jueves,18 agosto 2022
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Andrés Hoyo | Ed: Empresa y gestión, 168 pags, 26,60 euros

De comerciantes y para comerciantes. El Banco de Santander, 1857-1874

Redacción
En las ciudades portuarias decimonónicas, como lo fue Santander, toda ocupación giraba en torno a la actividad mercantil; medios e infraestructuras se disponían y trazaban con el fin principal de facilitar y fomentar esta actividad. Y en este contexto debe entenderse el porqué de la fundación del Banco de Santander. La historia de este Banco en su etapa con capacidad para emitir billetes difícilmente puede, así, disociarse de la evolución de la actividad comercial gestionada a través su puerto.

El libro de loa al papel histórico del Banco de Santander llega tras las complicaciones surgidas en la reputación de la entidad y de la familia fundadora en los últimos años de crisis: miles de millones de euros metidos en el mayor escándalo financiero de inversión piramidal de la historia, la presencia de los Botín en la lista de evasores porque el patriarca tenía el dinero de la herencia en Suiza, las amnistías de las que se han beneficiado, la muerte y sucesión de Emilio Botón por su hija Ana Botín aunque la familia tiene apenas el 2% del capital de la entidad, las últimas sentencias judiciales condenando por abusivos los intereses de créditos al consumo, su polémica actuación en las universidades, etc… En este contexto, y tras llegar el Santander a convertirse en el primer banco de la Eurozona en gran parte como consecuencia de quedarse con otras entidades socorridas con ayudas públicas frente a la crisis, Andrés Hoyo presenta al Santander de finales del siglo XIX (cuando no aparecía siquiera entre la decena de grandes entidades españolas) como "el Banco del comercio y un Banco para el comercio; fue, en definitiva, un Banco de comerciantes y para comerciantes".

El libro explicar además la eficacia de este Banco a la hora de convencer al público de las bondades de depositar sus ahorros y la capacidad que tuvo para transformas los recursos de que dispuso en créditos es a lo que está destinado el grueso de las páginas de este libro.

Se constata así que, en una época plagada de incertidumbres, como lo fue la década de 1860, y que se explicaba por una sucesión de crisis sectoriales de tipo comercial, industrial, monetaria, sanitaria, fiscal, ferroviario-financiera y política, el Banco de Santander no dejó de cumplir con su principal función de intermediación entre ahorradores e inversores, facilitando medios de pago al comercio de la ciudad, y atendiendo las necesidades de financiación del tráfico colonial.

Una cuestión de hace 150 años que poco tiene que ver con la situación actual, cuando se requerirían libros objetivos sobre el cumplimiento de sus funciones por parte de la banca.

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