jueves,18 agosto 2022
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Portada obra de la periodista free lance española Isabel Infantes.

La caída de otro payaso mentiroso, ilustrada por una española: ‘The Economist’ compara el final de Trump con el de Johnson en Reino Unido, país en la ruina 

'Al igual que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuanto más aguantaba, más se descalificaba a sí mismo para el cargo. En su partida, como en el gobierno, Johnson demostró un desprecio desenfrenado por los intereses de su partido y de la nación, sumida en un estado peligroso y más pobre de lo que imagina', dice en su editorial de presentación el semanario 'The Economist'. El diseño de la portada de este otro mentiroso compulsivo, quien sacó al Reino Unido de la Unión Europea con el Brexit y gobernó desde 2019 la metrópoli del ex imperio europeo tras ser alcalde de Londres desde 2008 hasta 2016, es obra de la periodista 'free lance' española Isabel Infantes.

Aunque Johnson ha pedido seguir hasta otoño, el semanario britanico de mayor prestigio mundial  pide que se vaya ya, tras ser rechazado por su propio grupo y dimitirle esta semana 50 ministros y altos cargos: el gobierno tuvo tantas vacantes que ya no pudo funcionar, una de las razones por las que Johnson no debería quedarse como interino. Pero The Economist señala que los problemas son más profundos que un solo hombre. Aunque los conservadores se han apresurado a culpar de todo al carácter de Johnson, opina que su partida será catártica solo si también reconocen una segunda verdad menos cómoda. Fue una respuesta a las contradicciones de su partido.

Dice que el carismático primer ministro (político y periodista que tras sus mentiras en favor del Brexit decidido por referendum en 2016 alcanzo en a elecciones generales de 2019 el 43,6 % de los votos, el mayor porcentaje obtenido por algún partido desde 1979) pudo unir a las facciones conservadoras y alcanzar mayoría absoluta electoral porque nunca sintió la necesidad de resolver sus contradicciones:

-En cambio, estaba a favor tanto del proteccionismo como de los acuerdos de libre comercio; quería una hoguera de trámites burocráticos incluso cuando castigaba a las empresas de energía por los altos precios; planeó un gasto público enorme pero prometió recortes de impuestos radicales.

-Esta es la política de la fantasía, y se puede rastrear hasta el Brexit. En la campaña para abandonar la Unión Europea, Johnson prometió a los votantes que podrían tener todo lo que quisieran: más riqueza, menos Europa; más libertad, menos regulación; más dinamismo, menos inmigración, y que la UE tocaría a la puerta de Gran Bretaña desesperada por llegar a un acuerdo. Funcionó tan bien que la fantasía se convirtió en el principio organizador de los tories.

Johnson, quien a menudo se jactaba de que el historial económico de Gran Bretaña era la envidia del mundo, en verdad según The Economist dejará a Gran Bretaña enfrentada a graves problemas sociales y económicos: 

-Tiene la inflación más alta del G7, y se prevé que tenga el crecimiento económico o del PIB más lento del G7 en 2023, tras bajar de un promedio en la década anterior a la crisis financiera mundial de 2007-09 del 2,7% a solo el 1,7%.

-La acción reivindicaiva se está extendiendo desde los sindicatos ferroviarios hasta los abogados y médicos.

-Desde 1987 hasta 2010, cuando los conservadores asumieron el cargo, la proporción de la población británica mayor de 65 años se mantuvo estable en un 16 %, mientras ahora es del 19 % y para 2035 estará cerca del 25 %.

-A ello se suma a la fractura de beneficios y a la carga del Servicio Nacional de Salud, que ya se está doblegando bajo el peso de los pacientes no tratados.

-Gran Bretaña tiene la ambición de contar en un mundo donde Rusia y China hacen todo lo posible, pero sus fuerzas armadas son pequeñas y están mal equipadas. 

-Escocia e Irlanda del Norte están inquietas en la Unión y Westminster no tiene ningún plan para contentarlas.

Gran Bretaña está en un estado peligroso. El país es más pobre de lo que imagina. Su déficit de cuenta corriente se ha disparado, la libra esterlina se ha desplomado y los costos de los intereses de la deuda están aumentando. Si el próximo gobierno insiste en aumentar el gasto y reducir los impuestos al mismo tiempo, podría caer en una crisis. El tiempo en que todo era posible ha terminado. Con la partida de Johnson, la política debe volver a anclarse en la realidad, concluye The Economist.

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