jueves,18 agosto 2022
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Los economistas debaten medida, duración y recuperación

El COVID 19 causa en España una crisis económica nunca vista, pero no la peor del último siglo

Redacción
El Consejo General de Economistas (CGE) mantiene una previsión de contracción del PIB en el 10,8% en 2020 y una tasa de paro entre el 21-22%, con una reducción en 2021 hasta el 17%. Algunas previsiones apuntan a una caída de 15% o superior y la OCDE indicó que si hay un rebrote del COVID España será el país desarrollado mas afectados. Pero aunque los economistas debaten la medida, duración y recuperación empieza a descartarse que sea la mayor del último siglo. Así lo asegura Joseba de la Torre

El Consejo General de Economistas (CGE), en el último informe  de su Comisión Financiera, formuló sus predicciones después de que la OCDE aseguró este miércoles que España será el país que más sufrirá económicamente si hay un rebrote del coronavirus, justo el mismo día en que se presentaba el libro electrónico La Economía española en tiempos de pandemia: Una primera aproximación, que compila las contribuciones de más de 30 economistas e investigadores, muchos de ellos colaboradores habituales de Nada es Gratis. Dice el CGE que la industria automovilística en abril ha tenido un descenso de su producción del 92,0% respecto al mismo mes del 2019. El saldo positivo de turismo y viajes se ha reducido en 2.600 millones en el primer cuatrimestre del año.

Para el presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, “debemos estar atentos porque además de la contracción de nuestro PIB que apunta nuestro Observatorio Financiero en torno al 11%, tal como ha puesto de manifiesto el informe semestral de la OCDE, ante un posible rebrote de la epidemia nuestra economía sufriría un duro golpe con una contracción que podría rondar el 14%, a lo que hay que sumar que, según nuestras previsiones, el déficit podría alcanzar algo más del 12% a finales de año“.

Toni  Roldán, director del Centro de Política Económica de Esade (EsadeEcpol), y principal autor del libro antes citado, coincide con las previsiones del Banco de España y prevé una recuperación “más lenta”, que implicaría que el país no volverá a los niveles anteriores a la crisis hasta 2023, ya que a su juicio va a ser “difícil” controlar la pandemia. “O tienes la logística, la infraestructura, la tecnología, la capacidad de aislar, de identificar, de acceder a datos de manera muy avanzada, o vas a sufrir más económicamente”, sentencia.

Según la OCDE, la economía española será una de las más castigadas de la OCDE por la crisis de la COVID-19, con una caída del producto interior bruto (PIB) del 11,1 % este año, que será del 14,4 % en caso de que hubiera una segunda ola de la enfermedad, la peor caída de todos los países miembros en ese escenario. En su informe semestral de perspectivas publicado este miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es significativamente más pesimista que el Gobierno español y que la Comisión Europea, que en sus últimas proyecciones hace ya más de un mes esperaban un descenso del 9,2 y del 9,4 %, respectivamente. Las proyecciones de la organización no son mejores para España en caso de que no se produzca una segunda ola. En un escenario en el que no hay rebrote del virus, la caída del PIB en nuestro paìs sería de 11,1% pero no sería la peor de la OCDE. Ese sitio correspondería, por muy poca diferencia, a Reino Unido, con un 11,5%, seguido por Francia con una caída del 11,4. Estas tres economías serían las que más sufren en caso de que no haya rebrote.

"Las medidas de confinamiento adoptadas por la mayor parte de los gobiernos han logrado frenar la propagación del virus y reducir el número de fallecidos", señala la OCDE en su informe. "No obstante, también han paralizado la actividad económica de muchos sectores, ampliado las desigualdades, perturbado la educación y socavado la confianza en el futuro".

 
¿Por qué son los más golpeados?.En la rueda de prensa para presentar el informe, Laurence Boone, jefa economista de la OCDE, ha atribuido la severa proyección para España al hecho de que el turismo y los servicios están entre los sectores más afectados, porque requieren contacto personal. "La situación ha sido frenética, y de ella solo podemos salir juntos".
 
