En estos tres meses y en los últimos 12, esa pérdida de ocupación se distribuye de forma no muy desigual entre asalariados con contrato indefinido y contratos temporales. Y sigue siendo más severa en el sector privado que en el público, aunque se prevé que en este último grupo la pérdida de empleo sea más acusada en los próximos trimestres. El drama se agudiza cuando se observa el crecimiento del paro de larga duración, aquellos con más de un año en situación de desempleo. De los 6.200.700 desempleados, el 47% son parados de larga duración, y casi un 16% son jóvenes menores de 25 años.
En mucha mayor medida, esas políticas presupuestarias de ajuste son contraproducentes cuando las economías centrales de la eurozona no estimulan su demanda. La inacción en la que se encuentran las instituciones europeas no solo prolongará su recesión y de forma más pronunciada las de las economías periféricas, sino que ampara una prolongada situación de inestabilidad social, en la que la frustración de los jóvenes será el principal elemento determinante.