jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioOpiniónBlogsCuando el virus pase (II)
​​​​Se avecinan curvas

Cuando el virus pase (II)

Your international partner on-line
En este contexto, las empresas españolas tendrán que afrontar vencimientos de bonos, según los datos de Bloomberg, por más de 60.000 millones de euros de aquí a fin de año y, si la situación no cambia, lo harán en un contexto mucho más complicado del que disfrutaban hasta el momento.

(Se avecinan curvas)

 
Hoy me han enviado por “WhatsApp” un bello poema del autor argentino Luis Landriscina, que empieza de la siguiente forma:
 
Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
 
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
 
Cierto es que nos sentiremos dichosos por el solo hecho de estar vivos, pero no es menos cierto que el panorama que se avecina no es nada alentador.
 
Como ejemplo de este negro panorama, baste con que decir que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, alerta de que la actividad turística, que representa un 12% del PIB de España, se desplomará un 70% a nivel global.
 
 
Previsiones de la OCDE:
 
  • Cada mes de confinamiento tendrá un impacto económico de dos puntos porcentuales sobre el crecimiento económico. Así, si el cierre se prolonga durante tres meses, el crecimiento anual del PIB podría caer entre un cuatro y seis puntos porcentuales.      
  • El impacto negativo potencial en España de esta caída en el PIB provocaría un desplome de la actividad de casi el 30%, solamente superado por Alemania, México, Japón y Grecia y muy por encima del 15%, estimado para Irlanda. 
  • Esta fuerte caída en España está directamente relacionada con el hundimiento del turismo actividad que, recordemos, en España aporta ceca del 12% del PIB.
El Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, traslado a los líderes del G20 estas preocupantes estimaciones y les pidió medidas contundentes, pero también coordinadas para salvar vidas y apoyar a un sector privado que presentará grandes debilidades, cuando la crisis sanitaria haya pasado.
 
El Secretario General de la OCDE pide al G20 una especie de “plan Marshall” pues, en su opinión, “La pandemia trae consigo la tercera y la mayor crisis económica, financiera y social del siglo XXI tras el 11-S y la crisis financiera mundial de 2008"
 
No solo la OCDE anticipa un escenario complicado. La crisis sanitaria, económica y social desatada por el coronavirus Covid-19 llevará a la economía española a un escenario recesivo de, al menos, un año en el que el tejido productivo expulsará un millón de trabajadores, según el promedio de previsiones de los expertos consultados por el Economista[1].
 
En cuanto a la recuperación, tenemos opiniones de todo tipo. Juan Fernando, profesor del CEF, no piensa que salgamos completamente de la crisis antes del 2024. El economista Daniel Lacalle es más optimista, por el contrario, y sus previsiones apuntan a que la crisis puede durar solo un par de años, al igual que el también economista Javier Santacruz, quien atisba una recuperación relativamente rápida[2].
 
En este contexto, las empresas españolas tendrán que afrontar vencimientos de bonos, según los datos de Bloomberg, por más de 60.000 millones de euros de aquí a fin de año y, si la situación no cambia, lo harán en un contexto mucho más complicado del que disfrutaban hasta el momento[3].
 
La mayor tensión se ha vivido en la deuda corporativa sin grado de inversión, cuyo diferencial con el bono alemán a 10 años ha llegado a dispararse hasta los 950 puntos básicos, incluso por encima del pico de la crisis de deuda periférica, pero aún por debajo de los máximos marcados en la gran crisis financiera.
 
Cualquier tipo de empresa se enfrenta, en cualquier caso, a un panorama complicado para emitir en estas fechas. Hablamos de emisiones de grandes empresas que tienen su vencimiento en este año, caso de: Iberdrola, con 1.100 millones el 23 de marzo; ACS, con 500 millones, Autopistas del Atlántico, por 400 millones y la filial del BBVA en EE. UU. por 230 millones el 1 de abril; Santander, 2.500 millones en julio; BBVA, 3.000 millones en septiembre; Telefónica, 1.250 millones en octubre; Sabadell, 1.500 millones; CaixaBank, 1.500 millones y así sucesivamente.
 
