jueves,18 agosto 2022
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Las guerras del PSOE

Economía sin dirigir
El pasado sábado todos asistimos en directo a la creación de una gestora en el Partido Socialista después de que su Secretario General dimitiera. Asistimos a una cita cuanto menos maquiavélica: el Secretario del PSOE, Pedro Sánchez fue "cesado" por los mismos compañeros que le auparon a ese mismo puesto. Todo esto nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que se haya llegado a esta situación en un partido hegemónico como el PSOE?

Estamos ante una situación complicada y que viene de muy lejos; tan lejos, que podríamos remontarnos al final de la época de José Luis Rodríguez Zapatero como Secretario General del PSOE. Tras su renuncia, se convocó un Congreso para elegir al próximo secretario del partido pero del que salieron dos candidatos: Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón, ambos ministros durante el gobierno de Zapatero.

 

El resultado fue muy ajustado pues Rubalcaba ganó con un 51,16 % de los apoyos,  aunque esto dejó dos bloques enfrentados: aquellos que creían en el continuismo de ciertos políticos de Zapatero y otros, más rupturistas, con miras a hacer un cambio en el PSOE.

Después de esto, Carmen Chacón adoptó un perfil más bajo, hasta ahora, ya que el pasado día su nombre figuraba entre los cargos que habían dimitido del Comité Federal, ¿casualidad o casualidad?

La etapa de Rubalcaba, quien fue elegido en febrero de 2012 pero que no logró llevar al PSOE a la victoria en las elecciones, se caracterizó por el pesimismo tras la derrota en 2011, y todavía aún sin tener un claro cabeza de partido. A esto se le sumó el escándalo ERE en Andalucía, el mayor caso de corrupción de la democracia española hasta la fecha.

Tal fue la desazón de sus votantes, que en las elecciones europeas de 2014 el Partido Socialista cosechó el peor resultado electoral de su historia con un 23 % de los votos y nueve eurodiputados menos. Como consecuencia de todo se produjo la dimisión de Rubalcaba, aunque no inmediata, pues el Rey Juan Carlos I había planteado por esas fechas su abdicación y su sentido de Estado le hizo mantenerse al frente de las filas socialistas para ratificar este cambio en la Jefatura del país.

Tras la derrota en Europa, uno de los nombres más sonados para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba era, sin duda, Eduardo Madina, quien adelantó las primarias previstas para noviembre. Así, el nuevo candidato tendría tiempo de regenerar el partido para tratar de dar la vuelta a una situación extraordinariamente adversa.

Sin embargo, Madina no contaba con dos factores importantes; por un lado, la Confederación Andaluza, liderada por Susana Díaz, no le apoyaba; por otro, y algo que casi nadie esperaba, se presentó la candidatura de Pedro Sánchez, archiconocido ahora mismo pero desconocido por aquél entonces.

A estas primarias donde por primera vez votaban los militantes, se presentaron tres candidatos: Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Finalmente ganó Sánchez con menos del 50 % (48,7%) de los votos, número suficiente como para ser el nuevo Secretario General del PSOE. Después del resultado Madina también pasó a un segundo plano al igual que Chacón, hasta hace unos días: ¿demasiadas casualidades acumuladas?

Por aquel entonces, todo el mundo pensaba que Pedro Sánchez era la marioneta que Susana Díaz utilizaba para que el día que fuese a presentar su candidatura a Secretaria General tuviese el trabajo hecho, o al menos el más desagradable. Pero todo no resultó según lo planeado, tal y como se ha ido viendo estos últimos meses y, con más claridad aún, en estas últimas semanas.

Por tanto, tras dimitir en bloque diecisiete personalidades del PSOE hace unos días, y después de las palabras de Felipe González en la Cadena SER, se veía venir un Comité Ejecutivo de esos que no se olvidan.

El viernes Pedro Sánchez daba una rueda de prensa sorpresa convocando a los medios en Ferraz, sin preguntas, y con una intervención breve. Algunos creían que iba a dimitir, entre los cuales me incluyo, aunque no cumplió lo esperado y dijo que dejaría el cargo si este sábado pasado perdía la votación en Ferraz.

Y que se puede decir de este sábado; menudo esperpento se produjo en la puerta de Ferraz. Todo empezó a las 9.00: reuniones en pasillos, en corrillos, caras tensas, mientras que en la calle poco más de cien personas apoyaban a Pedro gritando contra los críticos (algunos de Podemos e IU infiltrados), a los que abucheaban e increpaban al llegar a Ferraz. Los que más recibieron insultos fueron Madina o Felipe González, que ni siquiera acudió.

Dentro, la tensión era mayor. Nadie cedía. Todo un partido no se ponía de acuerdo sobre qué votar, quienes podían votar y cuándo podían votar. Las discusiones se sucedían y los ánimos se caldeaban.

Los críticos querían que el Comité de Garantías aprobara una gestora. Pasan las horas y el Comité no avanza. La tensión seguía subiendo hasta tal punto, que Verónica Pérez, líder del Comité de Garantías, intentaba hablar mientras Rodolfo Ares le quitaba el micrófono.

Las voces aumentaban el tono. Llegaron los gritos y los insultos cuando los fieles de Sánchez quisieron votar en urnas y bajo secreto un nuevo Congreso Extraordinario y primarias para elegir al Secretario General. “Pucherazo” se llegó a oír tras colocar una urna de votación de mala manera y con un procedimiento de dudosa fiabilidad.

A altas horas de la noche se produjo la votación anunciada; era todo o nada y fue donde Sánchez cayó al final. En consecuencia,  no le quedó más remedio que dimitir tras perder la votación para llevar a cabo un Congreso Extraordinario, su idea, por 132 votos contra 107. Podía creerse que era la crónica de una muerte anunciada desde que Felipe dijo aquello de “me mintió”.

Tras su dimisión tocaba crear la Gestora Permanente, esta vez liderado por el que fuera detractor de Sánchez,  el asturiano Javier Fernández. Mientras tanto Cesar Luena, principal espada de Pedro, y otros de sus aliados salían de Ferraz con caras largas.

Horas más tarde en La Sexta se entrevistaba al Presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que desveló que Pedro Sánchez se presentará en las próximas primarias del Partido Socialista. Su historia puede que todavía esté por escribir.

No se puede sacar una única conclusión de todo esto, pues la guerra civil en el seno del Partido Socialista ha provocado la caída de Pedro Sánchez y la pérdida de legitimidad de Madina y Susana Díaz frente a sus miembros. Ahora todo queda en el aire: ¿quién será el próximo Secretario General? Quien sabe. Lo único  cierto es que ha sobrevivido a este fin de semana y que por ahora no se han desintegrado como partido, aunque seguro que pagan el precio de no volver a ganar unas elecciones en muchos años.

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