Sin embargo, sobre España, Francia y Reino Unido, Boone destacó que "no es el caso" señalar solo a los tres más afectados. "Todos hemos sido afectados por el virus, estamos en un mundo integrado", ha dicho.Por su parte, Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, señaló que estos países están en esa situación tras imponer fuertes restricciones contra la pandemia. "Con ellas, bajaron la mortalidad e hicieron posible que sus sistemas de salud se enfrentaran a la emergencia".

 

"Ahora no es el tiempo de ver el manual", dijo Gurría más adelante, en referencia a la caída que se registra en todos los miembros de la OCDE. "Debes usar todo lo que tienes para ganar la guerra al enemigo, y tienes que enfrentar el hecho de que los países, las empresas y los hogares van a ver crecer su deuda".Y es que todos los países de la OCDE registrarán caídas en el producto interior bruto. La media de la organización es de un 7,7% en el caso de un solo brote y del 9,6 en el caso de una segunda ola.
 
La actividad económica mundial caería un 6% este año, una caída que se ampliaría hasta el 7,6% si hubiera un rebrote antes de final de año."La actividad económica ha disminuido en torno al 30% durante el confinamiento, en comparación con un periodo normal, dado el importante papel que desempeñala hostelería y las actividades de comercio mayorista y minorista en la economía", indica el texto.
 
El reporte recoge también la caída en la confianza de los consumidores y las matriculaciones en marzo y abril, un desplome en la llegada de turistas internacionales, del 64% en marzo y ya a una tasa de cero por ciento en abril, con el cierre de las fronteras."El comercio minorista registró en marzo su mayor caída jamás observada".

Las previsiones de la OCDE son de que, si la pandemia rebrota antes de fin de año, la recuperación en 2021 se haga "más lentamente" a un ritmo del 5%. Sería algo más rápìda, al 7.5%, en el caso de que el virus se disipe este verano.."La recuperación vendrá impulsada por la materialización del consumo y las inversiones que se han visto aplazados", destaca el informe. "Sin embargo, el aumento de la incertidumbre y el importante peso del turismo en el PIB reducirán la velocidad de la recuperación".

 
"En los dos escenarios, la caída en la demanda doméstica, debida a la destrucción de empleo y el cierre de la actividad, es la clave principal de la contracción", indica el informe. "La caída de la demanda externa, especialmente en los servicios turísticos, pesará mucho en la economía en 2020".

Previsiones del Consejo General de Economistas

Los coordinadores de este Observatorio, Antonio Pedraza, presidente, Montserrat Casanovas y Salustiano Velo, han puesto de manifiesto las circunstancias especiales de este cuatrimestre, que ha estado marcado por la irrupción de la pandemia por la COVID-19 que ha hecho que las perspectivas económicas a nivel nacional, europeo y mundial hayan cambiado drásticamente. En el caso de España, tras un crecimiento del PIB del 2% en 2019, que actuaba como inercia para 2020 augurando un crecimiento moderado, ya en el primer trimestre ha retrocedido un 5,2%, en pleno estado de confinamiento. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al acudido este miércoles al Congreso para pedir el apoyo de la Cámara a la última prórroga del estado de alarma, que con condiciones mucho más laxas que las anteriores, servirá para "acompañar a los territorios" en el "último trecho" de la desescalada, pero ha anunciado también que después habrá más. Pero no descarta hacer recortes para “atajar” un décifit del 10% por la crisis del coronavirus.

Por su parte, Antonio Pedraza, ha señalado que “mantenemos nuestra previsión de contracción de la economía del 10,8 para este año, con sesgo bajista en el caso que hubiera algún rebrote”. Asimismo, según Pedraza, “hay dos sectores especialmente castigados por la crisis, el sector del turismo, con una actividad prácticamente nula desde que se declaró el estado de alarma y el del automóvil, agravado además con la deslocalización industrial de Nissan y Renault. De hecho, la industria automovilística en abril ha tenido un descenso de su producción del 92,0% respecto al mismo mes del 2019.” que obligara a incluir restricciones o, en casos severos, medidas estrictas de confinamiento “.