¿Qué va a pasar con los autónomos y las Pymes, auténticos motores de nuestra economía? El panorama con el que se van a encontrar, cuando pase la alarma sanitaria, es más que preocupante: subida de impuestos, anunciada por la Administración, la cual, aunque todos los expertos indican su incongruencia, de momento nadie de la Administración ha dicho nada en contrario; un férreo calendario fiscal, que, aunque todos los expertos han pedido flexibilización en las declaraciones fiscales, de momento la Administración se mantiene inflexible[4]; un escenario internacional recesivo que va a afectar de lleno a los sectores clave de nuestra economía como es el turismo con un efecto directo en hostelería y restauración e indirecto en prácticamente todos los sectores; unas medidas, como  el denominado “permiso retribuido recuperable”, cuyos  costes serán asumidos por las empresas en tanto en cuanto mantendrán las retribuciones íntegras de las horas no trabajadas, etc. …….
 
¿Que va a pasar con las empleadas del hogar, las personas que cuidan a nuestros ancianos, menores y discapacitados[5].
 
Y, por último, ¿Qué va a pasar con todos los empleados por cuenta ajena que se encuentran en un ERTE, cuando pase la alerta sanitaria?.
 
Según Europa Press[6], las CC.AA. registran hasta este lunes 30 de marzo casi 300.000 peticiones de ERTE, con 1,6 millones de trabajadores afectados
 
Parece que el “efecto dominó” es más que probable….
 
La falta de liquidez en las empresas por la ausencia de ingresos durante el tiempo en que han visto obligadas a permanecer sin actividad, va a tener como  consecuencia  que muchas de ellas no vuelvan a abrir nunca más, lo que afecta negativamente al empleo y, al tener menos ingresos los trabajadores y unas expectativas económicas muy negativas, se reducirá el consumo, y los ingresos de las empresas, que todavía sigan funcionando, lo que, a su vez, ocasionará nuevas quiebras y más desempleo.
 
 
 
Nadie discute que la lucha contra la epidemia constituya la prioridad absoluta pero, además, el Gobierno tiene que intentar limitar los daños colaterales y proteger el tejido productivo, evitando se produzca una espiral de crisis de liquidez con las consecuencias de concursos de empresas en cadena.
 
Según un trabajo publicado por J.P. Morgan, “Cash is the King”: Flow, Balances, and Buffer Days”, en el que se han estudiado mas de 600.000 Pymes, se llega a la conclusión de que la tesorería es el factor esencial para la supervivencia de las PYME.
 
Y los datos más relevantes a ese respecto pueden verse en el siguiente gráfico:
 
 
En el que claramente podemos observar que el 25% de las PYME solo tienen reservas de “cash”, de liquidez, para 13 días y que el 50% de las PYME alcanza unas reservas de tesorería para hacer frente a los gastos de, exclusivamente, 27 días.
 
Las PYME, por término medio, solo tienen reservas en efectivo para hacer frente a un mes de gastos corrientes.
 
Parece estar claro, LA TESORERÍA ES LA CLAVE DE LA RECUPERACIÓN. Como decía el secretario general de la OCDE, hay que diseñar urgentemente un Plan Marshall a nivel de Unión Europea con medidas de impulso fiscal y monetarias extraordinarias. Es necesario un plan de inversión pública “masivo” en cada país, bien coordinado con el sector privado, para crear valor añadido a largo plazo.
 
Olvidémonos, sin embargo, del gasto por el gasto, como el fallido Plan E de Zapatero, miremos a medidas que inyecten dinero en la economía real como serían las líneas de créditos que se dieron a las empresas para el cobro de las deudas pendientes de todas las Administraciones en la época de Rajoy, las cuales permitieron a muchas empresas sanear sus deterioradas tesorerías.
 
Es más, ese plan de inversión debe combinarse con rebajas impositivas y políticas monetarias más ambiciosas.
 
“Cash is the King”. La tesorería es la clave de la recuperación. Es imprescindible que el crédito siga llegando a las empresas y autónomos para evitar una crisis de liquidez que se convierta en una espiral de concursos de acreedores en cadena.
 
Es necesario preservar el empleo, aunque sea reduciendo por ley temporalmente salarios y suspendiendo las cotizaciones a la Seguridad Social. Esto puede sonar a pecado, pero, a la larga, para el empleado es mejor cobrar menos, que ingresar en las filas del desempleo y, para la Seguridad Social, es mejor recaudar menos, que tener que pagar el doble de lo que se recaude en subsidios de desempleo.
 
También es imprescindible que el crédito siga llegando a las empresas y autónomos para evitar impagos y quiebras, para lo cual se tendrá que poner en marcha urgentemente una batería de medidas como, por ejemplo, la reducción de los coeficientes de caja a los bancos para aumentar su liquidez, líneas de crédito para la tesorería de las PYME y autónomos con la garantía del Estado que movilicen recursos en cuantía suficiente[7], bonificar los préstamos facilitados por los bancos para la tesorería de las PYME y autónomos al margen de las líneas anteriores mediante incentivos fiscales y todas las herramientas que puedan facilitar e incentivar a las entidades financieras a que inyecten liquidez al sistema en cuantía suficiente.
 
