Mary Beard, nuestro reciente Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, da una conferencia en la Fundación Telefónica sobre el silenciamiento de la palabra pública de las mujeres.
Muy bien. Pero.
La conferencia de Mary Beard sobre el "silenciamiento de las mujeres" es simplista porque no distingue entre contextos, como si las mujeres fuesen uniformemente silenciadas en todos los contextos. Así crea un enemigo imaginario o difuso, un hombre de paja, en lugar de hacer un auténtico alegato político. Por ejemplo, no dice ni media del silenciamiento casi absoluto de las mujeres por parte de los islamistas tan en auge. En Occidente podemos presuponer que se conoce la opresión de la mujer en el Islam, e incluso en Oriente en general, comparada con Occidente. Ahora bien, esa presuposición no es aplicable al discurso los intelectuales universitarios, que suelen pasar por alto sistemáticamente las críticas al No-Occidente en aras de una una supuesta corrección política, y centran muy sistemáticamente sus quejas sobre los males del mundo en el mismo Occidente—siendo que hay partes del mundo donde los derechos humanos y los de las mujeres están en un estado más lamentable. Y eso mismo es lo que hace, lamentablemente, Mary Beard. Cualquiera díría, oyéndola, que las mujeres son silenciadas en Estados Unidos como en la Grecia de Atenas, o algún lugar más oscuro más al sureste.
Y ahora algún listo dirá que la estoy silenciando.
