jueves,18 agosto 2022
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Tras comprar Europea y Alfonso X por 770 y 1.100 millones

La alta rentabilidad de algunas universidades privadas atrae a grandes fondos de inversión

Redacción
Las compras por fondos extranjeros de Universidad Europea y Alfonso X El Sabio, por 770 y 1.100 millones de euros, respectivamente, podrían no ser las últimas, debido a la alta rentabilidad de algunas. 23 centros con datos publicados y analizados por eldiario.es facturaron casi 1.700 millones de euros el último curso y dejaron una rentabilidad media del 9,4%, aunque ocho centros presentaron beneficios inferiores al 3% o pérdidas en cinco casos.Las dos más rentables alcanzan 50% de margen anual.

la compra de la Universidad Europea por parte de Permira (€770 millones), se ha unido este mes de marzo el anuncio de la toma de control de la Alfonso X El Sabio (UAX) por parte de CVC (€1.100 millones). La universidad privada en España se ha convertido ya en un nicho de negocio atractivo para los fondos de inversión extranjeros, debido en gran parte a su alta rentabilidad, según las cifras e impresiones recogidas por en eldiaio.es por Daniel Sánchez Caballero,  Datos a los que añade otros factores el profesor y doctorando Rafael Ramiro al repasar la panorámica universitartia española: de las 87 universidades en España, 50 son públicas y ya 37 privadas. A este último grupo se han unido este mes CUNEF, ESIC y Villanueva, recientemente autorizadas por la Comunidad de Madrid. Adicionalmente, existen muchos centros adscritos, dependientes de esas universidades, que completan una oferta de plazas que supera a la demanda en la mayoría de las titulaciones, situación que según . Una situación que según Ramiro presiona a la baja los precios “de tarifa”, generalizando el uso de los descuentos para asegurarse el alumnado. Pero que también dificulta la decisión de dónde estudiar por parte de las familias. Como en cualquier otra industria, cada vez es más importante diferenciarse.

Según los datos de rentabilidad de eldiario.es, el sector, que incluye universidades y escuelas de negocio, facturó en total 2.255 millones de euros en 2017, según la consultora DBK, con un crecimiento anual del 7%. Eldiario.es ha recabado datos de 23 centros privados (los otros ocho no los tienen publicados y no han respondido a la petición de información realizada), que arrojan unos ingresos de 1.682 millones de euros en el último ejercicio con una rentabilidad media del 9,41%, según las cuentas que los propios centros publican, en algunos casos, o extraídas del Boletín Oficial del Registro Mercantil. Estas cifras han hecho que la educación superior sea un campo que inversores de todo tipo miran cada vez con mayor interés. Entre las 23 universidades privadas de las que hay información pública ganaron en el último curso 146 millones de euros antes de impuestos.

Pero los datos gruesos pueden llamar a engaño: el comportamiento de los centros es desigual, advierte Sánchez Caballero. En general se podría hablar de tres categorías de universidades privadas, al menos en función de sus balances recientes.

Las cifras del negocio de la universidad privada española
Ingresos y gastos de 23 centros universitarios privados analizados. Datos en millones de euros
UNIVERSIDAD INGRES GASTOS RESULT. MARGEN INICIO PROPIETARIOS
Antonio de Nebrija 28,6 27,2 1,5 5,10% 1985 U.Nebrissensis S.A.
Europea M.Cervantes 11,2 8,8 2,4 21,10% 2002 U. M.Cervantes S.A.
Francisco de Vitoria 76,4 65 11,4 14,90% 1993 Legionarios de Cristo
IE University 3,8 2,7 1,1 27,80% 1973 Instituto de Empresa
Isabel I 16,4 8,2 8,2 50,00% 2008 G.Campus Educativo S.A.
Mondragón University 70,6 69,4 1,2 1,80% 1997 Corp.Mondragón
San Jorge 21,2 17 4,2 19,80% 2005 Arz. Zarag/Fund.S. Valero
San Pablo CEU 184,6 169,3 15,3 8,30% 1993 A.Católica Propagandistas
UDIMA 17,3 17,2 0,1 0,50% 2006 U. a Distancia de Madrid
UNIR 78,4 69,2 9,3 11,80% 2009 Proeduca Summa

En un primer grupo estarían ocho centros (la Universidad de Navarra, Deusto, la Internacional de Catalunya, Mondragón University, la Universidad de Vic y la Udima) que presentan beneficios por debajo del 3% o incluso pérdidas (es el caso único de la Universidad de Navarra, que perdió 20 millones de euros el último curso, y de la Europea de Canarias, con un déficit de 436.000).

