jueves,18 agosto 2022
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¡Alerta, investigadores! Llegan las «Auditorias de la muerte»

Humor y Comunicación Política
¿Qué sabemos de cómo está la investigación en España?

Sabemos que España se encuentra a la cola de Europa en inversión en Investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

Sabemos que somos el decimoséptimo país de la UE en este aspecto, con una inversión del 1.3% del PIB., y que esta cantidad es insuficiente.

 Sabíamos, de sobra, que los centros de investigación cuyos investigadores reciban un Proyecto financiado, se quedan con un porcentaje. Las Universidades, con un 11-16%; el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), con un 19-21%, por gestionar el aspecto económico. ¡Así es como los organismos fomentan la investigación: mermando el Presupuesto!  ¿Es imaginable pensar que un gestor administrativo se llevase del 11 al 16% o del 19 al 21% de los contribuyentes cuyas cuentas gestiona? ¿O un Banco? Pues claro que no. Las Universidades y el CSIC merman ese porcentaje para alimentar nóminas de cargos que muchas veces reciben unas retribuciones elevadísimas. O sea, que unos investigadores que prestigian a una Universidad o el CSIC tienen, encima, que pagar por aumentar el prestigio.

¿Qué ignoramos muchos? Las “auditorías de la muerte”

            Y  sobre este telón de fondo absurdo, surgen las que ya se reconocen en los ámbitos universitarios como “auditorías de la muerte”. Lo que muchos investigadores desconocían es que han surgido unas auditorías que merman todavía más la financiación que reciben los investigadores. ¿Qué se les ha ocurrido a quienes siempre están pensando en esquilmar lo más posible a quienes de verdad son los pilares de la Universidad y de los organismos de investigación y quienes los prestigian? Contratar  "a porcentaje" a empresas auditoras externas para que recuperen dinero de los proyectos de investigación. Estas auditoras, exigen a los centros de investigación, tanto del CSIC como de las Universidades, que presenten las cuentas y facturas de proyectos terminados hace más de 5 años. ¿Qué hacen a continuación? Esgrimen normas burocráticas posteriores pero aplicadas con carácter retroactivo y exigen que devuelvan el dinero gastado afirmando que se han empleado indebidamente. Los centros de investigación tienen que hacer frente a esas “exacciones· de los presupuestos actuales

 

            Un ejemplo: en la actualidad, esas empresas están auditando proyectos de la convocatoria nacional de investigación de 2006. Pues bien, veamos dónde están los detalles, Los proyectos son típicamente de 3 años; así, para poder tener financiación de forma continua, los grupos de investigación tienen que solicitar proyectos cada 3 años. Los proyectos suelen ser continuación de proyectos anteriores y así los resultados (publicaciones) recompensan un proyecto o  su continuidad indistintamente. Los proyectos del plan de 2006 se realizaron en los años 2007, 2008 y 2009. Sin embargo, la normativa que esas empresas aplican para auditar la justificación de estos proyectos es la normativa actual, a la cual se acogen. Los gastos de material inventariable deben realizarse en el primer año del proyecto. ¿Resultado? Seguro que el lector no se lo cree. Están haciendo devolver las cantidades gastadas en material inventariable durante el último año del proyecto. No satisfechas  con ello, están pidiendo devolver todos los gastos realizados en los últimos meses del proyecto, incluyendo gastos fungibles, con el argumento de que los bienes adquiridos no han sido empleados en el proyecto. Lógicamente, los investigadores aprovechan estos gastos fungibles en posteriores proyectos, al igual que los proyectos del 2006 aprovechaban bienes adquiridos en proyectos de convocatorias anteriores.    

 

            “¿Cui  prodest? ¿A quiénes beneficia este invento?

 

La pregunta crucial es: ¿Quién se beneficia de todo esto? No el Estado, porque los fondos salen de los presupuestos actuales. Tampoco, los centros de investigación, porque tienen que devolver un dinero justificado hace años y no pueden incluirlo en los gastos actuales. El truco puede ser que así se mantiene la inversión en I+D+I en el 1.3% del PIB, pero reduciendo la inversión.

 

¿Y si las beneficiarias de esos fondos a porcentajes, que “detraen” de los proyectos de investigación sólo son las auditoras?.

 

La cuestión palpitante es: ¿Quiénes están detrás de estas empresas auditoras ¿A que, a pesar de ser una cuestión palpitante, resulta muy sencilla para quienes saben ver la realidad? ¿Quiénes quieren convertir la Universidad o el CSIC en un negocio a costa de los que verdaderamente trabajan?

Por cierto, las llaman “las auditorías de la muerte”. El pensar es libre, pero no hace falta tener “cinco palmos de frente”, como atribuyen los rusos a quien consideran una persona inteligente, para darnos cuenta de que a los españoles no nos las dan con queso.

Los investigadores necesitan organizarse para hacer frente a estos nuevos prestidigitadores que han  querido apropiarse de aquella definición que Ambrose Bierce daba del dentista en su Diccionario del Diablo: “Prestidigitador que nos pone una clase de metal en la boca, y nos saca otra clase de metal del bolsillo”. Ya quisiera parecerse un trabajador de estas auditoras a un odontólogo. ¿Qué clase de metal pone a los investigadores? Ninguno. ¿Qué clase de metal sacan? Que lo respondan los políticos responsables de este desaguisado; seguro que contestarán lo primero que se los ocurran. Entonces, tendrán la palabra los dramaturgos y los humoristas.

 

            O los responsables últimos de las Universidades españolas someten a una cura de adelgazamiento a quienes gozan de privilegios inconcebibles y que son quienes realmente cortan el bacalao, beneficiándose de las exacciones, o seguirán haciendo el ridículo ante la opinión pública nacional e internacional. Mientras los profesores y personal de Administración y Servicios se dedican a enseñar, investigar y gestionar, hay una casta que se afana por aprovecharse del desbordamiento de trabajo de estos profesionales.

 

Las castas universitarias son una mina para obras literarias

El comportamiento de estas castas universitarias da para obras de teatro, películas e, incluso novelas, que pueden tener un gran éxito. Y no sólo drama. Comedia de la buena. El método Grönholm se basa en un material muy modesto comparándolo con el que ofrecen las castas universitarias. ¿Cómo puede haber tenido lugar una tomadura de pelo tan grande a profesionales que dedican su vida al estudio, la investigación y la docencia?  Luego hablan de la casta política. ¿Dónde dejamos la universitaria, que no está compuesta precisamente por profesores e investigadores? Empezando por el campanudo nombre de Consejo Social. Su misión fundamental, de verdad, es consagrar los privilegios de unos castizos. Lo demás es accidental. ¿Y qué decir de las Fundaciones Universitarias? ¿Cuántas se financian con patrocinios que logran y cuántas pastan en el presupuesto de la Universidad? Decía Ortega que había que dar una vuelta a la filosofía, como damos la vuelta a un guante. Pues donde él ponía “filosofía”, pongamos “universidad”. Y esto no tiene que ver con “revolución”. Es algo más sencillo: “Ir a las cosas mismas”, como decía Husserl, y “llamar a las cosas por su nombre”


Nota aclaratoria: El nombre “auditorías de la muerte”, según me explican mis fuentes, procede de asimilarlas humorísticamente con la "estrella de la muerte", de la pelicula Star Wars. La broma consiste en que los organismos centrales son como Darth Vader y su jefe (el poder oscuro). 

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