 

Para el coordinador del Observatorio, Salustiano Velo, “todas las variables, excepto el gasto de las administraciones públicas, se están resintiendo. El consumo y la inversión sufren una gran contracción, mientras que se espera que la tasa de ahorro se mantenga en torno al 10%.” 

En el mes de mayo ya se han vislumbrado ciertos indicadores que podrían señalar la senda de la recuperación, entre los que destacamos el índice PMI, que en el caso del sector servicios que ha alcanzado los 27,9 puntos, frente al 7,1 registrado en abril, así como el descenso registrado en la prima de riesgo desde los 144,9  pb del 7 de mayo a los 87 pb el 8 de junio, o la disminución del rendimiento del bono español de los 92 pb el 6 de mayo a 54,7 pb al pasado día 8, debido fundamentalmente al paquete de ayudas europeas. Así mismo, las emisiones de deuda del Tesoro se están cubriendo con facilidad prácticamente al 0%.

En cuanto a los efectos de la crisis en los mercados financieros, la coordinadora del Observatorio Financiero, Monserrat Casanovas, ha señalado que “la bolsa española, con su selectivo el IBEX, ha sido la peor parada de los principales mercados financieros, con una bajada del 25,7% hasta finales de mayo y con una gran volatilidad. Le sigue de cerca Brasil con un 24,4% e Italia, con una bajada en su índice FTSE del 22,6%. No obstante, en lo que llevamos del mes de junio, el IBEX ha registrado una subida superior al 11%.”

En el caso de Estados Unidos, a pesar del número de muertos y de la cifra histórica de desempleados, sus índices están mejor de lo esperado: el Dow Jones con una caída hasta el 29 de mayo del 11%, y del 5,9% del S&P 500 –pero con un incremento del 9,4 con respecto al año anterior–, mientras que el Nasdaq ha registrado una subida del 5,76%, debido fundamentalmente a su composición.El petróleo, que durante el mes de abril ha tocado mínimos, ha comenzado su escalada, coincidiendo además con la reanudación de la actividad.En cuanto a las divisas, hay un cierto fortalecimiento del euro frente a otras divisas como el dólar el yen o la libra, pero el activo refugio sigue siendo el oro que se mantiene estable después de un incremento del orden del 20% en los primeros cuatro meses del año.

En el aspecto negativo, especialmente castigados por la crisis están el sector del turismo, con una actividad prácticamente nula desde que se declaró el estado de alarma y el del automóvil, agravado además con la deslocalización industrial de Nissan y Renault. La industria automovilística en abril ha tenido un descenso de su producción del 92,0% respecto al mismo mes del 2019.

Los próximos meses estarán marcados aún por la incertidumbre económica ligada a la evolución de la crisis sanitaria hasta que no haya una vacuna que aleje el peligro de un rebrote. Además, habrá una reducción de los ingresos públicos, fundamentalmente por la bajada de la recaudación de impuestos, y un incremento del gasto público para hacer frente a la emergencia ahora ya social y también económica. Como consecuencia, el déficit se incrementará hasta situarse entre el 12% y 15% mientras que la deuda se podría situar a final de año entre el 120%-125% del PIB. Por ello, es fundamental que se mantenga controlada la prima de riesgo dado el aumento del déficit y deuda, y la necesidad de que se sigan financiando a tipos muy bajos.

De las CONCLUSIONES del Observatorio Financiero “Informe enero 2020” (correspondiente al primer cuatrimestre de 2020), cabe resaltar las siguientes:

INDICADORES ECONÓMICOS 

  • Las medidas puestas en marcha para contener el avance de los contagios (limitación de movimientos y confinamiento de la población y paralización parcial, en algunos casos total, de la actividad productiva y comercial), están provocando un fuerte impacto en términos de producción y empleo, que ha llevado a los Bancos Centrales, y a las instituciones y administraciones nacionales y supranacionales a tomar medidas con el fin de mitigar este impacto. 
  • Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, de mediados de abril, señalan que el Producto Interior Bruto (PIB) mundial podría descender un 3% en 2020.  En el caso de Europa, las previsiones publicadas en mayo por la Comisión señalan que la recesión económica será profunda y desigual en los distintos países, previendo descensos superiores al 7% en la Zona Euro y en la UE. En cuanto a la recuperación dependerá además de la evolución de la pandemia, de la estructura productiva de cada economía y de su capacidad de responder mediante políticas de estabilización.
  • Dentro de la Zona Euro, la economía española será una de las que registre una mayor contracción. Ya en el primer trimestre ha disminuido el PIB un 5,2%. La CE apunta a un descenso del 9,4% para este año, y un repunte de la tasa de paro hasta el 18,9%. El Banco de España, en sus previsiones de junio (en el informe se han incluido las previsiones de abril) ha pronosticado que la contracción podría alcanzar el 11,6 % si la recuperación es gradual o el 15,1%, en un escenario de riesgo, con una recuperación muy lenta, con tensiones de liquidez empresarial que derivasen en problemas de solvencia que podrían dar lugar a cierre de empresas, paro de larga duración, y un mayor coste de financiación.

CUENTAS FINANCIERAS TRIMESTRALES Y POSICIÓN EXTERIOR

En cuanto a los datos de la Balanza de Pagos del Banco de España, el saldo de las cuentas corrientes y de capital alcanzó, hasta marzo de este año,  los 29.400 millones de euros, lo que supone un aumento respecto a los 26.005 millones del año anterior, debido al mayor saldo positivo de la balanza por cuenta corriente, y en particular al incremento en el superávit de bienes y servicios (35.466 millones frente a los 30.436 de un año antes), si bien el saldo positivo de turismo y viajes se ha reducido en 2.600 millones, hasta los 43.900 millones de euros. 

La deuda pública en circulación asciende a 1.067.920 millones de euros en abril, un 5,6% más que en el mismo periodo de 2019. 

TIPOS DE CAMBIO Y COTIZACIONES MATERIAS PRIMAS, PETRÓLEO E ÍNDICES BURSÁTILES

La expansión de la pandemia ha provocado una drástica caída en los principales índices bursátiles. Concretamente en Europa, el índice Eurostoxx 50 disminuyó un 18,6% hasta el 29 de mayo de 2020,  el IBEX-35 en España retrocedió un 25,7%, situándose en los 7.096,5 puntos a finales de mayo, un -22,6% el FTSE MIB italiano, -21,5% el CAC 40 de París, -12,5% el DAX alemán y -19,4% el FTSE 100 de Reino Unido, siendo menos pronunciada la caída del índice S&P 500 (-5,8%) en el mercado estadounidense. 

El precio del petróleo Brent sufrió en marzo y abril una brusca caída, asociada a la extensión de la COVID-19 por todo el mundo y el descenso de la demanda, cotizando en torno a 15 dólares en abril, algo no visto en los últimos veinte años, si bien en mayo el precio del barril de Brent ha repuntado. Así mismo, se ha producido una disminución de las cotizaciones de las materias primas respecto a comienzos de año. En el caso de los alimentos, la caída ha sido algo menos acusada (-3,4%) que en el resto (-11,3%), observándose también menores precios en materias primas no energéticas (-7,5%). Por el contrario, la cotización del oro se ha incrementado en los tres primeros meses de 2020 respecto a finales del pasado año.

Respecto al mercado de divisas, los primeros meses de 2020 han estado marcados por la incertidumbre y la rápida propagación del virus. 