Un segundo grupo intermedio lo forman cinco universidades que están entre el 4% y el 10% de margen de ganancias. Son la Universidad San Pablo CEU, la Europea de Madrid, la Camilo José Cela, la Abad Oliva CEU y la Antonio de Nebrija.

Por último, las universidades privadas que ganaron más del 10% de sus ingresos son diez: la Pontificia de Comillas, la Europea de Valencia, la Alfonso X El Sabio, IE University, Universidad de San Jorge, Europea Miguel de Cervantes, Isabel I, UNIR, Francisco de Vitoria y la Internacional de Valencia. Especial mención merecen en esta categoría la Alfonso X El Sabio (obtuvo un beneficio sobre ingresos del 55%), la Isabel I (50%), la Internacional de Valencia (28% de margen), la IE University (27%) y la Pontificia de Comillas (25% de beneficio).

Las universidades Ramón Llull, Pontificia de Comillas, Loyola de Andalucía, UCAM y Católica San Vicente Mártir no tienen sus cuentas publicadas ni han respondido a la petición de eldiario.es La Católica de Ávila sí respondió, aunque lo hizo denegando la solicitud porque las cuentas no son públicas.

La Iglesia católica española domina el territorio 

Las universidades privadas operan bajo diferentes formas jurídicas, pero la Iglesia católica española domina el territorio: operan 13 universidades católicas o de inspiración cristiana, sean de la Iglesia, de algunas de sus congregaciones o impulsadas por el sector civil pero relacionadas con el catolicismo.

No le va mal a la Iglesia y entorno con la educación superior. Aunque muchos de sus centros se declaran "sin ánimo de lucro", entre todos generaron 968 millones de euros en ingresos (aunque casi la mitad corresponden a la Universidad de Navarra) y unas ganancias conjuntas de 39 millones de euros (Navarra perdió 20). Mención especial por sus cifras merecen la Universidad Pontificia de Comillas, que ganó 23 millones de euros el pasado curso, San Pablo CEU (15 millones), la Universidad de San Jorge (cuatro millones y un retorno del 20%) y la Francisco de Vitoria, que obtuvo 11 millones de euros de beneficios antes de impuestos.

Además de los religiosos, otros sectores han creado (o participado) centros privados en los últimos años. Por ejemplo, la familia Segovia montó la Universidad Camilo José Cela a través de la Institución Educativa SEK, con la que ganaron 2,7 millones de euros en el último curso. O el Instituto de Empresa la IE University, que ha obtendio un 27% de margen positivo. El empresario sanitario Elecier Villar, junto a otras cinco familias, puso en marcha la Universidad Europea Miguel de Cervantes, que ingresa 11,1 millones de euros al año y devuelve 2,3, un margen del 21%.

El burgalés Grupo Campus Educativo le saca una rentabilidad del 50% a la Universidad Isabel I.

La UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia) es la última de las grandes universidades impulsadas desde el sector civil (aunque vinculada a la iglesia hasta el punto de que el Papa ha intervenido para poner orden en algunas cuestiones polémicas del centro) y está asociada al nombre de José Luis Mendoza Pérez (un laico neocatecumenal). No tiene publicadas sus cuentas.

Un caso a medio camino entre unas y otras es el de la Universidad Internacional de Valencia, creada por la Generalitat valenciana, aunque siempre fue de gestión privada. La ha comprado recientemente la Editorial Planeta, que obtuvo un beneficio del 28% en el último ejercicio, cuando ganaron 4,6 millones de euros.

