Las oportunidades de empleo, y por tanto de crecimiento económico y riqueza, que generan la innovación y los emprendimientos y las tecnologías de la información como las de Apple, Facebook, Google,Uber, Airbnb, o Amazon, llevan a los gobiernos a disputarse la instalación de centros privados de transferencia de tecnología que compiten y muchas veces dejan al margen a los campus universitarios. Muchas veces, como sucedió en las famosas pujas entre países por atraer multinacionales, caso en España de la AT&T o la Disney, con altos costes fiscales o comprimisos de subvenciones, que complican la realización de un balance de ingresos, gastos y externalidades como la distorsión de la competentencia que genera una determinada inversión en cada país. Es lo que sucede ahora con las incubadoras de startups tecnológicas promovidas por Google en dististas capitales mundiales para atraer talento, como la instalada a mediados de 2015 en Madrid y cuya actividad ahora algunos vinculan principalmente al impuesto de transacciones tecnológicas que inteta establecer la UE para que esas multinacionales contribuyan a pagar las infraestructuras, las instituciones o la educación que luego utilizan en sus operaciones.
En una de las primeras noticias, El Mundo decía que Google había descartado potenciar su campus tecnológico de Madrid y potenciar en cambio el de Lisboa como segundo mayor de europa tras Dublín porque el Gobierno de Sánchez se ha mostrado hasta ahora dispuesto a implanta el impuesto de transacciones tecnológicas de forma unilateral sin acuerdo previo en la Unión Europea, para cuadrar los incrementos de gasto de 2019. Portugal no figura entre los países que se oponen en la UE a la Tasa Google, pero tampoco ha dado pasos para implantarlo en su territorio.
En cambio, El español apunta que el Gobierno luso está tomando medidas para fomentar la inversión y la atracción de talento tecnológico. También que el nivel de idiomas de Portugal es más alto que el español, además de que la inversión en 'start-ups' españolas crece un 44%, la mayor desde 2011.
Decía El Mundo que la magnitud del proyecto Google en Portugal contrasta con los 200 empleos que ha creado hasta ahora Google en España, y que otros grupos tecnológicos como Microsoft también apuestan por Portugal despues de que España fue elegida para el llamado Campus de Emprendedores en 2014. Google no explica por qué ha preferido Portugal para su proyecto europeo de más envergadura, pero coincide con que el Gobierno socialista portugués de Antonio Costa está ofreciendo mayores facilidades fiscales tanto a las empresas como a los trabajadores no residentes.
En esta línea, apuntaba que Porgugal empezó a ser potenciado anunciando para el hasta 500 empleos a principios de 2018, cuando Google había sido objeto ya de varios registros e inspecciones de la Agencia Tributaria española y el Gobierno de Rajoy preparaba un endurecimiento fiscal contra los grupos tecnológicos. Y añadía que ahora Google ha decidido más que duplicar el centro y pasar de 500 a 1.300, tras una fallida entrevista el pasado 6 de noviembre del responsable de Google en Europa, Matt Brittin, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que no logró convencer para frenar la llamada Tasa Google, un nuevo impuesto a los servicios digitales.
Este domingo El español se pregunta por qué Portugal está ‘robando’ a España empleo tecnológico, recordando que ya Forbes veía en la celebración del Web Summit (uno de los congresos tecnológicos más importantes del mundo) una de las causas para que el ecosistema start-up y el sector tecnológico mirasen con atención a Lisboa. Hace apenas dos meses, la organización del congreso anunciaba un acuerdo con el Gobierno luso, por valor de 110 millones de euros, para la celebración de este en la capital portuguesa hasta 2028.
De Silicon Valley a Beato
Si San Francisco tiene a Silicon Valley, Portugal tiene a Beato. 35.000 metros cuadrados dan cabida al Hub Creativo Beato, un campus de start-ups ubicado en una antigua fábrica. Y es que la innovación y la economía digital forman parte de la estrategia de Portugal para convertirse en un referente tecnológico.
Tanto es así que la Institución Financiera de Desarrollo de Portugal, junto al Banco Europeo de Inversiones, han anunciado una inversión de 200 millones de euros destinados a start-ups portuguesas en procesos de reestructuración. Además, durante la celebración del Web Summit, Antonio Costa anunció 100 millones de euros adicionales al programa tecnológico del país, así como la puesta en marcha de la Tech Visa.
Visados europeos para talento tecnológico
Fuentes del sector consultadas por EL ESPAÑOL explican que unos costes laborales ligeramente más bajos y las facilidades para trasladar talento tecnológico internacional a Lisboa, vuelven a decantar la balanza del lado de Portugal.
Este 1 de enero entrará en vigor la Tech Visa cuyo objetivo es “facilitar la entrada de trabajadores cualificados que quieran trabajar en las áreas digital y tecnológica. El primer ministro portugués señaló en noviembre que habían solicitado este tipo de visado más de 400 personas.
Este no es el primer programa que Portugal instaura para atraer inversiones tecnológicas desde fuera de la Unión Europea. Desde 2012, tiene en marcha un programa de visados dorados que incluye la residencia y permiso de trabajo en Portugal, libre circulación en los países del área Schengen, así como acceso a la sanidad y la educación portuguesa.
Los requisitos para obtener estos visados pasan por como mínimo una de estas condiciones: realizar una inversión de como mínimo 1 millón de euros en Portugal, la creación de como mínimo 10 puestos de trabajo o la compra de activos inmobiliarios por valor de 500.000 euros, entre otros. Unas condiciones atractivas para inversores extranjeros que deseen abrir su mercado a la Unión Europea.
La tasa Google y otras piedras en el zapato
Los movimientos de Costa contrastan con los de los últimos gobiernos españoles. Desde el anuncio de la creación de la tasa Google por el exministro Cristóbal Montoro, hasta los presupuestos presentados por el gobierno de Pedro Sánchez, que contaban con una recaudación de más de 1.000 millones de euros por parte de las tecnológicas, el escenario político español no parece muy tentador para estas empresas.
Pascual Fernández, decano del Colegio de Economistas de Madrid, explica a EL ESPAÑOL que “mientras España piensa en gravar las ventas de estas empresas en un 3%, Portugal ni siquiera se plantea un impuesto de este tipo”.
En la misma línea habla Alicia Richart, directora general de DigitalES, quien cree que “España lo tiene muy fácil pero la administración no tiene carácter emprendedor”. Richart asegura que Portugal “sabe a dónde ir” pese a tener, remarca, “un gobierno socialista” y lo contrapone con la estrategia española.
Hasta el momento, la administración portuguesa está teniendo una actitud mucho más prodigital que la española, o al menos 'pro grandes multinacionales digitales estadounidenses'. Otro caso que lo demuestra es la aprobación de la ‘ley Uber’ este verano, que resuelve el conflicto entre el taxi y las aplicaciones de vehículos con conductor a favor de las empresas que en España operan con licencias VTC, como Cabify.
El nivel de inglés del país es un aspecto más que las tecnológicas tienen en cuenta. Según la escuela de idiomas EF, Portugal tiene un nivel “alto” de inglés, con una nota media de 60,02, mientras que España tiene un nivel medio (55,85). De los 88 países que analiza EF, Portugal ocupa el puesto 19 en cuanto a nivel de inglés, España está en el 32.
Estas diferencias están llevando a algunas multinacionales con sede en España a pensar en un traslado al país vecino, según ha podido saber este periódico, pese a que desde DigitalES dicen que “no tienen constancia”.
En uno de los lugares más castizos de la capital española, el barrio de Arganzuela, se aposenta según informaba a principios de año también EL ESPAÑOL uno de los motores del impulso a los jóvenes emprendedores. Una antigua fábrica del siglo XX da cobijo al Google Campus de Madrid, quien según su directora Sofía Benjumea es un centro que “pretende ser el centro de aceleración e innovación en España”. En apenas tres años, se ha hecho hueco entre los principales países del mundo. De hecho, sólo existen seis espacios iguales y el de España fue el cuarto en hacerse realidad.