jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioOpiniónDebatesDudas ante el binominio más Unión Europea pero a diferentes velocidades

Dudas ante el binominio más Unión Europea pero a diferentes velocidades

Redacción
A las tradicionales dudas entre si la mayor Unión Europea ha de venir de la economía o de la política, que siempre han rodeado nuestro proyecto de integración continental, se han unido las relativas a si esa mayor union es compatible con su avance a diferentes velocidades entre los países que la forman. Eso se nota en cómo la prensa valora el manifiesto de los líderes europeos para celebrar el 60º aniversario de la creación de la UE, marcado por la próxima salida de Reino Unido de la Unión.

Con la ausencia de la primera ministra británica, Theresa May, los máximos mandatarios europeos firmaron este dando 25 de marzo en Roma una declaración en la que arremeten contra los nacionalismos, se comprometen a trabajar por una Europa unida, segura y protegida, que genere crecimiento y empleo, promueva el progreso económico y social y tenga mayor peso en el mundo. Además, apuestan por seguir avanzando para construir una "unión de paz y progreso", aunque a diferentes velocidades. "Actuaremos juntos, a distintos ritmos y con distinta intensidad cuando sea necesario, mientras avanzamos en la misma dirección", afirman en la llamada Declaración de Roma.

En la declaración firmada en Roma, los Veintisiete aseguran que "la unidad europea empezó como el sueño de unos pocos y se ha convertido en la esperanza de todos". Sin embargo, los líderes de la UE no ignoran los riesgos de una Europa cada vez más dividida por asuntos como la migración, la economía o el desafío de los partidos populistas. En el ámbito de la seguridad, abogan por una UE "en la que todos los ciudadanos se sientan seguros y puedan circular libremente", y en la que "las fronteras exteriores estén protegidas, con una política migratoria eficaz, responsable y sostenible, que respete las normas internacionales; una Europa decida a luchar contra el terrorismo y la delincuencia organizada". También apuestan por una "Europa social", basada en el crecimiento sostenible, que promueva el progreso económico y social, así como "el comercio libre y justo, y una política climática mundial positiva".

 

 Valoraciones editoriales de los diarios impresos españoles

Una Europa social (EL PAÍS): Todos los grandes problemas de los europeos "sólo pueden abordarse mediante su unión. Cómo han demostrado los 60 años de la UE, la unión hace nuestra fuerza, y la desunión nos debilita". "Los seis decenios de vida de la Europa real son un éxito en la consolidación de la paz, la expansión continental de la democracia, el afianzamiento de la prosperidad y la cohesión". "Se ha hecho mucho", pero "falta mucho más". "Las secuelas de la crisis, que siguen cebándose sobre los más vulnerables; el aún débil ritmo de crecimiento"; "las resistencias a la modernización tecnológica y educativa que redundan en una competitividad inferior a la potencial; la escasa capacidad de influencia exterior"; "los cuantiosos, aunque localizados, déficits en libertades internas, entre los nuevos socios, y también en seguridad externa… Esa panoplia de problemas irresueltos es también la de tareas a emprender con mayor celeridad, bajo liderazgos renovados que afronten las insidias del populismo ultraderechista, ducho en capitalizar todo descontento provocado por la insuficiente acción institucional". Entre los grandes desafíos se encuentra "la necesidad de imprimir un giro social a la UE". "El giro social debe ser la prenda de que ningún arrinconado por la crisis financiera o por algún efecto colateral negativo de la economía globalizada queda a su suerte, sin el apoyo de l