Debemos fijarnos en lo bueno que están haciendo otros países. Por ejemplo, el gobierno británico ha diseñado un paquete de medidas que, dejando al lado los aspectos relativo a los limites y vencimientos, concentras su mayor valor añadido  en que el Estado cubre los intereses y comisiones de los primeros 12 meses, la prohibición de cualquier tipo de comisión por la concesión y la reducción del papeleo asociado a la solicitud, sobre todo, para importes por debajo de un determinado umbral.
 
La pandemia de Covid-19 nos ha traído una tragedia humana y un previsible escenario económico con unos daños colaterales tan importantes que nos tenemos que remontar a la España de la postguerra para encontrar algo parecido, y que puede poner a nuestro país en riesgo de “default”.
 
Por ese motivo, debemos ser más ambiciosos y osados a la hora de pedir al Gobierno medidas que, en circunstancias normales, podrían parecer descabelladas, políticamente incorrectas o simplemente tabú.
 
En ese sentido, proponemos que, verbigracia:
 
 
  • Por un periodo de tres meses se deberían congelar todos los impuestos y las cotizaciones a la Seguridad Social.
  • Por igual periodo, los suministros esenciales, como son la electricidad y los combustibles, se deberían bonificar en, al menos, un 60% que es la cantidad de impuestos que llevan asociados por término medio.
  • Congelar todas las partidas presupuestarias que no estén destinadas a la financiación de funciones básicas.
  • Revisar, estudiar y ajustar todas las partidas destinadas a subvenciones de partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, asociaciones y entidades sin animo de lucro,
  • Adelgazar la estructura del Estado, reduciendo Ministerios, Direcciones Generales y, sobre todo, los “asesores de designación directa”.
Y así sucesivamente.
 
¡Bueno y ya puestos! Como a estas alturas, ya me habré ganado diferentes calificativos como loco, neoliberal, y alguno más fuerte, si alguien se atreviera a reducir el gasto de las Autonomías, recuperando competencias básicas la Administración Central, aunque solo fuera un recorte del 40% del presupuesto autonómico, ya tendríamos suficiente para financiar las medidas anticrisis.
 
De lo contrario, todas estas medidas se deberán financiar mediante lo recortes presupuestarios comentados y el déficit, mediante la emisión de bonos del Estado Español, pues, en definitiva, la salida de la crisis la tenemos que pagar entre todos.
 
Los daños económicos colaterales de la pandemia serán de tal dimensión, que pueden ocasionar el “default” de nuestro país, lo que justifica la toma de medidas extremas e incluso el cambio de modelo.
 
Y usted, que ha estado leyendo estoicamente el contenido de este artículo, haga también su parte y empiece a cambiar su modelo.
 
Aproveche estos días de confinamiento y dedique un poco de tiempo a poner al día sus finanzas personales, vea cuantos “días de reserva de cash” tiene, y si las cifras no le cuadran, empiece a tomar disposiciones al respecto, pues se avecinan curvas.
 

[1] Isabel Acosta / José Luis de Haro. El Economista Sábado 21 de marzo del 2020
[2] El Economista Sábado 21 de marzo del 2020
[3] Carlos Jaramillo el Economista 23/03/2020
[4] A diferencia de España, la gran mayoría de países europeos (22 hasta la fecha) han extendido los plazos para el cumplimiento de las obligaciones tributarias a la generalidad de las empresas, unos ampliando los tiempos de presentación de los impuestos, y otros, el pago de los mismos. Han sido menos los países europeos que han aplazado temporalmente el pago de cotizaciones a la Seguridad Social, aunque sí lo ha hecho alguna primera potencia, como Francia –donde se han diferido los pagos–, o alguno de los países más afectados por esta crisis, como Italia –que ha suspendido las cotizaciones para los sectores afectados para los meses de marzo y abril–.
[5] Ver reciente publicación del Real Decreto-ley 11/2020, de 31 de marzo, por el que se adoptan medidas urgentes complementarias en el ámbito social y económico para hacer frente al covid-19 cuyo contenido no ha dado tiempo a incorporar al presente documento.
[7]Las líneas anunciadas por el gobierno, independientemente de que todavía no han tomado forma, son rígidas e insuficientes.
 

Artículos Relacionados

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad