jueves,18 agosto 2022
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Crea una plataforma educativa de talentos en nuevas tareas

Kai-Fu Lee, máxima autoridad en inteligencia artificial, prevé un 40% menos de empleos en 15 años

Redacción
Kai-Fu Lee vaticina que para 2035 el 40% de los trabajos del mundo podrían ser realizados por algún sistema basado en inteligencia artificial (AI, por sus iniciales en inglés). El autor de `AI Superpowers`, libro donde asegura que China ya supera en este frente a los EEUU, lo hace desde la autoridad ganada entre más de 500.000 cualificados seguidores de su perfil de LinkedIn por desarrollar el primer sistema de reconocimiento de voz tras presidir Google China y trabajar para Microsoft.

Lee, convencido de que uno de los mayores cambios será  la educación, financia compañías que están instalando sistemas de inteligencia artificial en aulas remotas de toda China para mejorar el aprendizaje de los estudiantes lejos de las ciudades en crecimiento del país. El sistema AI está siendo diseñado para medir el interés y la inteligencia de los estudiantes por materia. Lo que pretende Lee es que esa inteligencia artificial «identifique a los genios del mundo en el futuro», entre otras soluciones al crear «perfiles para saber dónde se atoró el estudiante a fin de que el profesor pueda personalizar las áreas en las que necesita ayuda».

 

La predición de Kai-Fu Lee, quien intenta desdibujar la imagen de China como país de la imitación o la copia, ha sido lanzada este domingo para promover su best seller, en una entrevista con Scott Pelley del programa 60 minutos, en la CBS norteamericana. Se sitúa en la parte alta de la banda de predicciones (20-50%) de la mayoría de estudios académicos al respecto y pronósticos de grandes consultoras sobre el efecto desplazamiento que tendrán hacia 2030 o 2035 las tecnologias ya disponinbles, en especial la IA y sus robots.A mas largo plazo, antes de 100 años, el consenso de más de un millar de expertos investigadores indica, con probabilidades del 50% al 75% e intervalos de confianza del 95%, que la transformación digital se convertirá en clara disrupción.

 

Sin embargo, muchos de ellos desatienden predicciones o proyecciones sobre los nuevos tipos de empleos ahora  desconocidos que podrían crearse,  según la experiencia  histórica. Pero entre las 10 obras académicas reseñadas al final de esta información, ya hace dos décadas dos españoles destacaban que históricamente ha habido en anteriores transformaciones económicas de la humanidad un crecimiento neto de riqueza y de empleo, como decían J. B. Terceiro y Gustavo Matías en el libro Digitatalismo (Taurus 2000), donde vaticinaban grandes disrupciones en todo tipo de relaciones económicas y sociales en la transición hacua una nueva forma de capitalismo, el digital, con regularidades y normas muy distintas a los anteriores capitalismos financiero, industrial, mercantil o agrario.

 

Algunas predicciones casi tan recientes como ahora la de Kai-Fu Lee son las de McKinsey Global Institute (MGI), con la participación de expertos del departamento de Economía de Oxford y el Banco Mundial (la automatización afectará a entre 400 y 800 millones de personas, quienes serán desplazadas de sus puestos de trabajo en 2030, es decir, aproximadamente el 14% de la fuerza laboral, y la del Foro Económico Mundial de Davos (WEF por sus siglas en inglés), que pronostica que para 2025 se eliminarán 75 millones de empleos debido a la automatización, pero a su vez se crearían 133 millones de nuevas funciones. También un estudio de PWC asegurta que e 30% de los trabajos en el Reino Unido desaparecerán en 15 años por IA, que elevará el PIB mundial un 14% –en 15,7 billones de dólares– por los efectos de esta tecnología sobre la producción y el consumo.

 

Para algunos expertos, estamos ante una transformación equivalente a la Revolución Industrial o la llegada de Internet, aunque otros (algunos de ellos españoles) consideran como ahora Kai-Fu Lee que el cambio va a ser incluso más disruptivo. En el primer lado destaca el WEF de Davos,con lo que llama la cuarta revolución industrial, conceptualizada desde hace varios años por su promotor Klaus Schwab, y que parte de considerar las actuales tendencias tecnológicas como una mera secuencia del efecto de las tecnologías que permitieron primero la agricultura, luego la industria y despues la sociedad de servicios (tercera revolución industrial), en vez de una disrupción incluso más importante que el primer paso del paleolítico al neolítico. Frente a esa mera secuencia, el español Gustavo Matías, actual consejero de Ibercampus.es, denominó hace tres décadas esta transición como infolitico, nueva era de la humanidad donde la información movida por el conocimiento impone su hegemonia a la previa economía de la materia movida por la energía, por lo que cambian todas las relaciones sociales y económicas, tal y como describió luego en Digitalismo con José B. Terceiro.

Predicciones de Kai-Fu Lee

 

Ahora, en esa línea, Lee asegura que la «AI» va a cambiar el mundo más que nada en la historia de la humanidad. Más que la electricidad». Kai-fu Lee sostiene que se producirán cambios dramáticos mucho antes de lo que muchos de nosotros esperábamos, por lo que exhorta a los EE.UU. y a China (los dos grandes superpoderes de AI a a que acepten las grandes responsabilidades de su poder tecnológico significativo y de su impacto devastador en el empleo, para lo cual asegura que el ingreso básico universal probablemente no sea la solución, pero al menos proporciona una descripción clara de qué trabajos se verán afectados, cuándo, y qué otros mejorarán con la IA

 

Por su irrupción conductores, cocineros, camareros, oficinistas, contables, asistentes jurídicos, radiólogos o trabajadores de fábricas y cadenas de montaje son empleos que según Kai-Fu Lee desaparecerán de aquí a 2035. Este fundador del fondo del capital riesgo Sinovation Ventures se atreve también a decir que “cambiaría el mundo más que cualquier otro invento en la historia de la humanidad, como la electricidad”. Pero tambien prevé oportunidades para otros campos profesionales,y no solo de programación digital o desarrollo de ‘software’,  sino también en ámbitos humanísticoss o todoss aquelias cuya materia prima es el contacto humano, la empatía o las relaciones sociales, además de analistas de datos, científicos, especialistas en Aprendizaje de Máquinas, managers generales, profesionales de ventas y marketing, especialistas en Big Data o en desarrollo organizacional.

“La IA reemplazará cada vez más trabajos repetitivos, no solo de cuello azúl como la mano de obra de las fábricas, sino también a los de cuello banco o personal de oficinas”, aseguró Lee en la entrevista para el programa de televisión ’60 Minutos’ de la cadena internacional ‘CBS’.»Muchas cosas se automatizarán… tiendas… restaurantes, y en apenas 15 años, eso desplazará aproximadamente al 40% de los empleos en el mundo». Lee escribe en su libro que la civilización humana ha absorbido en el pasado choques similares de la tecnología,  convirtiendo a cientos de millones de agricultores en trabajadores de fábricas durante los siglos XIX y XX. «Pero ninguno de estos cambios llegó tan rápido como la IA. Basado en las tendencias actuales en el avance y la adopción de la tecnología, predigo que dentro de quince años, la inteligencia artificial técnicamente podrá reemplazar alrededor del 40 al 50% de los empleos en los Estados Unidos. Las pérdidas reales de empleos pueden terminar retrasando esas capacidades técnicas por una década adicional, pero pronostico que la interrupción de los mercados laborales será muy real, muy grande, y se producirá pronto.

 

Lee anticipa esos cambios con la imagen probablede que los bancos pudieran reemplazar todos sus contratos hipotecarios con algoritmos que emitían préstamos más inteligentes con tasas de incumplimiento mucho más bajas, todo ello sin interferencia humana.  «Pronto se producirán transformaciones similares en industrias como camiones, seguros, fabricación y venta minorista… “La sabiduría humana siempre supera estas revoluciones tecnológicas. Los inventos de la máquina de vapor o de coser, así como la electricidad, desplazaron todos los trabajos en su momento. Ya lo hemos superado. En lo que se diferencian respecto a la IA es que está llegando mucho más rápido que sus predecesores, en tan solo 15 o 25 años”.

