jueves,18 agosto 2022
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Por efecto de la crisis en construcción y servicios

El desajuste laboral de los universitarios españoles bate record histórico

Redacción
Un estudio elaborado por el Banco de España revela que el actual paro es incluso más problemático que la crisis de los años setenta. La crisis actual está centrada en los estudios universitarios

 El desajuste educativo español entre la oferta y demanda laboral bate records históricos entre los universitarios españoles, según un estudio elaborado por tres expertos para el Banco de España, quienes llegan a la conclusión de que incluso para el conjunto del mercado de trabajo (es decir, si se incorporan todos los niveles educativos) tal problema es más importante que el registrado tras la crisis económica de los años setenta.

La investigación ha utilizado los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA) desde 1977 hasta el último trimestre de 2012. Sus autores son Mario Izquierdo, Sergio Puente y Paulino Font, de la  Dirección General del Banco de España.

Los autores asumen que la distribución de las necesidades de cualificación requeridas por la demanda de trabajo está representada por la distribución actual del stock de ocupados. Dicen que el nivel de desajuste observado en la actualidad es similar al estimado para la crisis de finales de los años setenta, en la que también se produjo un proceso de fuerte destrucción de empleo. Entre ambos periodos, el desajuste alcanzó valores mínimos durante el período de expansión económica registrada desde mediados de los años ochenta, para iniciar luego un progresivo deterioro alrededor del año 2005, y se intensificado después a partir de 2008.

Como refleja el gráfico siguiente, elaborado con las diferencias entre porcentajes de ocupados y de parados, tras la crisis de los años setenta el principal desajuste entre oferta y demanda estaba en los niveles inferiores de estudios. Pero luego este descendió y en la crisis actual se ha centrado con fuerza especialmente en los estudios universitarios.

Diferencias entre los porcentajes de ocupados y de parados

Fuente: El Banco de España reproducido por Ibercampus

El estudio se publica a la vista de que el desempleo se situó por encima del 27 % en el primer trimestre de 2013. Dado este incremento, resulta relevante analizar en qué medida es reflejo de la evolución cíclica adversa o se encuentra también asociado a factores más estructurales, como los que se derivan de una posible discrepancia entre las cualificaciones o habilidades requeridas por las empresas respecto a las disponibles en el colectivo de los desempleados, que podrían dificultar la reintegración de estos en el mercado laboral.

Las contribuciones de los diferentes niveles educativos a la evolución agregada del índice, medidas en los dos gráficos anteriores, permiten identificar dónde se encuentran las principales discrepancias en las distribuciones de la oferta y de la demanda de trabajo. 

En los años ochenta, la mayor parte de las discrepancias entre las distribuciones de los ocupados y las de los desempleados provenía de los dos grupos de menor educación (primera etapa de Educación Secundaria y Educación Primaria o menos). Por el contrario, en el período más reciente se observa un repunte acusado del desajuste en el grupo de mayor cualificación, aunque en la parte inferior de la distribución por educación el desajuste mantiene una cierta importancia en la crisis actual.

Para analizar si estas discrepancias se producen como consecuencia de un peso más elevado de determinadas cualificaciones en el empleo o de un porcentaje igualmente pronunciado de los desempleados con determinado nivel de educación, los autores estudiaron la diferencia entre el peso de cada grupo educativo en la distribución de ocupados menos el peso correspondiente en la de los desempleados. Así, el elevado desajuste de los años ochenta reflejaba, principalmente, que el porcentaje de ocupados con estudios primarios era muy superior al observado entre los trabajadores desempleados, lo que podría ser ilustrativo de un exceso de demanda de trabajo no cualificado. Al mismo tiempo, se apreciaba una mayor representación entre el colectivo de parados de los trabajadores con estudios secundarios de primera etapa, cuya demanda, aproximada por su peso en el total del empleo, era más reducida.

