Según Currás, el perfil inversor de los fondos estructurales ha cambiando mucho, ya que se potencian las inversiones dirigidas al sector productivo y a la generación de empleo y de capital humano, ya que se invertirá en aquellos ámbitos en los que haya un mayor impacto sobre el crecimiento y la creación de empleo.
Concretamente, el acuerdo recoge inversiones de casi 6.000 millones de ayuda en el objetivo de fomento de la competitividad de las pymes, las cuales representan el 99,8% de las empresas españolas, así como otros 4.200 millones a fin de paliar el principal problema de España: el desempleo.
La secretaria de Estado señaló también que, además de la reorientación del gasto hacia el tejido productivo y la creación de empleo, otra característica del acuerdo es su alineación con las principales políticas europeas (Estrategia Europea 2020) y con las principales políticas nacionales (estrategia española de investigación y desarrollo, estrategias regionales para una especialización inteligente, la agenda digital o la estrategia de emprendimiento y empleo joven).
Por último, afirmó que a pesar de que los próximos años plantean muchas exigencias, los fondos europeos suponen una "gran oportunidad" que España sabrá aprovechar como ha hecho en anteriores periodos, para hacer efectivo el crecimiento y la recuperación económica.