jueves,18 agosto 2022
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El Envés

Inadmisible discriminación por causa de género

El Envés
Estos son datos verídicos, no opiniones ni demagogia barata. En mis 55 años como profesor de universidad, nunca he visto superioridad manifiesta de ninguno de los géneros, salvadas las diferencias en las proporciones que ha habido con el incremento de estudiantes femeninas. Ojo al dato.

Los he (epiceno) visto excelentes, buenos y regulares. Los malos, o nunca debieron haber entrado en la universidad o se van cayendo por el camino. Qué falacia demagógica esa de que todos tienen que poder entrar en la universidad, sí… pero deben seleccionarse y prevalecer los mejores, no sólo en inteligencia sino en esfuerzo, dedicación, interés y calidad humana; claro que sí. 

He conocido alumnos (epiceno) brillantísimos que se "perdieron" por el camino y, al contrario, he conocido y me honro con su recuerdo alumnos (epiceno) que se han ido superando año a año y mes a mes participando en seminarios, dedicando horas de estudio en la biblioteca, presentando trabajos y participando en Talleres, estudiando idiomas y luchando por becas en donde se aprecian el talento y el talante, y no siempre por este orden.

Suelo repetir una anécdota que me contó el Decano de Derecho, en ICADE de Madrid, P. Jesús Marañón, que durante muchos años las empresas se disputaban a los alumnos por el número de sus matrículas de honor o sobresalientes… Con los años fueron comprendiendo que esos seguían siendo buenos para "Gabinetes de estudio", pero no para tomar decisiones, porque se habían “acostumbrado” a actuar cuando todo estuviera perfecto, como sus sobresalientes en el expediente; y así comenzaron a fijarse en aquellos que podían tener algún notable o aprobado pero que eran brillantes en otras muchas actividades: actividades con organizaciones humanitarias, acogedores, ejemplares en deportes, con disposición y capaces de coordinar grupos… de trabajo o de lo que fuera. Estos eran "seguidos" por las empresas desde 3º o 4º.

Y algo personal, durante un tiempo en que fuí consultant en comunicación para la multinacional farmacéutica Merck Sharp and Dhome, durante su adquisición de Laboratorios Abelló en el 100% de su capital social (aunque hubo alguna excepción de cierta área),  un Vice-Président de Human research en MSD me contó durante una comida, bandeja en mano y después de hacer cola en uno de los comedores de New Jersey, que tenían "ojeadores" entre el profesorado de las mejores universidades de EEUU en sus áreas de química, laboratorios, salud, plantaciones marinas (muy importante, tenían centenares de áreas plantadas en los fondos marinos del Golfo de México y en otros países). No sólo averiguaban y seguían la excelencia en los estudios de estos (epiceno) estudiantes, sino en otras actividades que les aportaban muy valiosa información: carácter, deportes, actividades sociales, capacidad de improvisar, capacidad de integración en equipos de lo que fuera (hasta en las extra escolares en campamentos de verano, competiciones etc).

Todo eso se procesaba y analizaba por un comité, y aquellos alumnos que sobresalieran o estuvieran trabajando en algunas de las áreas interesantes para MSD… se les ayudaba económicamente en los últimos años o en un postgrado. O se les financiaba la preparación de una tesis doctoral en algún área en la que MSD estaba trabajando, sino también en hacer prácticas remuneradas en algunos de los laboratorios de la Compañía, acompañados y ayudados por un experto de la compañía. No para ver la eficacia de sus conocimientos universitarios, sino su capacidad de integración, de dedicación y de inventiva para resolver pequeños problemas, sus dotes humanas y hasta su humor…

De esta forma, aunque los resultados de sus trabajos condujeran a un dry hole… era algo muy positivo para MSD, y más económico. Y en eso, desde mi corta experiencia allí, pero ampliada por mi interés hacia la formación integral en otras universidades del mundo, me llevaron a la misma conclusión: nunca he visto discriminación por género en ninguna de las más sobresalientes universidades. Al que destaca y trabaja con empeño es una obligación ayudarle más.

Mis alumnos de Periodismo durante más de medio siglo, 55 años en la UCM, son testigos de que siempre he insistido en estos ejemplos y en estas realidades… Aunque estuviera explicando a Aristóteles, a Maquiavelo, la Rev. Francesa o la toma del Palacio de invierno, siempre había oportunidad de enseñarles a ser ellos mismos, a saberse responsables, a implicarse en actividades sociales, a aprender idiomas y a buscarse la vida para poder ir a otros países. Y les contaba mi experiencia en Nueva York, como enviado de Europa Press a la Feria Mundial que fue un rotundo éxito para España, y a  cubrir en parte la ONU, en esos meses de verano que Perfection is not un accident, como rezaba en la enorme fachada blanca, de una empresa cuyo nombre no recuerdo, pero que era lo primero que se veía a la salida del Metro.

Con el tiempo comprendí que la perfección, o lo muy bien hecho, es la resultante de todos los factores que han conducido a hacer realidad ese anhelo.

En fin, esta es mi experiencia personal, académica y docente, y mi pesar porque las grandes empresas, así como la mayoría de universidades en nuestro país todavía sigan escogiendo y apoyando a los hombres para los cargos de mayor responsabilidad y de mejores emolumentos.

Los datos que publican los medios sobre el número de Rectores comparado con el de Rectoras en las universidades españoles…y el número de altos cargos en las empresas del Ibex ocupados por hombres o por mujeres no puede ser por auténticos méritos sino por otras razones, que todos lamentábamos, pero que ahora nos alzamos contra esa discriminación inadmisible. A excepción de algunas formaciones políticas, sindicales y eclesiásticas que permanecen en un atavismo injusto y por lo tanto intolerable.

José Carlos Gª Fajardo

Profesor Emérito U.C.M.

 

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