.
 
 
 
Todo tiene que empezar con un buen análisis de la situación actual del negocio. Analizar el endeudamiento y el patrimonio, las garantías existentes, las posibles contingencias (fiscales y laborales), las implicaciones a nivel personal de los socios y administradores. Una vez contemplados todos estos aspectos, se pueden planificar las mejores alternativas.
Por poner un ejemplo, recuerdo un caso de la anterior crisis financiera, en la que una Pyme dedicada al sector de las “reformas”, después de ir aguantando a base de ir tirando todos los meses del patrimonio personal del matrimonio, únicos accionistas y administradores de la SL, se dieron cuenta de que por más que les doliera era “una muerte anunciada”.
 
Se pusieron en manos de un experto, que les confirmó que el negocio en las circunstancias actuales ya no era viable económicamente, y que lo mejor que podían hacer era cerrar el mismo.
 
La mayor preocupación del matrimonio es que tenían avalado a nivel personal 300.000 euros en líneas de crédito y préstamo en entidades bancarias, y los casi 50.000 euros que tenían atrasados en Hacienda y la Seguridad Social.
 
Los expertos diseñaron un plan en dos fases.
 
 
 
En la primera fase, se centraron en la empresa, cesaron la actividad, y se centraron en recuperar los derechos de crédito de clientes y en realizar el poco activo existente, y con los fondos obtenidos liquidaron a los trabajadores y resolvieron la relación laboral.
 
Con la empresa, sin actividad, y prácticamente sin activo, pues los saldos de clientes que quedaban eran prácticamente incobrables, se solicitó el concurso de acreedores.
 
Por el lado personal del matrimonio, pidió el nombramiento de un mediador concursal, y se intentó un acuerdo extrajudicial de pagos. Al no conseguir los quórums necesarios, se solicitó concurso consecutivo y solicitud del BEPI (Beneficio Exoneración de Pasivos Insatisfechos).
 
Al cabo de quince meses, la sociedad se había disuelto judicialmente, y el matrimonio había obtenido el BEPI que les liberaba de los avales prestados a la sociedad.
 
 
 
Lo último que sé de ellos es que habían cambiado de ciudad y habían montado un negocio de hostelería, espero que no sean de los que tengan que cerrar como consecuencia del Covid-19.
 
A nivel económico general es satisfactorio y legítimo que las empresas que se encuentren en dificultades utilicen las herramientas que da la Ley para estos casos, pues de nada sirven empresas zombies que solo existen para engrosar las cifras de los procedimientos judiciales. Es mejor que la empresa, si no puede continuar, se liquide, y permita al acreedor llevar directamente a pérdidas los créditos incobrables sin problemas fiscales. Y que el emprendedor, al que le ha salido mal esta experiencia, pueda dedicar todos tus esfuerzos a un nuevo proyecto empresarial, puesto que las empresas son el pilar fundamental de una sociedad libre, y cuantos mas emprendedores y empresas tengamos mayor será el nivel de bienestar del país.
 
A nadie le gusta cerrar su negocio, pues para un emprendedor es como un hijo, y cerrarlo significa un fracaso personal, pero cuando el negocio se hace inviable, por lo que sea, es mejor cerrar que poner en peligro la economía familiar, o incluso de la propia familia, pues recuerden el viejo proverbio árabe que dice “Cuando la miseria se asoma por la puerta, el amor salta por la ventana.
 
 
 
 
Conclusión, si su negocio no va bien, con el asesoramiento de un experto, si tiene que cerrarlo, ciérrelo, pero de una forma ordenada, si no, se acordará del negocio fallido por mucho tiempo.
 

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