jueves,18 agosto 2022
Espacio euroiberoamericano de diálogo sobre la innovación social, profesional y académica
InicioSociedad, Política y SostenibilidadPolíticas y ODSJuncker bloqueó la lucha europea contra la evasión fiscal
Rumores de final en el pacto de populares y socialdemócratas

Juncker bloqueó la lucha europea contra la evasión fiscal

Redacción
Documentos revelados por ´The Guardian´ y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación muestran que el presidente de la Comisión Europea bloqueó la lucha de las instituciones europeas contra la evasión fiscal de las multinacionales en su época de primer ministro de Luxemburgo, antes de presidir la Comisión. La revelación sale cuando se debilita el pacto de gran coalición popular y socialdemócrata. Un conservador podría relevar a Schulz en el Parlamento Europeo y reforzar a Juncker.

Las nuevas revelaciones sobre el papel de Juncker en que las grandes multinacionales sobre todo digitales apenas tributen en Europa llegan cuando estas han empezado a hacer las paces con el presidente electo de Estados Unidos, después de que Donald Trump convirtió a la industria tecnológica en la diana de sus dardos verbales, y al año siguiente de que su precedeseor Obama se reconciliara con el sector. Esas paces de Trump fueron escenificadas en una reunión del 12 de diciembre en su torre familiar a la que asistieron empresas cuya capitalización suma casi tres veces el PIB español, desde los coches eléctrios Tesla y de los cohetes de Space X, a los patrones de Google, Apple, Microsoft, Amazon, Facebook, Oracle, Intel, Cisco e IBM. 

El actual presidente de la Comisión Europea y primer ministro de Luxemburgo entre los años 1995 y 2013, Jean-Claude Juncker, bloqueó la lucha de la Unión Europea contra la evasión fiscal de las corporaciones multinacionales cuando era mandatario de su país, según los documentos revelados ayer por The Guardian y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.

Los documentos filtrados revelan cómo un puñado de países usaron sus asientos en el Comité de Código de Conducta sobre la Fiscalidad de las Empresas, creado en 1998, “para frustrar la acción concertada de la UE y proteger sus propios regímenes fiscales”, publica The Guardian.  El resultado ha sido en los últimos años la abierta competencia fiscal entre estados mientros de la UE. También dengro del propio euro, donde entre otros países Irlanda ayuda a que multinaciones como Apple, Google, Amazon, Microsoft, Facebook  y otras apenas paguen impuestos. En ese contexto, hasta la Gran Bretaña de Cameron logró privilegios impropios de una unión a cambio de seguir en ella para diluirla.

The Guardian añade que los esfuerzos de la mayoría de los Estados miembro para frenar la evasión fueron “regularmente retrasadas, diluidas o truncadas por las acciones de una minoría de los países de la UE más pequeños, a menudo liderados por Luxemburgo”.

Según estas informaciones, algunas de las propuestas en el Comité de Código de Conducta a las que se opuso Luxemburgo son los planes para que las autoridades fiscales de cada Estado miembro sometieran sus negociaciones con las multinacionales a la evaluación de sus pares; una investigación sobre las estrategias de evasión fiscal transfronterizas, a menudo utilizadas por multinacionales para crear ahorros fiscales artificiales; y el intercambio de información fiscal entre los Estados miembro sobre los acuerdos concedidos a multinacionales en privado.

Éste no es, ni mucho menos, el primer escándalo de este estilo en que se ve envuelto Juncker. En 2014 estallaba el Luxleaks o Papeles de Luxemburgo, que revelaba cientos de acuerdos secretos firmados entre Luxemburgo y 343 empresas multinacionales que les permitían evadir impuestos.

Problemas en la gran coalición

Mientras el eco de esta noticia ha sido reducido en los grandes medios, síse han extendido rumores de ruptura en la gran coalición de populares y socialdemócratas europeos, al estilo aleman, precismente por críticas a Juncker. La gran coalición europea ha estallado por su flanco izquierdo, según La Vanguardia.

Alarmado por el desgaste político de apoyar ciertas políticas conservadoras o sostener a Jean- Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, cuando estalló el escándalo de LuxLeaks, el grupo socialdemócrata en el Parlamento Europeo ha dado por roto su pacto de legislatura con el Partido Popular Europeo (PPE) y ha movido ficha para retener la presidencia de la institución. La decisión tendrá un impacto directo en la renovación de cargos internos de la segunda mitad de la legislatura pero apunta también a cambios de más largo alcance de cara a próximas citas electorales.

La camaradería y llamamientos a la responsabilidad con que el PPE y el grupo socialdemócrata europeo (Socialistas y Demócratas, S&D) acordaron apoyar al conservador Juncker como presidente de la Comisión y dar un mandato más al socialista Martin Schulz como presidente de la Eurocámara se han esfumado por completo. “Estamos descontentos por cómo se han resuelto algunos temas en la primera parte de la legislatura”, desde mitigar las críticas al acuerdo de refugiados con Turquía a sostener una política económica poco social, dice Ramón Jáuregui, jefe de la delegación española. “Queremos cambiar las cosas, poner un acento progresista en algunas de las batallas que se van a dar en la UE” en política económica, emigración o igualdad, reclama el eurodiputado del PSOE, que vaticina una segunda mitad de la legislatura más tensa.

Los conservadores se aferran al acuerdo suscrito en julio del 2014 con los socialistas, que sopesan hacer público pronto, para reclamarles que Schulz deje paso a uno de los suyos. El alemán pretendió seguir un mandato más, pero finalmente ha decidido volver a su país para dedicarse de nuevo a la política nacional y optar a un escaño en el Parlamento de Berlín –incluso se especula con que se podría postularse para disputar la cancillería a Angela Merkel, aunque en su último número el semanario Der Spiegel da por seguro que no lo hará–. En el debate por ver quién le sustituiría al frente de la Eurocámara, la familia socialdemócrata se ha desentendido de aquel compromiso con los conservadores. Los S&D se niegan ahora a que las tres mayores instituciones de la Unión estén dirigidas por los conservadores y no apoyarán al candidato del PPE, el italiano Antonio Tajani. Las circunstancias han cambiado, dicen. Y han presentado a su propio candidato, el también italiano Gianni Pittella, su actual jefe de grupo.

Rota la Große Koalition y sin el tándem Juncker-Schulz en los mandos, “los socialistas están deseando jugar libremente su papel como izquierda”, apuntan fuentes europeas. El calendario electoral del 2017 y que culminará con las europeas del 2019 también ha sido uno de los factores que ha influido en los socialistas para desmarcarse de la gran coalición. “Los problemas de la socialdemocracia europea son más estructurales pero también ha tenido que ver”, admite Jáuregui, que insiste en la voluntad de “recuperar nuestra identidad en temas que nos son más sensibles, como la igualad, el salario mínimo” y con las que “conquistar a nuestro electorado tradicional”.

 

De interés

Artículos Relacionados

Centro de preferencias de privacidad