La UE, ante el reto de preservar sus valores fundacionales (EL MUNDO): A lo largo de décadas, "Europa ha consolidado un espacio político y económico de referencia, basado en los valores de libertad, igualdad y tolerancia. La historia de la UE es una historia de éxito, especialmente, porque las naciones que la integran han sabido hacer frente al futuro preservando los ideales que motivaron" su creación. "La Unión Europea constituye el proyecto político más ambicioso del siglo XXI y, pese a las incertidumbres del presente, sigue siendo la gran esperanza democrática del orbe". "La eclosión de fuerzas populistas, los estragos causados por la recesión y el descrédito de sus instituciones atenazan seriamente el futuro de la UE". A ello se suma el triunfo del Brexit, "fruto del crecimiento del euroescepticismo", no sólo en el Reino Unido, sino en buena parte del continente. "La UE, pues, alcanza el 60 aniversario de su tratado fundacional con evidentes síntomas de fatiga. Pero, pese a ello, sigue representando el modelo de vida que defendemos". "El principal reto de la UE es proteger estos ideales recuperando el liderazgo político y la competitividad económica".

La UE, una joven sexagenaria (LA VANGUARDIA): Hoy hace sesenta años, seis países del viejo Continente firmaron el tratado de Roma que alumbró la Unión Europea. Han sido seis decenios de paz y prosperidad sin precedentes". "Durante años, la UE ha ido engrosando su número de miembros, como un tren suma vagones. Ahora es el momento de poner a punto la locomotora que integran los países económicamente más potentes", entre los que deberían estar España e Italia. "Esa locomotora es indispensable para volver a tirar del proyecto con renovada energía. La salida del Reino Unido y la necesidad de reformular la hoja de ruta comunitaria así lo exigen". "La UE, aún sexagenaria y con achaques, puede aspirar a una segunda juventud si sus principales países dan con los mecanismos para reequilibrar la delicada situación actual".

Europa es nuestro mejor futuro (ABC): La UE que se reunió ayer en Roma para conmemorar el 60 aniversario de su tratado fundacional es la que queda después de la decisión del Reino Unido de salir de la Unión, separación que ha dejado temblando los cimientos del proyecto comunitario. Pero nada de esto va a restar un ápice de razón a la defensa de Europa en la que depositamos toda nuestra esperanza en el futuro. Fuera de la idea europea, con sus contradicciones e imperfecciones, no hay futuro para ningún país en solitario. Y tampoco carece de significado que a pesar de las reticencias -o precisamente por ellas- se haya acabado por consolidar la idea de una Europa de varias velocidades, en la que los países que quieran avanzar de forma más sólida puedan hacerlo, sin dejar de lado a los que piensen que no están preparados. La experiencia enseña que empeñarse en moverse siempre a la velocidad del más lento no permite avanzar. España ha manifestado su voluntad de estar en la vanguardia de Europa junto a los países más grandes. De esta reunión de Roma deberían tomar nota los separatistas catalanes, a quienes los Veintisiete han recordado que no hay alternativa al cumplimiento cabal de la ley. Quien la transgrede en España, lo hace en Europa y nunca formará parte de ese proyecto.

Europa, ante una compleja encrucijada de caminos (LA RAZÓN): La consolidación de la UE se ha debido más a la prosperidad de un continente sin aduanas, de un espacio de libre comercio capaz de fomentarla riqueza, que al ideal político de un Estado sin fronteras interiores. Los miedos a perder la propia identidad, a las consecuencias personales de la feroz competencia económica y a los problemas del mestizaje cultural han vuelto a emerger cuando se ha quebrado la prosperidad. Sólo así se explica el Brexit británico y la desafección a la idea paneuropea de muchas capas de la sociedad. Ayer, los Veintisiete, firmaron la Declaración de Roma y las discusiones para consensuarla indican hasta qué punto Europa está en una compleja encrucijada de caminos. Por un lado, los que llevan a la unión política con todas sus consecuencias; y, por otro, los que transitan por soluciones de compromiso que mantengan abierto el gran espacio económico. Es la apelación a una UE más flexible, en la que los socios puedan elegir su ritmo de confluencia. Tal vez, sirva para salvar al euro, pero no soluciona el fondo del problema. No puede haber adhesiones a la carta si queremos que la UE se convierta en una nación de naciones libres e iguales.