Un terreno propicio para los fondos de inversión

El cóctel detrás de estos datos es goloso: un mercado laboral que cada vez demanda más formación (que aporta una clientela asegurada). Una competencia –la universidad pública– con unos precios que han subido notablemente en los últimos años acercando el coste entre ambas opciones. A esto se le añade un potencial de país europeo atractivo para el creciente público internacional y una mayor agilidad a la hora de ofertar másteres más pegados a las demandas de las empresas.Los fondos de inversión ya han detectado la oportunidad de rentabilidades en el segmento educativo en España: en el último mes se ha conocido que dos de ellos, con sede en Londres, Permira y CVC Capital Partners, han adquirido dos de las universidades privadas más rentables de España, la Universidad Europea y la Alfonso X El Sabio por 770 y 1.100 millones de euros respectivamente (la segunda cifra no es oficial, la aporta El Confidencial).

La compra de la Universidad Europea (todo un conglomerado de centros entre España y Portugal) y la Alfonso X El Sabio supone pagar 15 veces los 50 millones de euros de beneficios anuales del grupo en el primer caso y 18 veces en el segundo.El terreno de juego parece abonado. El número de universidades privadas no para de crecer en España mientras no se levanta un centro público desde que se aprobara la Politécnica de Cartagena a principios de los años 90. Los últimos ejemplos están muy recientes: la Comunidad de Madrid acaba de aprobar tres nuevos centros privados, que serán una realidad en cuanto se acabe el trámite legal. En la región, ejemplo de la apuesta por lo privado, habrá 13 universidades privadas (más todos los campus de otras que no tienen su sede en la capital) frente a las seis públicas.

Además, las privadas están ganando la batalla por llevarse a los alumnos, especialmente de los másteres que se han vuelto cada vez más imprescindibles desde la implantación del Plan Bolonia derivado del Espacio Europeo de Educación Superior implantado en 2007. En los últimos diez años, con la eclosión de estos posgrados, las universidades privadas han multiplicado por diez sus alumnos de máster(de 7.668 a 73.744 al año) y más que duplicado el porcentaje respecto al total (del 15% al 36%). Las públicas han multiplicado sus alumnos por tres (de 42.753 a 131.305) y reducido la proporción de todo el alumnado superior (del 85% al 64%).

La lógica del movimiento

Algunos expertos vaticinan que las recientes adquisiciones de universidades por parte de fondos no van a ser los últimos. "Los fondos están repletos de efectivo y buscan cualquier cosa que dé rentabilidad", explica José García Montalvo, profesor de Economía en la Universidad Pompeu Fabra. "Parece lógico pensar que las instituciones con capacidad de dar títulos puedan dar rentabilidad", añade.

Rafael Ramiro, profesor en Icade Bussinness School, valora que los fondos paguen "ese nivel de múltiplo" (sobre los beneficios anuales) y en un post de su blog aventura algunas actuaciones que podrían realizar para mejorar las perspectivas de negocio: consolidación de la oferta universitaria privada con el objetivo de ganar en tamaño para ahorrar en los costes fijos; la creación de grandes instituciones educativas integradas, dando lugar a grandes grupos educativos que abarquen desde Primaria hasta la Universidad; la internacionalización del alumnado para atraer estudiantes latinoamericanos y asiáticos para elevar los ingresos por matriculaciones; la innovación educativa para competir con los grandes campus presenciales públicos; la mencionada y creciente demanda de formación; y la transformación de la operativa interna para aumentar la eficiencia de las organizaciones y reducir gastos.

Competitividad, interés de los fondos y riesgos en el horizonte

El análisis de Rafael Ramiro sobre el interés de los fondos de inversión es ampliado en su blog, al tiempo que comenta otros factores de competitividad y riesgos en el horizonte:

 En relación con su funcionamiento interno, nuestra universidad todavía tiene un enorme camino por recorrer. Las rígidas estructuras internas, la permanencia de procedimientos “analógicos”, la insuficiente capacitación digital de los recursos humanos y hasta las limitaciones que imponen leyes como la de Protección de Datos frenan la necesaria adaptación de nuestra universidad a la realidad de nuestros alumnos y empresas. Los equipos directivos lo tienen claro, pero la falta de recursos, de convencimiento interno y en ocasiones de liderazgo está retrasando una transformación imprescindible. Acelerar su transformación digital permitirá mejorar la oferta docente y de servicios, además de ganancias en eficiencia interna.

Competitividad internacional
Desde una perspectiva global, y por desgracia, la universidad española no está muy bien representada entre las principales instituciones a nivel mundial. De las más de 18.000 universidades que existen en el mundo, sólo un 10% aparecen regularmente en los rankings sectoriales. Entre las 100 primeras no aparece ninguna española; apenas una treintena, si lo ampliamos a 500.
No obstante, España tiene muchas condiciones para posicionarse como destino “universitario” de preferencia. Nuestro idioma, localización geográfica, puente entre Europa y Latinoamérica y nuestro patrimonio histórico y cultural son algunas de ellas. El interés del alumnado asiático por estudiar en nuestro país es creciente.
Además, el impacto negativo que está generando el Brexit en su industria universitaria puede tener un efecto positivo para España. Porque estudiar allí, para un alumno europeo, puede pasar de 9.500 a 25.000 libras al año. A lo que hay que sumar los costes de vivir allí. Lo mismo que ocurre en Estados Unidos, la “meca universitaria”, donde el coste anual académico para los estudiantes extranjeros no baja de los 20.000 dólares. Eso si te matriculas en una universidad no reputada, porque si logras la admisión en una top el coste supera los 60.000 dólares más gastos.
Por otro lado, somos líderes en cuanto al porcentaje de jóvenes que cursan estudios universitarios (ranking #6 en el Global Competitiveness Report del World Economic Forum). Pero en la calidad de nuestro sistema educativo conseguimos el puesto #67 de los países analizados. Algo habrá que hacer. Por lo que creo que es crítico para nuestra competitividad internacional que las empresas, las familias y las universidades avancemos más rápido en adaptar el enfoque que damos a la educación de nuestr@s hij@s. 
Interés de los fondos
Los fondos pueden estar descontando una reconfiguración de la industria que permita mejorar las ratios de rentabilidad a través de:
  • la consolidación de la oferta universitaria privada,
  • la creación de grandes instituciones educativas integradas,
  • la internacionalización del alumnado,
  • la innovación en la oferta educativa reglada,
  • el aumento de la demanda formativa de las empresas o los profesionales a título particular,
  • la transformación de la operativa interna
A estas líneas de desarrollo, que ya expuse en detalle en un artículo anterior, se unen otras motivaciones para entrar en el sector educativo privado:
  • asegurarse una rentabilidad mínima a largo plazo.
Algo similar a la inversión que realizan estos mismos fondos en empresas de infraestructuras, que ayudan a reducir la volatilidad de rentabilidad de la cartera total. Porque las universidades aportan una clientela y unos flujos de caja muy estables a largo plazo.
  • incorporar activos vinculados a proyectos con compromiso social
También los fondos de private equity, como los fondos de pensiones o soberanos, recogen las exigencias de los proveedores de fondos de perseguir objetivos sociales y medioambientales. Además de la rentabilidad financiera, ahora es necesario mostrar un impacto positivo en la sociedad. El sector de la educación es uno de ellos.
Riesgos en el horizonte
Pero los fondos de inversión no deben perder de vista que este es un sector muy regulado y muy sensible políticamente. Un crecimiento “desbocado” de la oferta privada puede generar recelo en los estamentos sociales que defienden el reforzamiento de la universidad pública. Y, con ello, un aumento de la presión social y mediática en contra de la consolidación de la educación privada.
Además, una mejora de la oferta de Formación Profesional (FP) podría impactar negativamente en las cifras de matriculación universitaria. Porque España se sitúa actualmente a la cola de los países de la OCDE, en porcentaje de alumnos que optan por cursar una FP. Y el gobierno de Pedro Sánchez ha planteado su reforma para adaptarla a las necesidades de las empresas y potenciar su aceptación social.
También se cuestiona la efectividad de la educación universitaria actual como medio para formar a los profesionales que demanda la nueva economía. Una cuestión que puede representar un riesgo para las instituciones que decidan no adaptarse, para también una oportunidad para aquellas que logren liderar la transformación de la industria.
Finalmente, una eventual reducción o eliminación de las tasas universitarias públicas aumentaría la presión competitiva por la captación del alumnado. Un riesgo que las universidades privadas pueden evitar apostando por una mayor diferenciación de su oferta.

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