No es ni medio normal un descenso de la natalidad de más de un 40% en una década. Y no es ni medio normal que parezca normal.
Tampoco es medio normal, ni cuarto de normal, que con estos datos no haya un plan de choque del gobierno para favorecer el sostenimiento de la población, y que en lugar de eso sus fondos públicos y esfuerzos ideológicos vayan dirigidos a promocionar y subvencionar el aborto. Con cifras que explican buena parte del badén poblacional, en la última década y en las anteriores.
España sigue una trayectoria que parece aconsejada por los decrecionistas más ortodoxos—ya no digo de la línea extremista de David Benatar y otros antinatalistas, que serían partidarios de extinguir la especie humana en una generación.
Sea como sea, Nigeria no parece que esté en esta película, al menos de momento, y se nos plantará dentro de nada en cientos y cientos de millones de habitantes. Que no se quedarán en Nigeria, claro, qué van a hacer allí. Decía Renaud Camus, y hay una media verdad en ello, que "Europa no tiene un problema de población. Lo tiene África. Pero lo remite a Europa, como sus demás problemas."
Un problemilla sí tenemos en España. Y con la inmigración rejuvenecedora, problemas y soluciones vienen mezclados. Probablemente con nuestro decrecimiento y bienvenida a la inmigración masiva "para que nos pague las pensiones" estemos haciendo un pan como unas tortas. Pero a ver quién es el majo que cambia las dinámicas de Occidente, y las del resto del mundo, todas juntas. Esto es como intentar cambiar el cambio climático. Que igual cambias algo, si le dedicas mucho esfuerzo, pero vete a saber qué.
⚠📉 Catastrófico. La crisis demográfica se agudiza. España continúa perdiendo población debido a la reducción del número de nacimientos, un 40% en la última década.
🍼 Incentivar ayudas a familias y no a inmigración, fomentar natalidad nacional, bajar impuestos. Imprescindible. pic.twitter.com/Vtt6e0dWI3
— VOX Noticias 🇪🇸 (@voxnoticias_es) 19 de junio de 2019