“Mi verdadera esperanza es confiar en que todavía hay muchos trabajos importantes que estarán a salvo de la irrupción de la IA”, esgrime. “La inteligencia artificial no puede realizar todas las tareas humanas. No puede crear, conceptualizar o gestionar una planificación estratégica completa, ni lidiar con espacios desconocidos o situaciones desestructuradas, solo con aquellos que ya ha observado. Tampoco puede sentir empatía o compasión a la hora de interactuar. Por tanto, es poco probable que optemos por un robot apático para los servicios de comunicación tradicionales”. En definitiva, tareas humanísticas, personales, creativas o compasivas, como por ejemplo la psiquiatria, el tratamiento de terapia, la atención médica primaria o la enseñanza, entre otras.

Cuando China empezó a superar a los EEUU en IA

Lee aparece en un o de los programas de mayor audiencia de la CBS pocos días después de que la sonda china Chang´e 4 consiguera alunizar con éxito en la cara oculta de la Luna, para promover su libro «IA Superpowers«, donde se asegura que en algunos frentes como el del esfuerzo inversor en IA China ha superado ya a los EEU, a pesar del actual imperio de sus grandes tecnológicas como Google, cuyo robot AlphaGo Zero dotado de IA en unos días aprendió a jugar al ajedrez y ganar al mejor jugador del mundo, aprendiendo el juego por sí solo; Facebook, que desconectó en 2017 a dos robots que habían creado entre ellos un idioma propio e incomprensible para el ser humano, o Microsoft, que a finales de 2016 presentó en Twitter otro con tecnología de IA que respondía automáticamente a los usuarios y podía aprender de lo que le dijeran los otros usuarios,  por lo que terminó refiriendose a Obama como «mono» y peor gobernante que Hitler y defendió la construcción del muro entre México y EE.UU..

«China claramente tiene una ventaja», dice Lee. Pero los EE. UU aún disfrutan de un liderazgo tecnológico que seguirá compitiendo con los chinos, al menos en el futuro cercano. «Los principales investigadores destacados son en su mayoría estadounidenses, por lo que creo que son aproximadamente 50/50 para los próximos cinco años», dice Lee a en la entrevista sobre su libro, donde asegura que en año 2017 los inversores chinos de capital de riesgo respondieron a la llamada de su Gobierno vertiendo sumas récord en nuevas empresas de inteligencia artificial y representando el 48% de toda la financiación de riesgo de AI a nivel mundial, superando a Estados Unidos por primera vez.

 

El «momento Sputnik» de China

 

Eso se ha logrado por lo que Lee llama el «momento Sputnik» de China para la inteligencia artificial, cuando la máquina AlphaGo de Google venció al ajedrez al jugador coreano Ke Jie. Es un juego cuyas reglas se resumen en solo nueve oraciones, pero el número de posiciones posibles excede el número de átomos en el universo conocido. Un juego que se inventó hace más de 2.500 años y que en la antigua China representaba una de las cuatro formas de arte que se esperaba que cualquier erudito chino dominara, pues se creía que imbuye a sus jugadores con un refinamiento y sabiduría intelectual similar al Zen, basado en el posicionamiento del paciente y el cerco lento.

 

Lee escribe en su libro que lo visti en aquella partida dependía de dónde lo vieras. Para algunos observadores en los Estados Unidos, las victorias de AlphaGo señalaron no solo el triunfo de la máquina sobre el hombre, sino también las compañías de tecnología occidentales sobre el resto del mundo. En las dos décadas anteriores, las compañías de Silicon Valley conquistaron los mercados mundiales de tecnología. Compañías como Facebook y Google se habían convertido en las plataformas de Internet para socializar y buscar. En el proceso, habían lanzado nuevas empresas locales en países desde Francia a Indonesia. Estos gigantes de internet le habían dado a los Estados Unidos un dominio del mundo digital que coincidía con su poder militar y económico en el mundo real. Con AlphaGo, un producto de la startup británica de inteligencia artificial DeepMind, que fue adquirida por Google en 2014, Occidente parecía estar preparado para continuar ese dominio en la era de la inteligencia artificial.

 

Pero en China aquel desafío se vivió como una inspiración, hasta convertirse en el «momento Sputnik» de China para la inteligencia artificial. Cuando la Unión Soviética lanzó el primer satélite hecho por el hombre en órbita en octubre de 1957, tuvo un efecto inmediato y profundo en la psique y la política del gobierno estadounidense. El evento provocó una gran ansiedad pública en Estados Unidos sobre la percepción de la superioridad tecnológica soviética, con los estadounidenses siguiendo el satélite a través del cielo nocturno y sintonizando las transmisiones de radio de Sputnik. Esto desencadenó la creación de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), impulsó importantes subsidios gubernamentales para la educación en matemáticas y ciencias y lanzó la carrera espacial. Esa movilización estadounidense a nivel nacional dio sus frutos doce años después, cuando Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en poner un pie en la luna. AlphaGo obtuvo su primera victoria de alto perfil en marzo de 2016 durante una serie de cinco juegos contra el legendario jugador coreano Lee Sedol, ganando cuatro a uno. Aunque la mayoría de los estadounidenses apenas lo notaron, los cinco juegos atrajeron a más de 280 millones de espectadores chinos.

 

China se hundió en una fiebre de inteligencia artificial. El zumbido no rivalizó con la reacción de Estados Unidos ante el Sputnik, pero encendió un fuego bajo la comunidad tecnológica china que se ha estado quemando desde entonces. Cuando los inversionistas, empresarios y funcionarios gubernamentales chinos se enfocan en una industria, realmente pueden sacudir al mundo. De hecho, China está aumentando la inversión, la investigación y el espíritu empresarial de AI en una escala histórica. El dinero para las nuevas empresas de AI se deriva de los capitalistas de riesgo, los gigantes tecnológicos y el gobierno chino. Los estudiantes chinos también han contraído la fiebre AI, inscribiéndose en programas de estudios avanzados y transmitiendo conferencias de investigadores internacionales en sus teléfonos inteligentes. Los fundadores de empresas están girando furiosamente, hacia la reingeniería o simplemente cambiando el nombre de sus compañías para atrapar la ola de la IA. Y menos de dos meses después de que Ke Jie renunció a su último juego en AlphaGo, el gobierno central chino emitió un ambicioso plan para desarrollar capacidades de inteligencia artificial. Pidió una mayor financiación, apoyo a las políticas y coordinación nacional para el desarrollo de AI. Estableció puntos de referencia claros hacia el progreso para 2020 y 2025, y proyectó que para 2030 China se convertiría en el centro de la innovación global en inteligencia artificial, líder en teoría, tecnología y aplicación.

 

El problema de las desigualdades

 

«Esta, creo, es la verdadera amenaza subyacente que plantea la inteligencia artificial: un tremendo desorden social y un colapso político derivado del desempleo generalizado y la desigualdad creciente», vaticina tambien Lee, tras asegurar que la brecha entre los que tienen casi todo y los que no tienen nada se ampliará, sin un camino conocido para cerrarlo. El orden mundial de AI combinará la economía del ganador para llevarlo todo con una concentración de riqueza sin precedentes en manos de unas pocas empresas en China y los Estados Unidos, países que actualmente incuban a los gigantes de la IA que dominarán los mercados globales y extraerán riqueza de los consumidores de todo el mundo.

 

Estos retos son trascendentales pero no insuperables, asegura Lee, quien no es partidario de la renta básica universal frente a la desigualdad y al desempleo. Y en los capítulos finales del libro esboza la visión de un mundo donde los humanos no solo coexisten con la IA, sino que también prosperan. Llegar allí, a nivel tecnológico, social y humano, requiere que primero entendamos cómo llegamos.

 

Por significativo que sea este juego entre las dos superpotencias del mundo, palidece en comparación con los problemas de pérdida de empleos y la creciente desigualdad, tanto a nivel nacional como entre países que la IA conjurará. A medida que el profundo aprendizaje arrasa la economía global, de hecho eliminará miles de millones de empleos en la escala económica: contadores, trabajadores de líneas de montaje, operadores de almacenes, analistas de inventario, inspectores de control de calidad, camioneros, paralegales e incluso radiólogos, solo para nombrar unos pocos.

 

Juntyo con el aumento del desempleo, Lee prevé la acumulación de riqueza astronómica en manos de los nuevos magnates de la IA. «Uber ya es una de las startups más valiosas del mundo, incluso mientras da alrededor del 75% del dinero ganado por cada viaje al conductor. ¿Qué valor tendría Uber si, en el lapso de un par de años, la empresa pudiera reemplazar a cada uno de los conductores humanos con un coche auto-impulsado por IA?

 

Para concentrar aún más esas ganancias,  la inteligencia artificial se orienta hacia la economía del ganador. La relación de Deep Learning con los datos fomenta un círculo virtuoso para fortalecer los mejores productos y empresas: más datos conducen a mejores productos, que a su vez atraen a más usuarios, que generan más datos que mejoran aún más el producto. Esa combinación de datos y efectivo también atrae a los mejores talentos de inteligencia artificial hacia las mejores compañías, ampliando la brecha entre los líderes de la industria y los rezagados.

 

En el pasado, el dominio de los bienes físicos y los límites de la geografía ayudaron a controlar los monopolios. Pero en el futuro, los bienes y servicios digitales seguirán consumiendo porciones más grandes del pastel de consumo, y los camiones y drones autónomos reducirán drásticamente el costo del envío de bienes físicos. En lugar de una dispersión de las ganancias de la industria en diferentes compañías y regiones, comenzaremos a ver una concentración cada vez mayor de estas sumas astronómicas en manos de unas pocas, mientras que las líneas de desempleo crecen más.

 

En su concepción del «órden mundial de la AI», Lee asegura que la desigualdad no estará contenida dentro de las fronteras nacionales. China y Estados Unidos ya han saltado a una enorme ventaja sobre todos los demás países en inteligencia artificial, preparando el escenario para un nuevo tipo de orden mundial bipolar. Varios otros países, como el Reino Unido, Francia y Canadá, por nombrar algunos, tienen laboratorios de investigación de inteligencia artificial con gran talento, pero carecen del ecosistema de capital de riesgo y de grandes bases de usuarios para generar los datos que serán clave para la Edad de implementación. A medida que las compañías de inteligencia artificial en los Estados Unidos y China acumulan más datos y talento, el ciclo virtuoso de las mejoras impulsadas por los datos está ampliando su ventaja hasta un punto en el que se volverá insuperable.

 

Deslocalización al revés, para estar cercade los robots

 

Al mismo tiempo, la automatización impulsada por la IA en las fábricas socavará la única ventaja económica que los países en desarrollo históricamente poseían: la mano de obra barata. Ante noticias como que las empresas empiezan a preferir estar cerca de robots que de mano de obra barata, es probable que las fábricas operadas por robots se trasladen para estar más cerca de sus clientes en grandes mercados, al tiempo que los países en desarrollo como China y los «Tigres asiáticos» de Corea del Sur y Singapur seguirán al alza para convertirse en altos ingresos, en Economías Impulsadas por la Tecnología .

 

El tumulto en los mercados laborales y la agitación en las sociedades ocurrirá en el contexto de una crisis mucho más personal y humana, una pérdida psicológica del propósito. Durante siglos, los seres humanos han llenado sus días trabajando: intercambiando su tiempo y sudor por refugio y comida. Hemos construido valores culturales profundamente arraigados en torno a este intercambio, y muchos de nosotros hemos sido condicionados para derivar nuestro sentido de autoestima del acto del trabajo diario. El aumento de la inteligencia artificial desafiará estos valores y amenaza con socavar ese sentido de propósito de vida en un lapso de tiempo muy corto.

 

Contra iniciar nueva carrera como la de la Guerra Fría

 

Lee se enfrenta a quienes comparan la disputa China-EEUU por la AI con la carrera espacial de los años sesenta ocon la carrera armamentista de la Guerra Fría que creó armas de destrucción masiva cada vez más poderosas. Aunque utiliza comol título del la palabra «superpoderes», dice que lo hace sólo para reflejar el equilibrio tecnológico de las capacidades de AI, no para sugerir una lucha total por la supremacía militar.

 

Pero advierte que estas distinciones son fácilmente borrosas por aquellos más interesados ​​en la postura política que en el florecimiento humano. Dice que la primera mentalidad ha llevado a muchos comentaristas en los Estados Unidos a utilizar el progreso de la IA en China como un látigo retórico con el que animar a los líderes estadounidenses a la acción. Argumentan que Estados Unidos corre el riesgo de perder su ventaja en la tecnología que alimentará la competencia militar del siglo XXI. Pero esto no es una nueva Guerra Fría.

 

Hoy en día, la inteligencia artificial tiene numerosas aplicaciones militares, pero su verdadero valor no reside en la destrucción sino en la creación. Si se entiende y se aprovecha adecuadamente, realmente puede ayudarnos a todos a generar valor económico y prosperidad en una escala nunca antes vista en la historia humana. Sí: las compañías chinas y estadounidenses competirán entre sí para aprovechar mejor esta tecnología para aumentar la productividad. Pero no buscan la conquista de la otra nación. Cuando Google promueve su tecnología TensorFlow en el extranjero, o Alibaba implementa su City Brain en Kuala Lumpur, estas acciones son más parecidas a la exportación temprana de motores de vapor y bombillas que al inicio de una nueva carrera de armamentos global.

 

Para este autor, el mayor potencial de AI para interrumpir y destruir no radica en los enfrentamientos militares internacionales, sino en lo que hará a nuestros mercados laborales y sistemas sociales. Apreciar la trascendental turbulencia social y económica que está en nuestro horizonte debería humillarnos. También debería convertir nuestros instintos competitivos en una búsqueda de soluciones cooperativas para los desafíos comunes que todos enfrentamos como seres humanos, personas cuyos destinos están inextricablemente entrelazados en todas las clases económicas y las fronteras nacionales.

 

Hacia la convergencia de valores culturales desde la educación

 

Según Lee, esta sabiduría incluirá reformas pragmáticas a nuestros sistemas educativos, matices sutiles en los valores culturales y profundos cambios en la forma en que concebimos el desarrollo, la privacidad y la gobernanza. Al renovar nuestros sistemas educativos, podemos aprender mucho de la adopción por parte de Corea del Sur de la educación para dotados y talentosos. Estos programas buscan identificar y realizar el potencial de las mentes técnicas más importantes del país, un enfoque adecuado para crear la prosperidad material que luego se puede compartir ampliamente en la sociedad. Las escuelas de todo el mundo también pueden extraer lecciones de los experimentos estadounidenses en educación social y emocional, fomentando habilidades que serán invaluables para la fuerza laboral del futuro centrada en el ser humano. Para las adaptaciones en la forma en que abordamos el trabajo, sería prudente observar la cultura de la artesanía en Suiza y Japón, lugares donde la búsqueda de la perfección ha elevado las actividades laborales de rutina al ámbito de la expresión humana y el arte. Mientras tanto, las culturas vibrantes y significativas de voluntariado en países como Canadá y los Países Bajos deberían inspirarnos a diversificar nuestras nociones tradicionales de «trabajo». La cultura china también puede ser una fuente de sabiduría cuando se trata de cuidar a los ancianos y fomentar hogares intergeneracionales.

 

A medida que la política pública y los valores personales se combinan, deberíamos tomarnos el tiempo de estudiar nuevos experimentos para definir y medir el progreso, como la decisión de Bután de perseguir la «Felicidad Nacional Bruta» como un indicador clave de desarrollo. Finalmente, nuestros gobiernos tendrán que buscarse constantemente entre sí para evaluar nuevos y complicados compromisos en la privacidad de los datos, los monopolios digitales, la seguridad en línea y el sesgo algorítmico. Al abordar estos problemas, podemos aprender mucho comparando los diferentes enfoques adoptados por los reguladores en Europa, Estados Unidos y China. Mientras que Europa ha optado por un enfoque más estricto (por ejemplo, multar a Google por antimonopolio y tratar de arrebatar el control de los datos a las compañías de tecnología), China y los Estados Unidos le han dado a estas compañías un mayor margen de maniobra, dejando que la tecnología y los mercados se deresarrollen antes de intervenir en los márgenes.