TIPOS DE INTERÉS EN LOS MERCADOS INTERBANCARIOS Y EN LOS MERCADOS DE DEUDA

En el mercado interbancario de la Zona Euro, los tipos de interés han aumentado en lo que va de año en sus tramos más largos. Así, el Euríbor a uno, seis y doce meses se situó el 29 de mayo en el -0,482%, -0,158% y -0,085%, respectivamente. 

Las rentabilidades de los activos de deuda soberana a largo plazo de las economías percibidas como la tendencia alcista de las primas de riesgo revirtió́ cuando el BCE anunció su programa de compras Pandemic Emergency Purchase Programme

En el mercado secundario de deuda, la rentabilidad del bono español a diez años se situó el 29 de mayo en torno al 0,57%, inferior en 16 p.b. a la registrada a finales de abril (+10 p.b. en términos interanuales). Por su parte, la rentabilidad del bono alemán aumentó 14 p.b. en ese periodo, manteniéndose en valores negativos (-0,45%).

El indicador de estrés de los mercados financieros españoles que realiza CNMV ha mostrado un incremento significativo en los últimos meses, pasando de 0,19 en febrero a 0,64 a finales de mayo, debido a las caídas abruptas de los precios de los activos, el incremento de la volatilidad y la pérdida de liquidez de los activos que ha generado la crisis de la COVID-19. 

INDICADORES DE POLÍTICA MONETARIA Y CRÉDITO, Y OTROS INDICADORES DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS

Las principales autoridades económicas han reaccionado con políticas expansivas para contrarrestar los efectos adversos de la pandemia. En la Zona Euro, el Consejo de Gobierno del BCE adoptó sucesivamente dos conjuntos importantes de medidas expansivas, el 12 y el 18 de marzo: nuevas operaciones de financiación a largo plazo (LTRO), una mejora de las condiciones para las operaciones de financiación a largo plazo con objetivo específico TLTROIII y un incremento de 120 miles de millones de euros en el volumen de las operaciones del programa de compra de activos durante el año 2020. Los objetivos de todas estas actuaciones son proveer de suficiente liquidez al sistema financiero, para que esta fluya a hogares y a empresas, apoyar el crédito bancario –principalmente a aquellos segmentos más afectados por las consecuencias de la crisis sanitaria, como son las pymes– y evitar un endurecimiento de las condiciones de financiación de la economía. 

Otras medidas extraordinarias del BCE incluyen un programa especial de compra de activos públicos y privados por un importe de 750 miles de millones de euros para paliar los efectos de la crisis. Asimismo, el Consejo de Gobierno decidió reducir el tipo de interés de las operaciones TLTRO III durante el periodo comprendido entre junio de 2020 y junio de 2021 a 50 p.b. por debajo del tipo de interés medio aplicable a las operaciones principales de financiación del Eurosistema vigentes durante ese periodo.

CRÉDITO Y OTROS INDICADORES DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS

El saldo de la financiación otorgada al sector privado (empresas y hogares) creció en marzo (0,3% interanual), en línea con los meses anteriores. El saldo vivo del crédito al sector privado asciende en marzo a 1,195 billones de euros.  En cuanto a los créditos morosos, se redujeron en tasa interanual un 16,7% en marzo, situando la tasa de morosidad en el 4,80% del crédito total, lo que supone un descenso de 0,93 puntos porcentuales respecto a marzo de 2019.

Entre enero y marzo de 2020, las nuevas operaciones de crédito concedidas por las entidades financieras registraron un crecimiento interanual del 7,4%, mientras que las de las sociedades no financieras un crecimiento del 11,2%. Las operaciones firmadas por los hogares, por el contrario, se redujeron el 5,1% interanual, fundamentalmente por la reducción de los préstamos destinados a vivienda (-7,2%), y a consumo (-9,1%).