La Unión Europea vale la pena (EL PERIÓDICO):  Hay aniversarios que llegan en momentos en los que hay poco que celebrar. Y el de los 60 años de la UE podría ser uno de ellos. La decepción, el desencanto se han apoderado de la ciudadanía ante unos dirigentes que ni siquiera en la elaboración del documento conmemorativo se resistían a aparcar diferencias con la mirada puesta en sus votantes. Pero los logros alcanzados en estas seis décadas indican que el proyecto valía la pena. Quienes creen que hay una alternativa a esta Europa consistente en alzar barreras o aranceles, en dejar de compartir soberanía para recuperarla nacionalmente, se equivocan. En un mundo interconectado lo que necesitamos es compartir, ser fuertes en la unión. Ha llegado el momento de avanzar para construir lo que los europeos necesitan y reclaman: una Europa social en la que todos nos sintamos representados, integrados y respetados. La UE o será social o volverá a ser terreno abonado para la aparición de charlatanes con nefastas consecuencias como ocurrió en el pasado.

Otras opiniones relevantes en la prensa impresa 

La esperanza de Europa (Alfonso Dastis. LA RAZÓN): España ha triplicado su renta desde su ingreso en la UE en 1986. Hemos pasado de ser objeto de decisiones a ser sujeto activo de las decisiones. La UE es la primera región del mundo en el desarrollo del Estado del bienestar.

La necesidad de un revulsivo solidario (Ramón Tamames. LA RAZÓN ): La UE funciona en lo principal, y volver a una Europa dividida es una necedad.

La gran oportunidad 60 años después (Ángel Expósito. ABC ): Nuestra Europa se encuentra ante el mayor peligro desde su fundación hace 60 años, pero también ante la gran oportunidad para recuperar el orgullo. Para reavivar nuestros valores y para reconocer ante el mundo entero que es/somos la mejor Comunidad de países del mundo.

De Jean Monnet al Brexit (Felipe Sahagún. EL MUNDO): No hay otra salida que flexibilizar la UE para que todos se sientan cómodos.

Reinventar Europa (José Mª Carrascal. ABC) : Los males de la UE se curan con más Europa. Con un núcleo de países dispuestos a la plena integración, impositiva, tecnológica, medioambiental, al que podrán irse uniendo los que acepten esas condiciones.

Europa es un éxito (Ramón Pérez-Maura. ABC): La crítica a las fallidas políticas comunitarias debe pasar por la articulación de otras políticas comunes, no por la destrucción de la UE.

La supervivencia de Europa (Daniel Innerarity. EL PAÍS): Si muchos europeos se resisten a avanzar en la integración es porque no se sienten implicados como libres ciudadanos, sino como simples seguidores de un mandato expresado en el lenguaje de la necesidad

¿Una nueva geometría de poder? (Michael Woalgemuth. LA RAZÓN): Una Europa de dos velocidades no es la mejor manera de encarar una mayor flexibilidad. Mejor sería un modelo de "geometría variable" donde diferentes Estados acuerdan integrarse en diferentes áreas.

La amenaza del nacional populismo (José Mª Marco. LA RAZÓN): La UE se ha convertido en 60 años en un auténtico paraíso. Nunca nadie ha vivido como vivimos hoy en día los ciudadanos de la UE. Gracias, en buena medida, a esa unión. Hoy, los adversarios de la UE no son las naciones sino los nacionalismos: los nacional populismos.

Sostenella y no enmendalla (Luis del Val. ABC): Dijsselbloem, dio la cara tras afirmar que los países del sur pedían ayuda y, luego, se lo gastaban en copas y mujeres. Defendió su hipótesis y cabreó un poco más al personal, olvidando que sus opiniones individuales son irrelevantes, pero la entrevista que le hicieron fue como Presidente del Eurogrupo.

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad