jueves,18 agosto 2022
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El mito de Aznar

Cromatismos
Ante el mito del PP de Aznar como firme dique de contención frente a las exigencias inasumibles del nacionalismo catalán y vasco en su etapa de Gobierno (1996-2004) mientras se tacha de tibio a su sucesor Mariano Rajoy y de claramente connivente con él a Pedro Sánchez, se recuerda que el Pacto del Majestic hecho por Aznar entregó Cataluña a Pujol y al nacionalismo. Y muchos de los problemas que hoy existen en dicha Comunidad, y que con bastante demagogia critica el PP, proceden del mismo.

1.- Uno de los mitos mejor cultivado por J.Mª Aznar –y asumido, en gran parte, por las bases del Partido Popular- ha sido el de considerarse/considerarlo como el más firme dique de contención frente a las exigencias inasumibles del nacionalismo catalán y vasco en su etapa de Gobierno (1996-2004) mientras tacha de tibio a su sucesor Mariano Rajoy y de claramente connivente con él a Pedro Sánchez. Tras el relevo del primero en la dirección del Partido a favor de Pablo Casado, J.Mª Aznar se ha posicionado con claridad a favor de una “regeneración” interna que permita devolverle sus tradicionales señas de identidad frente al secesionismo/nacionalismo/separatismo catalán y que él –en su día y según él- representó aunque, ahora, no especifique ni concrete a través de qué medidas.

2.- El hecho es que todos los Partidos nacionalistas catalanes y vascos (incluido ERC y PNV) no dudaron en afirmar que la etapa de J.Mª Aznar (frente a la de Felipe González) fue la “etapa dorada” del nacionalismo catalán y vasco. El propio Arzalluz reconoció que “con Aznar, y en tan sólo un año, el País Vasco había conseguido más que en los últimos catorce con Felipe González”. En términos similares se deshicieron en elogios Durán i Lleida (UDC), Ramón Tramosa (CDC), Heribert Barrera (ERC) y el propio Presidente de la Generalidad, Jordi Pujol.

3.- Porque –y centrándonos solamente en lo que supuso el Pacto del Majestic (1996) para el nacionalismo catalán entre Aznar y Pujol , y al que el primero tuvo que plegarse para poder formar mayoría parlamentaria en el Congreso- la cantidad de concesiones, privilegios y exigencias firmadas y rubricadas entonces a favor de Cataluña constituyen la base y el prerrequisito que explican –en parte-  la situación, ahora insostenible, a la que se enfrenta el Estado. Pacto que Aznar justificó entonces bajo el argumentario ideológico de la “cohesión social”, la “vertebración territorial” y la “estabilidad y gobernabilidad del Estado” y posteriormente reivindicó –frente a sus oponentes políticos- como su “mejor legado” para España y para su Partido.

4.- Para empezar, Aznar cedió a Cataluña –y partiendo prácticamente de cero-  el 33% de la recaudación del IRPF en dicha Comunidad Autónoma, el 35% del IVA y el 40% de los Impuestos Especiales sobre alcohol, tabaco, hidrocarburos y derivados. Le transfirió -adicionalmente- las competencias en materia de Tráfico (antes asumidas por la Guardia Civil) (“no quiero ver guardias civiles en las carreteras catalanas”, le dijo Pujol a Aznar), las de Administración de Justicia, Educación, Agricultura, Sanidad, Cultura, Empleo, apertura de Farmacias, Empleo, gestión de Puertos, Medio Ambiente, Vivienda entre otras.

 

5.- Y por su especial trascendencia hacia el futuro –y que, ahora, es ya presente-: a/ Eliminó la figura de los Gobernadores Civiles y la sustituyó por la del Subdelegado del Gobierno con muchas menos competencias que los anteriores, por no decir meramente decorativas; b/ Regó a Cataluña con cuantiosas inversiones ampliando el puerto y aeropuerto de Barcelona, conectando por AVE Madrid y Barcelona e instalando la señal de televisión TDT antes que a ninguna otra Comunidad Autónoma; c/ Importante, muy importante: en 1998, Aznar no recurrió ante el TC la Ley Autonómica de Política Lingüística dando y abriendo paso con ello a la “inmersión lingüística” en catalán y relegando –o dejando en segundo lugar- al castellano. Tampoco la recurrió ante el Defensor del Pueblo dejando a los castellano-hablantes desprotegidos –hacia el futuro- de uno de sus derechos fundamentales como es poder utilizar la lengua materna en la Escuela en igualdad de condiciones a la regional catalana.

6.- También en materia educativa, Aznar tuvo que plegarse a la negativa radical de Pujol a dar su apoyo y Vº Bº al proyecto de Esperanza Aguirre (1997) de reforzar la enseñanza de las Humanidades en el nivel de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) estableciendo unos “contenidos curriculares comunes” en todo el territorio nacional. “El Plan de Humanidades de la Ministra de Educación no será aplicado en Cataluña porque afecta a la sensibilidad más profunda del pueblo catalán y a su identidad colectiva” dijo Pujol en el Parlamento Autonómica en Octubre de 1997. Y reiterando su “oposición radical” de los nacionalistas catalanes contra la “visión unitaria de la Historia de España que atribuye el Decreto Aguirre sobre contenidos comunes en la ESO”, recalcó. De este modo, se abrió la puerta e inició el camino en Cataluña para el adoctrinamiento de los niños y jóvenes más reaccionario y totalitario que cabe imaginar y frente al que el PP de Aznar y Rajoy han sido incapaces de hacer frente con claridad ideológica y determinación política.

7.- Inexplicablemente, y a propuesta, imposición y exigencia de Jordi Pujol, Aznar defenestró –de manera fría, calculada y escasamente responsable – al líder del PP catalán Alejo Vidal Quadras contribuyendo de manera decisiva a la desaparición del Partido en Cataluña o condenándolo a su irrelevancia política. “Quítame a éste” debió decirle Pujol al oído de Aznar a las puertas del Hotel “Majestic” donde firmaron, y celebraron con una cena, el malhadado Pacto. Pero no sólo: en el colmo de la ingenuidad propia del gobernante autosuficiente y “sobrao”, Aznar llegó a ofrecer a Pujol y a su Partido –Convergencia i Unió- formar parte del Gobierno (oferta que éste hábilmente declinó); y sin llegar a percatarse que “la pitón nacionalista” a lo único que aspiraba era a devorar y tragarse entera y lentamente a la Nación Española y a su soberanía diluyendo su carne, su sangre y sus huesos en el corrosivo “ácido clorhídrico” de una ideología política reaccionaria y totalitaria.

 

8.- De lo que cabría inferir que los actuales esfuerzos de Pedro Sánchez por tratar e intentar normalizar las actuales relaciones entre España y Cataluña no tienen otra justificación aparente que la de concluir y otorgar carta de naturaleza a un proceso “ya no reversible” que, erróneamente, inició y promovió –sin prever sus consecuencias- J.Mª. Aznar y con el sólo fin –al igual que ha hecho Pedro Sánchez– de acceder y permanecer en el Poder con la ayuda de los tradicionales enemigos de España. Desde su lucrativo puesto en ENDESA, J.Mª. Aznar puede dar “urbi et orbe” cuantos consejos le parezcan oportunos a propios y extraños sobre cómo encauzar de manera positiva el problema actual existente “entre catalanes” (no entre españoles y catalanes); pero lo que nunca podrá decir y presumir es de que, durante su mandato presidencial, gobernó con “mano de hierro” para frenar las aspiraciones separatistas de Jordi Pujol con cuyo apoyo accedió y se mantuvo en el Poder: ¡fuera mitos!.

 

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