Para hacer esta muralla
Tráiganme todas las manos
Los negros sus manos negras
Los blancos sus blancas manos.
Éste, si no lo hizo Obama, lo debió de hacer Bush. O Clinton. O Nixon. En fin, así está la cosa. De aquí, a más. Donde hay frontera, y diferencia, habrá un muro, o ya lo hay, aunque sea invisible. El muro es sólo la materialización literal de una prohibición legal: la de cruzar la frontera sin autorización administrativa. Las alternativas son varias: hacer cumplir la ley (y aquí el muro es un instrumento administrativo más) o dejar que la ley sea letra muerta, y no se aplique (o sea, que no haya ley para quien no quiera cumplirla, y que tonto el que la siga).
Otra alternativa, la comúnmente seguida, es poner obstáculos administrativos más o menos grandes a quien se la salta, y ésta ha sido la opción preferida hasta hoy. Que se anime a saltar la valla el más musculado, o el más caradura, o el más necesitado. Eso da un margen, y un respiradero al factor humano que los muros tienden a dificultar, o a suprimir si pueden. Claro que, mezclado con el factor humano, está el factor mafioso, y de ahí la tendencia a ir a más a la hora de recalcar la frontera—o las estrategias diferentes seguidas por diferentes administraciones, según las circunstancias y las ideologías. Unas veces se hace a bocinazos, como Trump, y otras a la chita callando.
Otra alternativa más, la preferida por la izquierda teórica, pero sólo mientras no gobierna, es suprimir las fronteras—y hoy por hoy no parece que vaya a ser el caso.
Por cierto que en España mal capacitados estamos para criticar a Trump por hacer muros, visto que en nuestra frontera sur en África, muro hay.
Aquí un programa de César Vidal sobre 'el muro de Trump':
https://soundcloud.com/cesarvidal/programa-completo-010217