 

¿La peor crisis en un siglo? Contra el pesimismo espontáneo, más historia económica
Las analogías históricas las carga el diablo, sobre todo si acaban en un titular de prensa entre espectacular y apocalíptico. La caída del PIB de España en el primer trimestre de 2020, como efecto del impacto de la covid-19, ha sido anunciada como “la peor crisis económica en un siglo”. Es decir, que desde el crack del 29 o la guerra civil de 1936-39 no se registraba un dato tan catastrófico. Así lo han escrito los periodistas y algunos economistas de renombre y lo han podido leer y escuchar millones de ciudadanos. Algunos incluso han rastreado ese dato en las Estadísticas Históricas. Y, si lo han dado por veraz, las expectativas solo pueden empeorar.
Lo que más me molesta de ese tipo de titulares no es que sea falso (que lo es, como comprobaremos más abajo), sino que contribuye a crear un clima social todavía más adverso. Alimentan el pesimismo espontáneo. Esa sobredosis de tremendismo comete varios errores cuando echa mano de la historia para explicar el presente. El primer error radica en cómo se formula la noticia. El enunciado encierra un valor comunicativo que no es neutral. Vaticina lo peor. El segundo fallo es atribuir a un solo dato, el PIB trimestral, la condición esotérica de predecir el futuro (sobre todo si este es lúgubre).  Y el tercer error es que esa información escueta adopta sobre todo un enfoque nacional y apenas explora las referencias comparativas con otros países de la Unión Europea, salvo que sirvan para subrayar el precipicio por el que van a caer las economías europeas del arco mediterráneo.
Es verdad. La situación es muy complicada. Los valores estimados por los organismos públicos y privados para el conjunto del año 2020 (una contracción del PIB entre 6,6 y 13,6 puntos, según el Banco de España, o del 15 por 100 que calcula Funcas) se han producido muy excepcionalmente en nuestra historia contemporánea. La causa de este desplome en la producción anual de bienes y servicios es conocida. El gobierno español, como los de casi todo el planeta (el FMI lo compila aquí), decidió aplicar a la economía un coma inducido que ha desplomado el PIB en un orden de magnitud sin apenas precedentes. Esa es la gran novedad planetaria. Nunca en la historia se había procedido a una parada técnica global de la actividad productiva a casi cero. La viabilidad de nuestras economías y, por tanto, nuestro bienestar está en juego.
“Los datos van más allá del cosmos del PIB e incluyen otras variables macroeconómicas relevantes.”
Sin embargo, ¿estamos efectivamente en el peor momento de nuestro pasado? ¿Los españoles de hoy deben añadir al pánico y la perplejidad de la pandemia el escalofrío de lo que algunos han calificado de una “economía de guerra”? ¿Cómo será la salida y recuperación de la actividad y la renta? ¿Hay que plantearlo en términos de “políticas para después de una guerra”? Las previsiones del FMI apuntan a un regreso tortuoso a la normalidad. Nuestra pregunta básica es tratar de saber cómo nos fue en el pasado.  Frente a los ‘colapsólogos’ y los pesimistas de todo pelo (entre los que proliferan los macroeconomistas), los historiadores de la economía debemos proporcionar un marco analítico que ayude a la reflexión porque el big data histórico no se sintetiza en una única variable (tan demodé como el PIB) y que, al contrario, está tan cargado de matices que nos debería poner en cuarentena frente a tanto cenizo.
¿Qué dicen las series temporales elaboradas por los historiadores económicos? En la siguiente Tabla hemos recogido un conjunto de 9 variables que nos servirán para someter a prueba la hipótesis de que en 2020 nos enfrentamos a “la peor crisis económica en un siglo”. Los datos van más allá del cosmos del PIB e incluyen otras variables macroeconómicas relevantes. Ese conjunto muestra la situación en el año anterior al desencadenamiento de las crisis más significativas de los últimos 100 años: 1929, 1935, 1958, 1980, 1992 y 2007, es decir, las vísperas de la Gran Depresión, de la Guerra Civil, del rescate del Plan de Estabilización, de la estanflación de la segunda crisis del petróleo, del agotamiento de la oleada de prosperidad tras el ingreso en la Unión Europea y, finalmente, de la Gran Recesión. Debo recordar que en la actualidad alrededor del 75% de los egresados en nuestras Facultades de Economía y Empresa (públicas y privadas) nunca cursaron una asignatura de Historia Económica Española (va por ellos este ejercicio).
Tabla 1: Datos básicos de la economía española previos a las crisis económicas del último siglo y tiempo de recuperación del nivel de PIB per cápita anterior
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Fuente: Maluquer de Motes (2015), Prados de la Escosura (2019) y Carreras & Tafunell (2019)

*la recuperación fue incompleta en términos por habitante, aunque el PIB de 1935 superaba al de 1929.

