jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioOpiniónEntrevistasGarcía París: "A los políticos no les conviene tener a la gente...

García París: «A los políticos no les conviene tener a la gente educada»

Redacción
Mario García París trabaja en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Apasionado de su profesión, este zoólogo ofrece sus puntos de vista -muy críticos- en ´Hablan los científicos´, el espacio en el que diferentes investigadores del CSIC reflexionan sobre la situación de la ciencia y la importancia de divulgarla a la ciudadanía. Sus charlas marcaron en la Feria del Libro 2013

Pregunta: ¿Y por qué es importante trasladar la ciencia a la sociedad?

Respuesta: La investigación en sí misma es importante mientras se considere conocimiento; si no, no es nada más que algo que hacemos en nuestro horario de trabajo. Pero al trascender el círculo científico, se convierte en algo de la humanidad. En el mundo empresarial en el que vivimos, el conocimiento es algo malo, prescindible, que no aporta nada a la sociedad. Yo siento lo contrario. Para mí el conocimiento es un placer, y me gustaría que los demás disfrutaran tanto como yo conociendo cosas, en este caso de la naturaleza.

P: Se suele afirmar que en España la ciencia, y sobre todo vuestro trabajo, se perciben como algo un poco ajeno a la sociedad. ¿Estás de acuerdo?

R: Lamentablemente estoy de acuerdo. Nosotros somos bichos raros. Quizá sea un poco fuerte decirlo, pero creo que nuestro país tiene un déficit cultural inmenso. Cuando todos los países de Europa estaban haciendo sus inventarios de biodiversidad o sus museos maravillosos, aquí estábamos viéndolas venir. La cultura natural en España es completamente inexistente. Me refiero a percibir la naturaleza como una fuente de cultura. ¿Por qué uno conserva un cuadro de Dalí? Porque te da placer su contemplación.

P: Es cierto que nadie se cuestiona que hay conservar Las Meninas y sin embargo…

R: Porque hay un déficit educativo. Y no se lo plantean ahora, pero es posible que hace 100 años Las Meninas no interesasen nada.

P: ¿Quieres decir que hay que andar el mismo camino en el ámbito de la cultura natural?

Exactamente. No hay nada más que darse una vuelta por España. ¿Cómo estaban nuestros restos arqueológicos y castillos? Todos derruidos. Era patético. Ves las imágenes de los años 20, 30 y 40 del patrimonio cultural arquitectónico español y causan tristeza. ¿Cuándo se empezó a intervenir y a darles valor? Hace relativamente poco. Ahora muchos castillos están medio restaurados y tienen sus carteles informativos, pero ¿desde cuándo? ¿10 o 15 años? Es un déficit de país.

P: ¿Y eso se debe a que somos un país pobre en comparación con otros europeos? ¿O no tiene que ver con los recursos?

R: No, más bien se trata de pobreza de espíritu, y eso es culpa de la educación que hemos recibido durante años. Dar valor a la cuestión económica o material por encima de cualquier otra cosa es un problema grave en nuestro país. No hay más que oír hablar a nuestros políticos, de cualquier signo; es tremendo el poco valor que dan al conocimiento y a la cultura. Eso es lo que hemos tenido generación tras generación de políticos desde 1700. Vino aquí un general de Napoleón a invadirnos y, mientras, fue recogiendo todos los escarabajos que se encontró. Así que una de las primeras faunas que tenemos de insectos la hizo un general francés. ¿Cuántos dirigentes en España tienen ahora mismo algún interés por la cuestión natural?

P: ¿Todo esto tendría alguna relación con otra idea también extendida, la de que la profesión de científico está poco valorada en España?

R: Ni siquiera creo que sea una cuestión de valoración, creo que la gente desconoce completamente qué es un científico.

P: ¿Sería entonces algo previo? Es decir, para valoraros primero hace falta que se conozca en qué consiste vuestro trabajo.

R: Claro. Mis amigos de toda la vida me decían: "¿Tú qué haces?" Luego se lo cuentas y dicen: "Vaya, pues debe ser algo importante para que te paguen por ello", pero no entienden cuál es tu labor ni por qué estás ahí. Como mucho muestran curiosidad por algo que no comprenden porque nunca se lo ha explicado nadie.

P: ¿Y cómo se remedia esto?

