jueves,18 agosto 2022
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Judith Butler sobre quién merece ser considerado humano

José Ángel García Landa Vanity Fea
Una conferencia de Judith Butler sobre la violencia legal (si es que la hay, a su entender) y sobre los límites de lo humano y de su dignidad. Que son borrosos, en efecto, pero no por donde ella nos sugiere.

Judith Butler, “Legal Violence: An Ethical and Political Critique”

 

 

No me ocuparé del tema principal de la conferencia, que viene a igualar todos los tipos de violencia, igual que iguala (supuestamente) el valor de todas las vidas, sino de esta otra cuestión marginal por la que pasa de camino: la naturaleza de lo humano y de sus límites.

Judith Butler sigue dándole vueltas al tema de lo que es o no es persona, y de quién es y quién no es digno de empatía, de respeto a su vida y de pena por su muerte, pero lo hace pisando lo mínimo que puede el tema del aborto (que le tienta sin embargo, en la mala conciencia). Quiero decir que esquiva el tema tan clamorosamente que llama la atención. Evitándolo artísticamente, podríamos decir—por vía de desviar todo el debate de quién es humano y quién no hacia la cuestión racial, trayendo a Fanon para complementar el planteamiento de Foucault (o desviar la atención de él).

Cuando lo cierto es que, diga lo que diga Black Lives Matter, en Occidente (en el Occidente ilustrado) no es cuestión filosófica quién es persona o no por pertenecer a otra raza. Puede ser cuestión para activistas políticos en la práctica, pero no es un problema filosófico serio, ni no serio. El problema filosófico mal resuelto en el Occidente biempensante es por ejemplo la cuestión de la humanidad y la dignidad humana de los subnormales y dementes, la de los ancianos terminales, y la de los fetos/bebés. Ahí está el debate sobre qué vidas merecen preservarse y cuáles no. Esas son las fronteras de la humanidad que son la cuestión política auténtica, y no la que se desvía por vía de Fanon y de la raza. Es útil, el Tercer Mundo, para estas cosas. Plantear realmente la cuestión de cuándo se hace uno persona, cuándo cuenta como humano, cuáles son los mínimos biológicos, psíquicos y sociales para ser persona, y cuándo deja uno de serlo, nos embarcaría en problemas bastante más terroríficos de tratar, tanto en el Primer Mundo como en el tercero, y en todos los de en medio.

En la parte utopista de su conferencia, propone Butler destruir (de manera contradictoria) los análisis previos, así 'in one fell swoop', y partir de la premisa (falsa donde las haya) de que "all lives are equally grievable". Será un pronunciamiento aplicable a una consideración matemática o estadística o angélica de la cuestión, pero no a una histórica o política o sociológica o psicológica. Adam Smith enseñó, con más realismo y honestidad mental, que los más próximos nos duelen más que los más lejanos. Cambiar eso sería cambiar la naturaleza humana, o teorizar (como hace Butler) una naturaleza que no es la humana. Y está claro, por otra parte, que el aserto de Butler sobre qué vidas merecen respeto no incluye, en absoluto, a las vidas de los fetos y nonatos, pero así por decreto y no se sabe por qué.

Y a correr.

En suma, nos propone Butler un buenismo falso, pero falso falsario, disfrazado de desconstrucción crítica. Que venga alguien y me la desconstruya, por favor.

 

 
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