Los personajes famosos podrían ver lesionados sus derechos, incluso enfrentándose en los tribunales, si no registran como marca su nombre propio o seudónimo. La Casa Real ya ha blindado siete distintivos, tal como publica EXPANSIÓN.
La Casa de Su Majestad el Rey tiene registrada la marca personal Reina Letizia adelantándose al tratamiento que tendrá en el futuro Doña Letizia Ortiz. También decidió hace casi ocho años que debía blindar otros nombres relativos a los actuales príncipes de Asturias y a sus descendientes: Príncipe Felipe, Príncipes de Asturias,Princesa de Asturias, Princesa Letizia e Infanta Leonor de Borbón. En 2007, y tras su nacimiento, se añadió el registro Infanta Sofía de Borbón.
Algo similar ha sucedido hace pocos meses en Reino Unido, donde en la Oficina de la Propiedad Intelectual se registró la marca Kate Middelton para vender productos en la Fundación Real de los duques de Cambridge, dedicada a labores de caridad.
Pero no todas las celebridades lo tienen tan claro. Por ejemplo, deportistas de éxito como Rafa Nadal, Iker Casillas o Andrés Iniesta hasta ahora han pasado por alto un aspecto fundamental para la adecuada explotación de su nombre e imagen: el registro de su marca personal.
Que una compañía registre su marca es una práctica común que viene sucediendo hace décadas. En nuestro país, la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) gestiona más de 40.000 registros al año de empresas que quieren blindar nombres y enseñas comerciales.
Sin embargo, la inscripción de la marca personal –sobre todo de personajes famosos y populares– no es tan habitual en España, en contra de lo que sucede en otros países como Estados Unidos o Reino Unido.
La identidad de cualquier persona –referida a su nombre de pila y sus apellidos, los dos o sólo uno, sus iniciales o el apodo por el que sea conocido– puede registrarse como marca por unos 500 euros por un periodo de 20 años. De hecho, ha sido una forma tradicional de identificar determinados negocios o actividades profesionales como despachos, diseñadores o relacionados con la restauración.
Pero lo que es más reciente es la asociación de la marca personal de artistas, deportistas o personajes populares para publicidad y mercadotecnia. El problema que suscita a nivel jurídico es que la protección de los nombres civiles de las personas como marcas se sujetan a las condiciones que la propia normativa de marcas establece para los distintivos en general.
Es decir, el derecho sobre la marca se consigue en el registro y lo adquiere el primero que lo registre. Eso significa que cualquiera podría registrar el nombre de una persona conocida, a no ser que el funcionario lo deniegue si conoce a ese personaje y cree que identifica a alguien distinto del solicitante, según la Ley de Marcas.
"Hay quien intenta registrar como marca el nombre o parte del mismo de una persona que es conocida –incluso por pura coincidencia–, y ante estos registros ´fraudulentos´, muchos artistas conocidos o deportistas de élite se ven envueltos en situaciones que, o bien lesionan sus derechos, o son ellos mismos quienes infringen derechos de terceros mediante el uso de distintivos alusivos a su persona", explica Nuria Marcos, directora general de Pons Patentes y Marcas.
Ha sido el caso del portero del Real Madrid y la Selección, Iker Casillas. En diciembre de 2012, se solicitó una marca comunitaria denominada Iker Casillas para ropa y calzado, por un ciudadano portugués cuyo nombre nada tiene que ver con la marca que registraba.
Esta circunstancia ha obligado al jugador de fútbol a presentar una oposición sobre la base de la existencia de una marca anterior no registrada, para tratar de impedir su anotación.
Marcos apunta que esto se hubiera evitado "habiendo solicitado su nombre como marca, ya que este hecho hace que sea la otra parte la que tendría que demostrar que tiene derecho a utilizar ese distintivo".
