jueves,18 agosto 2022
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México a la cola de la conectividad móvil

La digitalización de la economía mexicana podría aumentar hasta un 4% el PIB

Redacción
México se encuentra en un acelerado proceso de transformación económica y social resultado de la incorporación generalizada de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Un estudio sobre "Los beneficios potenciales de la economía digital en México" elaborado por dos expertos en el terreno de las telecomunicaciones, Martin Cave y Ernesto Flores-Roux, concluye que una digitalización de la economía podría traer importantes beneficios para la economía mexicana.

En el estudio se aborda los cuatro sectores que están sufriendo cambios importantes por la llegada de la digitalización: comercio electrónico; banca y finanzas; salud; y educación, analizando el avance de la digitalización en México y comparándolo con el resto del mundo, con el objetivo de proponer algunas ideas de política pública y de posibles intervenciones para acelerar concretar el “dividendo digital” asociado a esta transformación. 

                   

De acuerdo a métricas construidas por varios autores y asociaciones sobre la digitalización de la sociedad de la información, la posición de México no es privilegiada en el contexto mundial. Esto es cierto tanto para mediciones de la economía digital como para aquellas publicadas por el Banco Mundial y el World Economic Forum. Importantes avances han sido alcanzados en los últimos cinco años, pero éstos no han sido suficientes para cambiar la posición relativa del país.

 

El requisito fundamental para incorporar la digitalización a la economía es contar con una conectividad confiable de alta calidad a precios asequibles en todo el país. La carencia en esta dimensión motivó una reforma radical a nivel constitucional, con cambios en la legislación y en la regulación formulada por el nuevo órgano regulador. Aunque un beneficio inmediato ha sido una reducción significativa en los precios y la atracción de nuevos competidores al mercado, aún falta por ver un aumento sustancial en la inversión y un cambio más acelerado para llegar a una estructura de mercado más equilibrada. Los resultados obtenidos, aunque positivos, aún están lejos de alcanzar los objetivos planteados.

 

Sin embargo, para hacer usufructo de los beneficios de la digitalización es indispensable contar otros factores que van más allá de la conectividad. Hemos escogido tres ejemplos relevantes. Primero, es necesario contar con un conjunto de agencias reguladoras independientes coordinadas entre sí, que necesitarán operar a lo largo de toda la economía para garantizar que la población completa se beneficia de la digitalización. El regulador sectorial IFT no abarca por completo el ecosistema digital, sino que deberá interactuar con otras agencias, entre las cuales la COFECE, la PROFECO y las instituciones del sector financiero (CNBV, Banxico, CONDUSEF) tienen un papel relevante. México ha hecho un importante esfuerzo por construir instituciones de vanguardia; el reto ahora es mantenerlas funcionando en el largo plazo, lo que permitirá que sus acciones maduren y alcancen los objetivos deseados.

 

En segundo lugar, es necesario promover la “confianza” en los sistemas digitales y las transacciones que se realizan a través de ellos. Esto incluye no sólo la confidencialidad y la seguridad de los datos personales, sino también la integridad de un sistema de pagos confiable y robusto. Finalmente, es necesario promover la “economía de las aplicaciones” para permitir el desarrollo de herramientas digitales que satisfagan las necesidades locales.

 

El estudio aborda cuatro sectores que están sufriendo cambios importantes por la llegada de la digitalización: comercio electrónico; banca y finanzas (en donde el gobierno juega un papel fundamental que se intersecta con cuestiones fiscales); salud (donde está habiendo una transformación de la administración sectorial, pero donde la relación paciente-trabajador de la salud ha sido poco afectada); y educación (que promete transformar a la sociedad, pero poco se ha avanzado, a pesar de que han sido dedicados enormes esfuerzos).

 

El impacto de la digitalización en la transformación de la economía mexicana puede ser muy grande

 

Basando el análisis en una metodología que busca medir el impacto de la conectividad en el desempeño económico en un conjunto relevante de países (utilizamos un total de 48 países), es evidente que México continúa con un rezago importante en la conectividad móvil, que es el principal medio de telecomunicación en el país. Las TIC, como todas las tecnologías de propósitos generales, tienen un impacto a lo largo de todas las cadenas productivas de la economía que se refleja en un aumento en el PIB. Eliminar el rezago que aún existe – es decir, llevarlo al nivel esperado dadas las demás características del país – podría aumentar el PIB de México en hasta 4%. Aunque este número podría ser una aspiración, creemos que es alcanzable en los próximos cinco años.

 

Para ello, será necesario utilizar herramientas de política pública simultáneamente. Por ejemplo, es indispensable mantener la presión, a través de la competencia, para extender la cobertura de las redes de datos móviles aceleradamente. Deben delinearse las directrices para abordar, desde el punto de vista regulatorio, los diferentes elementos del ecosistema digital; esto disminuirá el riesgo de inacción, confusión, paralización e inclusive contradicción en el desarrollo e implementación de la regulación. Para construir confianza, deberán abordarse varios aspectos relevantes – confidencialidad, seguridad, medidas antifraude, protección del consumidor, simplificación de varios procesos y reglas, además de la disminución de barreras de uso y apropiación.

 

Generar las habilidades digitales y la apropiación es fundamental para que exista demanda. Una de las maneras más eficientes para generar demanda es crear la necesidad de uso. El gobierno tiene un papel fundamental en este aspecto, ya que puede utilizar varios mecanismos: imposición de obligación (p.ej., declaraciones fiscales por internet), establecimiento de incentivos negativos (p.ej., cobros adicionales por actividades que no se realizan electrónicamente) y establecimiento de incentivos positivos (p.ej., entrega de beneficios económicos por comportamientos que quieren promoverse).

 

La prestación de servicios públicos (educación y salud entre ellos), cuando auxiliada por la digitalización, puede mejorar sustancialmente en calidad, temporalidad, alcance, cobertura y relación costo-beneficio. La adopción de estándares en la entrega de estos servicios, muchos de ellos prestados a nivel municipal, puede ser una herramienta poderosa para la explotación de sinergias, la reducción de costos en la prestación, la apropiación acelerada por parte de la población y la promoción de la innovación a nivel local, especialmente en software y aplicaciones.

 

Sobre los autores:

 

Martin Cave es economista especializado en regulación, derecho de la competencia y telecomunicaciones. Cuenta con varias publicaciones en este campo y ha sido profesor en la Warwick Business School, University of Warwick (Reino Unido), y en el Departamento de Economía de la Brunel University (Reino Unido). En 2010/2011 ocupó la BP Centennial Chair en el departamento de derecho de la London School of Economics. Actualmente es profesor visitante en la Imperial College Business School. Además, desde 2012 es vicepresidente de la comisión encargada de la competencia.

 

Ernesto Flores-Roux es el presidente del Consejo Consultivo del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México. Ha trabajado durante años en el sector de telecomunicaciones, destacando el apoyo a la Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT) en la apertura del sector en México en 1995-1996 y en Brasil, al Ministerio de las Comunicaciones y la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) en el proceso de apertura, liberalización y privatización en 1996-1999. Ha participado en varios estudios en toda América Latina, además de trabajos realizados para clientes en Europa, Asia y Estados Unidos. Tras años trabajando en Telefónica (México, Perú, China y Brasil), ejerció de coordinador de asesores de la Subsecretaría de Comunicaciones de la SCT. Cuenta con varias publicaciones y ponencias a nivel internacional sobre telecomunicaciones y se ha enfocado en asuntos económicos relacionados con el espectro y la competencia, así como cuestiones de inclusión social y agendas digitales.

 

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