Y en este hablamos tanto de la ruptura de la tendencia de creación ininterrumpida de empleo acumulada desde enero como que en agosto de hace un año la afiliación subió, aunque fuera en apenas 7.000 personas.
Además, los afectados por ERTE se han reducido la mitad de lo que lo hicieron en julio y fijan el nuevo mínimo en 272.000 afectados.
Aun así, los datos no son malos: la caída es casi la mitad de la registrada entre julio y agosto de 2019.
Gracias a ello, la afiliación no sólo supera los niveles prepandemia –léase febrero de 2020– sino la alcanzada en agosto de 2019, consolidando la tendencia alcanzada en julio.
Además, el descenso del desempleo supone la mayor caída en un mes de agosto en toda la serie histórica con una reducción de 82.583 personas.
Este tipo de contradicciones son un clásico en la comunicación de las estadísticas laborales y para nada exclusiva de la pandemia.
Es lógico que el Gobierno, embarcado en su agenda social necesita vender la idea de una recuperación potente de cara al otoño. Lo que no hay que olvidar es que, al menos en términos de empleo, el otoño empieza en agosto.
El fin del verano Delta
Las expectativas de una caída del turismo internacional se han cumplido: el gasto de los visitantes extranjeros es apenas un 43% del registrado en 2019, y aunque el comportamiento del turismo interno ha sido mejor, no lo ha compensado.
Pero la retirada de la quinta (o cuarta) ola de la pandemia en Europa y el fin de ciertas restricciones hace que diversos expertos, como Javier Blasco, director general de la Fundación Adecco, avalen la idea de que la temporada turística no ha acabado y en los próximos meses se acelerará la llegada de visitantes extranjeros.
Esto explica el comportamiento positivo de los servicios en afiliación, paro registrado y contratación no ha sido mala y que las comunidades más turísticas incluso lo aumentan.
Sin embargo, los sectores más dependientes de los ERTEs siguen siendo los de sectores vinculados, directa o indirectamente, al comercio, la restauración y el turismo.
De hecho, los sectores que más aumentaron en agosto con respecto al año anterior fueron Información y Comunicaciones (8,12%), Educación (7,06%), Actividades Administrativas (6,14%), Actividades Artísticas, Recreativas y de Entretenimiento (6,13%), Actividades científicas (6,09%) y Hostelería (5,53%).
De todos modos, muchos de estos sectores, como Educación, Actividades Recrativas y Hostelería se encuentran en el pico álgido de su ciclo de temporalidad y esto empieza a notarse en los datos de contratación.
Vuelve el empleo… y la precariedad
De hecho, la temporalidad veraniega se ha traducido en una caída mensual del 25,83 en los contratos, un 23,59 en el caso de los indefinidos. Es decir, el ritmo de contratación al principio de la temporada veraniega se ha frenado. No obstante, esto es un comportamiento habitual y que perjudica especialmente a los jóvenes.
El único punto positivo es señalar que, en términos interanuales, la contratación ha aumentado un 25,38%, mientras la indefinida sube un 23,59%. En cualquier caso, suponen apenas 8,45% del total de contratos.
En este sentido, cabe decir que el empleo empieza a recuperarse del impacto de la pandemia, pero no de sus propios problemas previos y más profundos que se siguen manifestando en términos de temporalidad y precariedad, sobre todo entre los jóvenes.