Ayer unas cien mil personas se congregaron en las calles, en la que ya se conoce como revolución de los paraguas.
El viceprimer ministro británico, Nick Clegg, solicitó ayer una "reunión urgente" con el embajador chino en el Reino Unido para trasladarle su "consternación y alarma" por la gestión de las autoridades chinas de las manifestaciones en Hong Kong. Hasta ahora China ha dejado en manos del gobierno autónomo la respuesta a la protesta, que el domingo acabó con cargas policiales a base de gases lacrimógenos y gas pimienta, de las que los manifestantes se defendieron con sus paraguas. No obstante, Pekín ha intensificado la censura en las redes sociales para que las imágenes de las multitudinarias manifestaciones no lleguen a los cientos de millones de internautas chinos.
Decenas de miles de personas se organizaban ayer para garantizar suministros y refugios, ya que están dispuestos a resistir hasta que se escuchen sus demandas. "Los manifestantes se preparan para una larga protesta", titula EL PAÍS. "La protesta se radicaliza", indica ABC. "China bloquea las redes para intentar acallar la revuelta de los paraguas´, titula EL MUNDO. "Hong Kong, zona cero", es el titular de LA VANGUARDIA. "Hong Kong se enroca", dice EL PERIÓDICO. "La protesta de Hong Kong desafía el poder de Pekín", refleja LA RAZÓN.