Hoy en día cualquier trabajo requiere de una serie de habilidades o conocimientos de gestión difícilmente conseguibles sin tener experiencia profesional.
Las empresas exigen una serie de competencias y skills correspondientes a personas que tienen 10 años de experiencia laboral, sin embargo se están exigiendo desde el momento que entramos en el mundo laboral.
Es la pescadilla que se muerde la cola, no podemos optar por un empleo sin estas habilidades de gestión que a su vez no podremos obtener sin experiencia laboral.
Esto se vuelve más crítico en empleos que requieren de Carreras muy técnicas, como pueden ser las ingenierías o aquellas encaminadas a la investigación, científica o de I+D. Estas carreras aportan sin duda un conocimiento profundo a nivel técnico.
Las empresas sin embargo, no solo exigen el componente técnico en las personas (por supuesto esencial para determinados puestos de trabajo) pero se requiere un conocimiento en la gestión o participación en proyectos (quizá parecido a los proyectos de fin de carrera, pero con el componente de trabajar con grandes equipos a veces incluso multi-departamentales.)
Estas exigencias de las organizaciones no es por capricho. La Dirección o Gestión de Proyectos es tan antigua como la más antigua de las civilizaciones. Sea una campaña militar, la construcción de una presa, una boda, el desarrollo de una vacuna o un software; todos hemos visto, sido partícipe o beneficiarios de un proyecto. Independientemente de la época histórica en la que nos encontremos todos los proyectos tienen un denominador común, que es la finitud de los recursos de que se dispone para el éxito del proyecto y la necesidad de la existencia del proyecto para la evolución humana. La Dirección de Proyectos no es algo que se le ocurrió a alguien hace miles de años, si no es la respuesta natural a la necesidad de conseguir lo máximo posible con el menor coste.
La Dirección de Proyectos es una disciplina que se está generalizando rápidamente. Básicamente es la aplicación de una serie de conocimientos, habilidades técnicas y herramientas para la realización de un proyecto.
Existen, para aportar conocimiento en este sentido, formaciones y metodologías de gestión de proyectos muy valoradas actualmente por las organizaciones enfocadas a proyectos. El más conocido (y exigido) es la metodología PMI (Project Management Institute). Esta metodología, consiste en 49 procesos muy definidos para poder gestionar un proyecto. Aporta un conocimiento profundo en proyectos y cómo moverse en un entorno proyectizado.
Y sobre todo, tener una certificación de PMI (o cualquier otra metodología de dirección de proyectos), aporta valor a la hora de candidaturas para puestos de trabajo.
La finalidad con la que nace este blog es la de difundir la importancia del conocimiento de todas aquellas herramientas y procedimientos que ayuden en el día a día de las personas que afrontan la dirección de un proyecto, sea éste de la índole que sea.
