jueves,18 agosto 2022
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Llamada a la paz del Consejo Editorial de Ibercampus

Urge parar la guerra y la invasión de Ucrania y no desviar la atención de causas y problemas globales

Cuando la recuperación de la crisis sanitaria y económica generada por la Covid apenas empezaba entre numerosas incertidumbres sobre las fracturas sociales y políticas que añadirá a la década anterior de crisis financiera, la invasión de Ucrania por Rusia añade muchas tendencias hacia la insostenibilidad del orden político y económico global. Requiere pues la presión urgente de la ciudadanía y de las instituciones nacionales e internacionales para frenar en seco la guerra, antes de que surta todos sus efectos corrosivos, entre ellos el desviar la atención sobre la prioridad en mejorar la sanidad y la educación desde una ciencia abierta y participativa, así como los procesos democráticos y de formación del consenso. 

En su ideario y en sus principales editoriales, el Consejo Editorial de Ibercampus ya llamó la atención sobre la urgencia de esas prioridades, a las que ahora vuelve a renunciar el mundo ante el golpe en la agenda geopolítica y mediática. Los incontables pero aún no debidamente estimados datos de la Covid en el capital humano global, y por tanto en la capacidad de naciones y personas para vivir y trabajar en un mundo más volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA) nos llevaron hace caso dos años a pedir a Europa y la ONU una trégua entre EE.UU y China para superar COVID y ODS 2030. Pero  las instituciones internacionales poco o nada han avanzado en las consiguientes demandas de sostenibilidad global. Mucho menos en despolarizar la vida social, reducIr los falsos conflictos políticos y fomentar plataformas colaborativas a partir de la ciudadanía digital para el rating y la reducción de conflictos de interés en las principales profesiones.

Antes al contrario, esas tres demandas nuestras, así como la posterior de aprovechar la crisis post COVID para lograr una enseñanza del siglo XXI basada en la perspectiva de los sistemas adaptativos y complejos, afrontan ahora mayor riesgo de ser olvidadas en la agenda geopolítica global impuesta por el golpe de un dictador que juega con los nacionalismos al antojo de sus intereses e introduce el ruido propio de la desinformación, además del primer enfrentamiento bélico a gran escala entre nacional populismo y democracia. 

No obstante, aunque muchas serian las aportaciones de un enfoque de los sistemas adaptativos complejos a este conflicto, las primeras y más relevantes de sus incertidumbres afectan a las instituciones geopolítica surgidas de la II Guerra Mundial: 

-En primer lugar,  lo que significa el uso de la fuerza por uno de los 5 estados miembros permanente del Consejo de Seguridad que tienen derecho de veto, contraviniendo lo que establece la Carta de Naciones Unidas.

-En segundo lugar, el intento de reconsiderar de forma unilateral del orden de seguridad europeo acordado también con Rusia tras el final de la guerra fría empezando por el acuerdo de París de 1990, los acuerdos realizados dentro de la OSCE y los acuerdos de desarme. Entre estos últimos destaca en especial el acuerdo de armas convencionales del que se retiró Putin y el segundo sobre armas nucleares de alcance medio(euromisiles), que violó Rusia y del que acabó retirándose Estados Unidos. En esta situación era bastante previsible un nuevo golpe sobre la mesa en Europa, tras lssninvasiones de Irak y Libia por EEUU y aliados.

-En tercer lugar,  cuando el intento reconfigurador europeo invoca la necesidad de replantear la actual abstención de China, la política de coaliciones norteamericana y sobre todo la inoperancia de la Unión Europea, Europa debe reaccionar y evitar la tendencia a ser la región más perjudicada, antes de que Putin se vuelva más loco  y como Hitler piense tras Ucrania en pasar a Polonia o países báltico, ya que este conflicto desata al menos otras efectivas connotaciones también de guerra civil entre países de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Para ello, Europa ha de superar su papelón, de la mano de Solana, Ashton, Mogherini, hasta ahora casi limitado a realizar una política de seguridad europea propia de los tradicionales países neutrales europeos y manteniendo una relación trasatlántica, donde los Estados Unidos paguen la fiesta de la defensa  (con el consiguiente avance de la OTAN en Europa, según refleja la ilustración superior) a pesar de su creciente declive mundial, el interés esencial en el Pacífico ya con Obama y la ausencia europea en la configuración de su vecindario en el Cáucaso, Siria, Oriente Medio, Libia y la salida de Mali.

Europa debe atender su defensa, pero defendiendo la paz y no la escalada militar en el mundo con voz propia. La situación actual es que Alemania tiene el 3% de los carros de combate rusos, por ejemplo, o el 13% de los aviones de combate rusos; España, por el estilo, con el 1.2 % del PNB en defensa) No es extraño que el actual jefe de la Bundeswehr dijera  que  el ejército que manda está con la manos vacías (empty-handed) y su apoyo a la Alianza es extremadamente limitado. A lo que se añade la política energética que desde Loyola de Palacio y Patten promocionó el suministro de gas ruso, considerándolo meramente como un asunto de libre mercado y de compañías- papel de Alemania. Ello permite un inmenso poder a Rusia, que ahora ni siquiera con las sanciones se han atrevido a tocar.

Además de que la UE haga valer su fuerza económica y comercial evitando las desavenencias de las que se aprovechan los otros tres actores globales, hay que abrir las mentes y pensar en lograr no solo la actual política de autoabastecimiento, sino la independencia energética. Y hoy, junto a la actual transición energética impulsada hacia las energías verdes, solo cabe otra opción cuya viabilidad hay que estudiar a fondo: la nuclear. Nos guste o no, esta alternativa hay que plantearla con más seriedad que su inclusión en la taxonomía medioambiental, en cualquier caso manca mientras que Europa no la complemente con la taxonomía social contra la que conspiran los grandes lobbys. No es de extrañar que ahora la dependencia del gas ruso por parte de Alemania haga muy vulnerable a la UE para hacer frente con medidas más contundentes, como la adoptada por EEUU y Europa de desconectar parcialmente a Rusia de la plataforma de pagos swift.

Rusia, con la aquiescencia de la abstención de China en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha aprovechado el desconcierto europeo y el agotamiento de la ciudadanía, sometida a reiteradas oleadas de COVID-19 durante más de dos años, para asentar un duro golpe a la Unión Europea y debilitar aún más a sus estados miembros, cada vez menos robustos en el escenario internacional tras el fiasco de Afganistán y de que tuviera que ser Rusia quien los liberara de la amenaza del ISIS masacrando a sus partidarios en Siria, Irak y sus alrededores. Europa tiene demasiadas deudas acumuladas con Putin como para contenerlo en una escalada bélica precedida de conversaciones con los mandatarios de Francia y Alemania, cuyo contenido no ha trascendido.

En fin, por no agotar un denso y abigarrado catálogo de potenciales daños en una necesaria perspectiva multidisciplinar y holística, esta guerra debemos de erradicarla en su origen y raíz entre todos antes de que nos convierta en perdedores desando a los otros tres jinetes del apocalipsis. Para ello, es imprescindible convertirnos todos en ganadores desde ya, para que ni siquiera pierdan Rusia y China, lo que hoy por hoy parece depender más de la ciudadanía e instituciones de ambos Estados que de la voluntad de sus políticos.,

 ¿Cómo lograr esa cuadratura del círculo que proponemos?. Cambiando de chip y conceptos, para aprender de las lecciones de la historia, la política  y otras ciencias sociales, que llevaron a poner fin a otras otras grandes guerras mediante convenciones y tratados de paz, por desgracia muchos años después, y sin evitar por tanto sus secuelas de todo tipo. Frente a la Acción de Dominio o de poder que inspira todas las guerras, hay que interponer con la mayor urgencia posible la Acción Comunicativa propuesta en su día por Habermas, recurriendo al diálogo entre las partes en busca de consenso y soluciones mediante juegos de suma positiva que retroalimentan las sinergias, como nos recuerda Carlos del Ama, doctor en Economía y Relaciones Internacionales y Asesor a la Presidencia Europea en La Conferencia de Paz de la Antigua Yugoslavia. Teniendo en cuenta que, como la posible incorporación de Ucrania a la Unión Europea y la NATO supone un serio problema estratégico y de seguridad para Rusia, quizá ayudaría a resolver la crisis si  la Unión Europea y la Federación Rusa se integrasen en una Gran Confederación que crease lo que el Presidente Gorvachov  denominó la Gran Casa Común Europea.

La propuesta del Consejo Editorial de Ibercampus es que todos sabemos ya por experiencia de las últimas décadas que las tecnologías digitales aceleran el espacio y tiempo: miremos todos hacia sus desafíos y empecemos a ofrecer como alternativa una especie de Conferencia y Tratado de Bretton Woods que ordene lo digital, donde estemos dispuestos a probar ideas y soluciones, también a equivocarnos, siempre que eso nos lleve hacia el objetivo ultimos de construir un mundo más humano. Pero desde ya o ahora mismo, antes de que termine por estallar la III Guerra Mundial. 

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