La detención de Dibrani ha indignado a los estudiantes, quienes piden que vuelva a Francia, el país donde, según aseguraba la propia joven, "está su futuro". "No tenemos que venir al colegio con los documentos. Llamamos a todos los estudiantes de Francia a movilizares y bloquear sus colegios", sostuvo Steven Nassiri, portavoz de FIDL a la radio France Inter.
Según el portavoz, el objetivo de esta movilización que sorprendió a las autoridades, es "interpelar al gobierno, en particular al ministro Valls. Es inadmisible que en Francia, el país de los Derechos Humanos, se expulse del país a un estudiante por no tener papeles. Si el cambio no viene de arriba, vendrá de abajo".
Entre las peticiones de los jóvenes destaca la dimisión del ministro de interior y español de nacimiento, Manuel Valls, ya que consideran que las políticas de inmigración son inhumanas y demasiado duras.
Mientras el caso de Dibrani figura en los medios desde hace una semana, la expulsión el sábado de Kachatryan pasó casi desapercibida. La Red Estudiantes Sin Fronteras (RESF) denunció que el joven fue expulsado por las autoridades migratorias hacia Armenia, donde deberá realizar el servicio militar.
Lo que se está produciendo con frecuencia, dice a El País Wieser, representante de RESF (el colectivo más comprometido, desde hace años, con el acompañamiento y la protección de los menores y las familias inmigrantes afectadas por expedientes de expulsión), es "un verdadero desmembramiento de las familias", cuando se expulsa a uno de los padres y quedan sus hijos, o viceversa.
"Por eso exigimos un cambio de la legislación que afecta a la permanencia de los extranjeros, que es fruto de una sucesión de capas, a cual peor, de modificaciones legales llevadas a cabo por Sarkozy ¡durante diez años!, primero como ministro del Interior y luego como presidente", añade esta representante de RESF.