 

Autores de nuestro futuro, no espectadores

 

Las profecías de los amos de los robots y una «clase inútil» de trabajadores desempleados tienden a mezclarse en nuestras mentes, evocando una abrumadora sensación de impotencia humana frente a las tecnologías todopoderosas. Ambos de estos escenarios apocalípticos contienen un núcleo de verdad sobre el potencial de la IA, pero los sentimientos de impotencia que engendran ocultan el punto clave: cuando se trata de moldear el futuro de la inteligencia artificial, el factor más importante serán las acciones de los seres humanos. No somos espectadores pasivos en la historia de la IA, somos sus autores. Eso significa que los valores que sustentan nuestras visiones de un futuro de IA podrían convertirse en profecías autocumplidas. Si nos decimos que el valor de los seres humanos reside únicamente en su contribución económica, entonces actuaremos en consecuencia. Las máquinas desplazarán a los humanos en el lugar de trabajo, y podemos terminar en un mundo retorcido

 

Pero esto no es de ninguna manera una conclusión inevitable. La ideología que subyace a esta visión distópica, de que los seres humanos no son más que la suma de sus partes económicamente productivas, revela hasta qué punto nos hemos extraviado. No nos pusieron en la Tierra para limitarnos a realizar tareas repetitivas. No necesitamos gastar nuestras vidas acumulando riqueza para poder morir y transmitirla a nuestros hijos, la última «iteración» del algoritmo humano, que refinará y repetirá ese proceso. Si creemos que la vida tiene un significado más allá de esta carrera de ratas material, entonces la IA podría ser la herramienta que nos ayude a descubrir ese significado más profundo.

 

El Dr. Kai-Fu Lee, quien dijo haber tenido un diagnóstico de cáncer y el amor desinteresado de la familia propugna en este libro no tratar de superar al cerebro humano, sino comprender el corazón. «Elijamos dejar que las máquinas sean máquinas y que los humanos sean humanos. Elijamos simplemente utilizar nuestras máquinas y, lo que es más importante, amarnos unos a otros.

 

Doce predicciones sobre la tecnología y el empleo estos últimos 20 años

 

Entre las numerosimimas obras y predicciones académicas sobre los efectos de la tecnología en el empleo registradas durante los últimos 200 años, destacan las doce siguientes:

 

  1. Grace, Salvatier, Dafoe1,Zhang and Evans (2018): When Will AI Exceed Human Performance? Evidence from AI Experts 
  2. Acemoglu, D. and P. Restrepo (2017): Robots and jobs: evidence from US labour markets’, NBER Working Paper no. 23285.
  3. Arntz, M. T. Gregory and U. Zierahn (2016):The risk of automation for jobs in OECD countries: a comparative analysis, OECD Social, Employment and Migration Working Papers No 189.
  4. Autor, D. H. (2015): Why are there still so many jobs? The history and future of workplace automation, Journal of Economic Perspectives, 29(3), pp.3-30.
  5. Ford, M. (2015): The Rise of the Robots, Oneworld Publications.
  6. Frey, C.B. and M.A. Osborne (2013): The Future of Employment: How Susceptible are Jobs to Computerisation?, University of Oxford.
  7. DELOITTE (2014): Industry 4.0: Challenges and solutions for the digital transformation and use of exponential technologies
  8. McKINSEY (2015): Industry 4.0. How to navigate digitization of the manufacturing sector
  9. PwC ́s Global Industry (2016): Industry 4.0: Building the Digital Enterprise; PwC (2017:, Workforce of the future: the competing forces shaping 2030; PwC (2017): Responsible artificial intelligence study: Accelerating Innovation; and PwC (2018): Will robots really steal our jobs? An international analysis of the potential long term impact of automation
  10. SIEMENS (2015): On the Way to Industrie 4.0. The Digital Enterprise.
  11. Delloite (Ian Stewart, Debapratim De y Alex Cole, 2015): Technology and People: the great job-creating machine.
  12. Terceiro, José B, y Matías, Gustavo (2000): Digitalismo, Taurus

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