Con educación en la escuela, invirtiendo mucho más. Los libros de texto que tienen ahora los niños de Bachillerato se llaman ‘Ciencias del mundo contemporáneo’. ¿Pero es que las ciencias en el mundo anterior eran distintas a las de ahora? No. La naturaleza es la misma, antes, ahora y en el futuro. Las leyes que la rigen son las mismas, lo que avanza es el conocimiento, pero no hay ciencias del mundo contemporáneo, con lo cual ya simplemente el título de la asignatura está mal.

Te están vendiendo la idea de que eso genera un beneficio o un problema inmediato, cuando no es así. Las ciencias son las mismas desde que se origina el Universo.

P: ¿Por qué no se divulga más la ciencia? ¿Con qué obstáculos os encontráis?

R: Son de dos tipos. Por un lado, el intrínseco del investigador. Estás metido en tus investigaciones y no se te ocurre que al de al lado le vaya interesar lo que estás haciendo. Piensas: ‘Ya se lo comunicaré a mis colegas científicos’. No piensas que a la gente le vaya a interesar, porque no ha habido esta tradición.

 Y luego está la parte de fuera, que es la más compleja. El sistema te castiga si inviertes en divulgación, porque requiere mucho tiempo. Para dar una charla, tienes que pensar cómo tienes que darla para que a la gente le interese. Si no lo has hecho nunca, te atascas y el auditorio se aburre. Si no has empezado a muy temprana edad a divulgar, no lo vas a hacer, porque te asusta, no tienes habilidades, ni medios, y encima te castigan por hacerlo, porque lo que hagas en divulgación no cuenta absolutamente para nada. Es más, es algo que casi se desprecia.

La otra razón es que la administración científica en España, a nivel del CSIC, no obliga a desarrollar temas de divulgación. Si fuera obligatorio dar ‘X’ conferencias, porque se percibiera como algo bueno para la institución, la cosa cambiaría. El problema es que no está integrada, a la institución no le interesa, excepto cuando se trata de algo muy mediático.

P: ¿Crees que cuanto más conocimiento científico tenga una sociedad, mejor preparados estarán sus ciudadanos para tomar decisiones en su vida cotidiana?

R: Eso ya es teoría sociológica. Desde mi punto de vista, obviamente para el ciudadano es bueno. Pero en una sociedad como la nuestra, en la que los dirigentes manejan criterios económicos para mover masas en la dirección que quieren, a los políticos, que son los que financian o deberían financiar los programas de investigación, no les conviene tener a la gente educada.

 Los gobiernos actuales están dirigidos por las grandes empresas. Cualquiera se da cuenta de que los ciudadanos somos unas meras marionetas del poder económico y los políticos son sus instrumentos. Antes la ideología se imponía sobre la cuestión económica y ahora no. Por eso soy poco optimista respecto al futuro. Sí, desde mi punto de vista es importante la divulgación, pero un Gobierno materialista diría: ¿para qué voy a educar a la gente?

P. ¿Cómo explicarías a un ciudadano cualquiera en qué consiste tu trabajo?

Intentamos averiguar las relaciones evolutivas entre diferentes organismos. En mi caso combino análisis de la evolución morfológica y genética de distintas especies para buscar respuestas a la pregunta básica: ¿Por qué somos lo que somos y cómo nos hemos originado? Nos especializamos en el estudio de bichos que para la mayoría de la gente son solo eso, bichos, pero que nos permiten dar respuestas sobre nuestra propia evolución. Y, como subproducto de eso, vamos descubriendo qué hay en nuestro mundo, porque hay miles de especies que aún se desconocen.

P. ¿Es fácil compaginar la profesión de científico con la vida personal?

Es imposible. Hay varios problemas fundamentales: uno es el de la mujer, que en la ciencia está muy mal gestionado. No puede ser que en el momento en el que las mujeres están más preparadas biológicamente para tener descendencia, no lo puedan hacer por motivos académicos, porque la entrada al trabajo es a partir de los 35 años. Estás penalizando la biología de la mujer a costa de un beneficio teórico de horas de trabajo y eso es nefasto. Mientras no se acepte la existencia de un hecho biológico, y por tanto tenga alguna compensación, no se puede llevar adelante. Un centro de investigación tiene que tener su propia guardería para que los investigadores, hombres o mujeres, puedan tener allí al niño. Eso no es caro. Y desde el punto de vista personal, es también horroroso, porque no tienes estabilidad económica hasta que no obtienes una plaza definitiva. ¿Qué estabilidad puedes dar a una familia? Ninguna.

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad