«Ningún Estado de la UE se va a atrever a cortar el programa Erasmus». Esta es la impresión del excomisario europeo Manuel Marín, que ayer impartió la conferencia ´Erasmus: un ejemplo de la buena Europa´ en la jornada celebrada en la Universidad de La Rioja para conmemorar el 25 aniversario de este programa de intercambio entre universidades.
Marín, que en la actualidad preside la Fundación Iberdrola, ocupaba la vicepresidencia de la Comisión Europea y su área educativa en 1987, cuando se creó el Erasmus. «Es uno de los programas europeos con mayor éxito. No quiero decir con eso que sea perfecto o que no haya cosas que revisar», explicó.
A su juicio, una de las principales aportaciones del Erasmus a la construcción europea es que «ha permitido dar un salto hacia adelante en términos de movilidad». «Ir a otro país, estudiar en otra universidad y conocer a otros profesores y formas de entender la vida es muy interesante, porque abre las mentalidades y genera otro tipo de ciudadanos, más universales, cosmopolitas y abiertos», sostuvo.
Marín también consideró fundamental el papel jugado por el Erasmus en el debate por la autonomía universitaria. "Cuando se puso en marcha Erasmus, los ministros de Educación tenían todavía la potestad de elegir al rector, algo que hoy en día sería una locura", detalló. El excomisario subrayó que hace 25 años no existía una posibilidad de pactar proyectos académicos con otras universidades.
«Se recuperó un viejo espíritu que teníamos en Europa. El intercambio entre profesores, por ejemplo, era mucho más intenso en la época medieval entre las grandes universidades (Coimbra, Salamanca, Alcalá, Bolonia o Montpellier) que el que existió en los años 80 y 90 en la Unión Europea. La educación se había metido en compartimentos estancos, y Erasmus rompió ese concepto», matizó Marín.
Volviendo a la incertidumbre sobre la disponibilidad de fondos futuros para el programa, el excomisario europeo insistió en que «se van a salvar los muebles, va a haber recortes en el presupuesto comunitario pero no creo que el programa Erasmus se vea afectado, porque sería un paso atrás tan enorme que no creo que ningún Gobierno se lo pudiera permitir».
Marín destacó que pocas políticas de la UE son tan conocidas por la ciudadanía como el Erasmus. «La beca es muy popular, y las cosas populares, en el sentido positivo del término, se suelen respetar, porque la gente las comprende muy bien», declaró.
Para Manuel Marín, hace falta, sin embargo, mejoras, que deben ir encaminadas a una mayor exigencia del programa, tanto para los estudiantes como para los profesores. «Los alumnos a veces cometen el error de presentar el Erasmus en un plan de ´cómo me lo voy a pasar´. Divertirse es sano, pero para alguien que tiene la posibilidad de estudiar fuera, el rendimiento académico es el elemento central», comenzó. En cuanto a los docentes, les pidió «que no banalicen el programa, el crédito hay que darlo a aquel estudiante que lo ha trabajado».