Por el contrario, en el período más reciente, estos dos grupos con menor nivel educativo tienen un peso en el empleo muy inferior al observado entre los desempleados, lo que vendría a señalar que la demanda relativa de trabajadores con estas cualificaciones se encuentra por debajo de la oferta disponible, mientras que el peso de los trabajadores con mayor nivel educativo es muy superior en la distribución del empleo que en la de los desempleados.

A la hora de interpretar estos resultados, los autores advierten que un índice de desajuste como el calculado incorpora el supuesto implícito de no sustituibilidad de trabajadores con diferentes niveles educativos y de homogeneidad de dicha no sustituibilidad en todos los niveles de formación. No obstante, en la práctica, se podría argumentar que resulta más sencillo que un desempleado con estudios secundarios pueda suplir la mayor demanda relativa de trabajadores con estudios primarios que la posible demanda de trabajadores con estudios universitarios. En este sentido, se puede efectuar una definición alternativa del índice que agrupe a los dos grupos de menor cualificación, que, en principio, podrían ser más sustituibles entre sí5. El resultado de este ejercicio se representa junto con las contribuciones relativas a la evolución agregada de los cuatro niveles educativos ahora considerados. Respecto al anterior índice, el principal resultado que se obtiene es que el elevado desajuste estimado para los años ochenta desaparece casi por completo6, al compensarse ahora los desajustes de diferente signo observados previamente entre los dos grupos de menor nivel educativo.

El aumento del índice estimado para los últimos cinco años es consecuencia tanto del mayor peso relativo del grupo con estudios universitarios en el empleo como del elevado porcentaje de los parados con menor nivel de estudios, que supera con creces al observado entre los ocupados. Es decir, el desajuste observado en los últimos años podría ser especialmente relevante para el funcionamiento del mercado de trabajo, pues se estaría produciendo entre los extremos de la distribución por educaciones, donde las posibilidades de sustituibilidad entre trabajadores con diferentes niveles de formación son inferiores.

Con respecto a la situación actual, aunque el nivel de desajuste es inferior al observado entonces, el repunte desde el inicio de la crisis está protagonizado por el colectivo de trabajadores con estudios universitarios en el sector de servicios, cuya demanda relativa (aproximada por su peso en el empleo total) supera ampliamente a la oferta relativa disponible entre el colectivo de desempleados. Se observa, en todo caso, una contribución apreciable de la destrucción de empleo en el sector de la construcción, concentrada en los desempleados de menor nivel de formación con experiencia previa en este sector, cuyo peso en el desempleo es muy superior al observado en el empleo.

Aportaciones de cinco grupos al desajuste educativo español

Fuente: El Banco de España reproducido por Ibercampus

Entre otras conclusiones, el análisis revela que, desde el inicio de la actual crisis, se ha producido un aumento apreciable del peso de los trabajadores más cualificados en el empleo, mientras que la destrucción de empleo se ha concentrado en los segmentos de trabajadores con menor cualificación, elevando la proporción de estos trabajadores entre el colectivo de desempleados. Atendiendo además a la dimensión sectorial, la intensa destrucción de empleo en el sector de la construcción habría desempeñado un papel relevante, provocando un considerable incremento del peso relativo de los desempleados de baja cualificación que no se corresponde con el del empleo existente. Este efecto habría venido a reforzar el importante papel desempeñado por la evolución en el sector de servicios, donde el peso en el desempleo de los trabajadores con niveles elevados de cualificación y experiencia previa en este sector es inferior al observado en el empleo de estas ramas.

A la vista de estos resultados, se puede inferir que, aunque una parte de los desajustes educativos observados entre oferta y demanda de trabajo se deba a factores cíclicos, la reducción de su nivel requerirá también un proceso de adaptación de las habilidades de los trabajadores desempleados a los requerimientos de la demanda de trabajo, que se concentra en niveles de cualificación superiores y se relaciona principalmente con actividades de las ramas de servicios. En este contexto, pueden resultar muy relevantes las políticas de empleo destinadas a aumentar la cualificación de los desempleados con menores niveles de formación y una mayor adecuación de los costes laborales relativos a la brecha existente en la oferta y la demanda por niveles de cualificación.

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