Es como cada amanecer que nos arrastra a la noche, así nosotros salimos de ella en la medida en que avizoramos la luz del nuevo día con todas sus posibilidades. Porque mañana no existe sino que hoy es siempre todavía… y lo vamos haciendo, tejiendo, compartiendo.
Por muy dura que sea la pérdida actual, tus años, tu cansancio, tus recuerdos tenemos que decidirnos, aquí y ahora, a asumir que la felicidad no es una meta, sino un proceso. Ayer ya pasó y es preciso tomar la decisión de recomenzar y alzarnos en cada caída teniendo presente que el suelo nos ayudará a levantarnos compartiendo, celebrando y ayudando a los otros caminantes.
Decidámonos a ser felices ahora mismo, abriéndonos a los demás, acogiendo, sosteniendo, animando y compartiendo lo que tengamos y habrá comenzando el proceso. Respira hondo, enjuga tus lágrimas y álzate como el nuevo día, respira profundo y celebra cada momento del día. Ayer ya pasó, no lo olvidaremos, pero no dependeremos de él sino de nuestro quehacer de cada día.
Un abrazo, Joaquín, amigo, y a todos cuantos habeís contribuído a recordar que la meta es el camino.
Vamos a comenzar de nuevo "como si fuera" un nuevo día.
José Carlos…. robador de momentos