 
La serie retrospectiva del PIB dibuja la trayectoria del desarrollo económico de España, de un país pobre y atrasado a otro insertado entre las economías más avanzadas del planeta. Los factores exógenos explican el origen de 4 de las seis crisis (1929, 1979, 1992 y 2007) y dos hunden sus raíces en factores internos (guerra fratricida en 1935, y riesgo de quiebra financiera al final de la autarquía, en 1958). En la columna C se indica el número de años que se tardó en recuperar el nivel de renta por habitante previo a la crisis. El ciclo negativo más prolongado fue 1936-1952. Nada menos que 17 años consecutivos que, además, se iniciaron cuando casi se había cerrado la brecha abierta en 1929. La política económica del franquismo fue nefasta (los años del hambre y el mercado negro de alimentos y medicinas). Hasta el siglo XXI no se registra una crisis de tan gran intensidad (aunque menos prolongada). El nivel de ingreso medio anterior a la Gran Recesión solo se recuperó en 2017. El resto de episodios fueron breves comparativamente (si bien la estanflación de los 70-80 exigiría otro enfoque). En suma, para batir el récord de 1935 y llegar a convertirse en ‘la peor crisis en un siglo’, el abismo que se abre hoy se debería cerrar hipotéticamente en 2038.
“… el ciclo de dificultades que se avecinan es innegable (ya se está manifestando), pero la economía y la sociedad españolas cuentan con un nivel de desarrollo y unas capacidades que deben ser útiles para paliar el daño y la duración de la crisis vírica.”
Disponemos, sin embargo, de otros indicadores que expresan que hoy estamos en mejor posición para enfrentarnos a la crisis que como lo hicieron los españoles de la posguerra. De entrada, ni el tamaño ni los componentes cualitativos de la economía de 2020 son los de 1930. Mirad la evolución del PIB y su dimensión por habitante (columnas A y B). Por más que se especule con la idea de una ‘economía de guerra’, nuestro capital fijo está intacto. Y qué decir del capital humano (exterminio y exilio lastraron la posguerra), muy superior en cantidad y calidad. El volumen de Gasto Social, aunque inferior al de otros países avanzados, ha alcanzado un nivel clave para actuar de colchón de la recesión (cien años atrás, la II República, en plena crisis, fue capaz de doblarlo). El grado de convergencia, aunque incompleto, nunca nos había situado tan cerca de los países europeos más ricos (columna D). Somos una economía abierta a la competencia internacional, como indican el grado de apertura (columna H) y el volumen creciente de exportaciones de bienes y servicios (columna G). Y nuestros empresarios y sus negocios tienen suficiente musculatura. Ni siquiera en las ondas largas de crisis les fue mal, según sintetiza la ratio de rentabilidad financiera (columna I) (los dos únicos momentos de beneficios negativos se produjeron en las crisis cortas).
Si añadiésemos datos de consumo privado, ingesta de calorías, nivel educativo, acceso a la vivienda y la salud, o variables antropométricas se refrendaría el absurdo de buscar analogías en el pasado lejano que solo contribuye a cultivar un estado de ánimo depresivo. En conclusión, el ciclo de dificultades que se avecinan es innegable (ya se está manifestando), pero la economía y la sociedad españolas cuentan con un nivel de desarrollo y unas capacidades que deben ser útiles para paliar el daño y la duración de la crisis vírica. Contra el pesimismo, más lecciones de historia económica.

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